Una de las cosas más difíciles de entender del judaísmo y las filosofías que genera es la ambivalencia que existe entre lo concreto y lo abstracto de forma constante. Por un lado su apertura hacia la variedad del pensamiento es poco común, excepto bajo ciertas premisas básicas se aceptan casi todo tipo de pensamientos sobre el texto toraico y se estudian una variedad de opiniones impresionante. Sin embargo, la halajá (ley judía) es mucho más tajante que casi cualquier otra doctrina. Tiene leyes fijas y funcionamientos claros. Para el que empieza a leer sobre Torá o a tratar de llevar una vida siguiendo las mitzvot (mandamientos) judías puede ser muy difícil entender cómo ciertos principios o conceptos abstractos toman forma en cosas tan concretas.
En mí caso, me costaba mucho entender por qué ciertas prácticas se llevaban de determinada manera o por qué ciertas cosas que disfrutaba enormemente estaban prohibidas, aún si la Torá no las prohibía expresamente, y una frustración muy grande que tuve es que la gente se mostraba reticente a contestar mis preguntas. Cuando preguntaba por qué tal halajá (ley) es de determinada manera a veces me referían al significado cabalístico o simplemente me decían que así era. Pronto comprendí que las mismas personas a las que les preguntaba no sabían la respuesta, pues ellas mismas preguntaban a otros rabinos y no pensaban en el por qué de las cosas. Sin embargo, me dieron la pauta para las respuestas.
Los poskim (legalistas)
La halajá es una ley dictaminada por personas que aceptan ciertos axiomas y funcionamientos tradicionales y conocen a fondo la construcción de esa ley. Esas personas usualmente son llamadas “poskim” (legalistas), “posek” en singular. Es gente que lleva toda su vida estudiando la Torá y el Talmud, se saben casi todos los textos judíos de memoria, aprendieron de los rabinos más grandes de su época y fueron reconocidos por una comunidad como grandes legalistas o líderes. Son los que dictaminan el futuro, las políticas públicas y la lectura halájica correcta de las comunidades ortodoxas que los siguen, son gente como los finados rab Moshe Fainstein en Estados Unidos y o rab Kanievsky en Bnei Brak, el rabinato ortodoxo o la Edá hajaredit en Jerusalén (1). ¿Quiénes son ellos y cómo llegaron a ser lo que son? Es muy difícil de definir pero tienen virtudes muy particulares que pueden ser delineadas:
Conocimiento sobre la Torá y el Talmud
Es gente que conoce a fondo la Torá y el Talmud, muy probablemente se saben todos los tratados de memoria, las discusiones que los rabinos del Talmud tienen al interior del mismo y los comentarios más reconocidos. En el Talmud está delineado todo el cuerpo legal judío. Antes de la destrucción del Templo existía el Sanhedrín y las juzgados (beit din) particulares de cada poblado, a través de estas organizaciones políticas es que la gente conocía la halajá y se llevaban a cabo los juicios públicos. La enseñanza de la ley tanto en lo privado como en lo público era oral y estaba prohibido escribirla.
Cuando se destruye el templo y el Sanhedrín, esas organizaciones y las escuelas que les enseñaban dejan de existir o se encuentran en extinción, por ello mismo, se deciden escribir los principios de la ley oral para que no se pierda; eso incluye los lineamientos bajo los cuales se hacen dictámenes halajicos. Así es como primero se compila Mishná más adelante la Guemará, es decir, el Talmud. No son textos fáciles de leer, uno debe conocer ciertos principios básicos previos a su lectura para poder entenderlos realmente. Además los tratados aunque tienen cierto orden realmente los temas importantes se trabajan a lo largo de todo el Talmud, de tal forma que uno no puede hacer un dictamen halájico correcto si sólo conoce a profundidad uno de los tratados, pues lo que aprenda en él puede llegar a contradecirse en otro y las sutilezas se pierden cuando uno no tiene los conocimientos de la discusión claros. Los poskim (legalistas) reconocidos mundialmente se saben los tratados de memoria. En Israel hay escuelas en que los niños empiezan a aprenderlos desde los siete años, de tal forma que hoy en día existen muchos jóvenes de 19 años que cuentan con esos conocimientos.
Aceptación de la tradición
Ahora, no basta con saber lo que el Talmud dice hay que saber como leerlo realmente para encontrar las respuestas que se buscan. Ello necesita de dos habilidades: la primera, un conocimiento profundo de la tradición judía, la cual te enseña cómo leerlo y; segundo, una gran habilidad intelectual para poder navegar con inteligencia el texto. En la ortodoxia además se exige que uno acepte los argumentos dados por otros rabinos anteriores a uno, porque se exige una aceptación de la tradición que precede al posek (legalista).
Los buenos poskim conocen los argumentos que los rabinos de épocas anteriores a él, desde antes de la Edad Media hasta nuestros días. En materia halájica es de suma importancia que los dictámenes que uno hace sean apoyados por la tradición, el posek antes de dar un dictamen halájico debe apoyarse en la opinión de rabinos que hicieron dictámenes parecidos o que funcionan bajo los mismos principios que él, pero que existieron antes que él. En base a qué rabino se apoyan realmente marca la diferencia que existe entre las tradiciones tan diversas que hay al interior de las comunidades ortodoxas. Hay comunidades que se basan en poskim (legalistas) que siguen el raciocinio del Rambam (Maimónides); comunidades que siguen a poskim que se basan en el Jafetz Jaím y comunidades que se basan en la tradición de la corte jasídica a la que pertenecen, como por ejemplo Beltz, Satmar, Lubavich o Vízhnitz. Sin embargo, todas pretenden seguir una tradición que se sigue peldaño a peldaño hasta las épocas del Sanhedrín y aún más, hasta Moisés.
Entender la época moderna y la situación particular de cada persona
Un buen dictamen halájico en realidad es personal y le habla directamente a quien lo pide. Cuando uno acude a un posek (legalista) o rabino, no sólo espera que la persona conozca al fondo el Talmud y esté dispuesto a continuar una tradición, también espera que sea lo suficientemente capaz de entender la complejidad de la situación que se le presenta. Los grandes poskim son hombres que saben hablarle a la comunidad que sigue sus dictámenes y que entienden lo que esas personas, buscan, esperan o necesitan. Por un lado tienen que saber cómo ese conocimiento ancestral se expresa en el mundo actual, por otro tienen que conocer los funcionamientos particulares de la comunidad a la que se dirigen, cuando le hablan a una comunidad y la situación particular de la persona cuando le hablan a un individuo.
Al final los grandes poskim se convirtieron en grandes poskim precisamente porque hubo una comunidad, que no es más que muchos individuos juntos, dispuestos a escucharlos y seguir su análisis. El posek se destaca por su sabiduría y es esa sabiduría lo que lo hace grande.
Dos historias
Hay dos historias que ejemplifican lo que estoy diciendo y que en su momento me ayudaron mucho a comprender el funcionamiento halájico y sus razones, que me gustaría compartir:
Como mencioné antes, solía sentir mucha frustración cuando preguntaba las razones de una ley determinada y no encontraba respuestas concretas. Una de las respuestas que más me desesperaban cuando le preguntaba a un maestro o rabino las razones de determinada halajá, o el origen mismo del funcionamiento halájico, era que el rabino me contestará que así como yo confiaba en él, él confiaba en su rabino y su rabino en otro rabino hasta Moisés. Me molestaba mucho porque aunque quería a mis maestros, no estaba dispuesta a confiar las acciones de mi vida en ellos. Si iba a cometer un error, que el error fuera mío y no por las decisiones de una segunda persona. Sin embargo, aunque imprecisa, la respuesta sí apuntaba hacia un lugar que me daría mayor conocimiento. Yo veía que la gente seguía ciegamente a sus rabinos cuando me pregunté qué tipo de confianza es la que estas personas están depositando en sus líderes y en qué están confiando, fue que encontré las respuestas. Cuando una persona le hace una pregunta de halajá a un rabino en el fondo confía en que él tiene mayores conocimientos halájicos que uno, que se basa en la tradición que la persona desea seguir y que tiene la sabiduría y el conocimiento del mundo suficiente para entender la situación particular de lo que se pregunta, dirigirla, y entender la profundidad del dilema que la persona ve. El rabino que da una respuesta a una pregunta halájica acepta una responsabilidad muy grande, porque toma en sus manos el futuro espiritual de la persona que pregunta.
La segunda historia me la contó un maestro en Israel en la midrashá (seminario para mujeres) en que estudiaba. Él seguía la halajá conforme a rab Kanievsky y nos contó una ocasión en la que se encontró dentro de un predicamento muy grande. En unas clases que fueron en su casa una señora olvidó un bolso con dinero, el monto no era grande, sin embargo, tampoco era una suma pequeña para ser considerada irrelevante. El maestro trató de contactarla por todos los medios posibles y no podía dar con ella, la mujer se había ido a su país de origen, nadie la conocía y además hablaba en un idioma que el maestro no entendía. Después de buscarla mucho tiempo empezó a preguntarse realmente que debía hacer con ese bolso, si realmente valía pena seguirla buscando o si debería dar ese dinero a caridad. Fue con varios rabinos y no encontró respuesta que le satisficiera hasta que acabó con rab Jaim Kanievsky el cual le dijo: “kidush Hashem es la mitzvá más grande de todas” es decir “Engrandecer el nombre de D-os es el mandato divino más grande de todos.” Con palabras muy bellas le estaba diciendo que continuara su búsqueda y el maestro así lo hizo, eventualmente pudo regresar el bolso a la dueña. Sin embargo lo que es sorprendente es que no escuchó los dictámenes halájicos de los otros rabinos, no porque carecieran de fundamentos o porque no confiara que eran personas capaces de darle un buen dictamen, sino porque ninguno le trasmitió su conocimiento con la sabiduría que rab Kanievsky hizo. Gracias a esa sensibilidad es que fue el líder más importante de Bnei Brak.
Política comunitaria
Además también existe el lado político de cómo una autoridad es aceptada y mantenida por determinado grupo, los grandes poskim en su momento también se destacaron como buenos rabinos de jóvenes y fueron aprendiendo la halajá, grandes rabinos, yeshivot (seminarios) renombradas y mismos poskim importantes que los acogieron como estudiantes; les trasmitieron sus enseñanzas y les abrieron las puertas para convertirse en lo que hoy son. Finalmente son un reflejo de la comunidad que les da el lugar que tienen y la tradición que los colocó donde están y existen desde antes de la Edad Media ¿Por qué la gente se acerca a ellos?, las explicaciones filosóficas de su labor y el funcionamiento halájico a través de estas personas son temas muy interesantes que quedan a tratar.
Notas:
1) Los ejemplos que se dan en este escrito hablan sobre comunidades ortodoxas, las comunidades conservadoras y reformistas tienen sus propios funcionamientos que se distinguen entre sí y no se exploran a continuación
Aranza Gleason / enlace judío