A los 11 años, la vida de una niña israelí dio un giro de 180 grados. Liel Brostinov nació con un tímpano de estructura distorsionada, toda su vida sufrió tanto por la apariencia de su oreja como por su marcada discapacidad auditiva. Una cirugía única a la que se sometió hace poco corrigió ambos problemas. “Miro a mi hija y no puedo creer lo que veo. De pronto su oído es perfecto, del mismo tamaño que el otro. Realmente es ciencia ficción», dice con felicidad Jenny Rostinov, su madre.
«Un pedazo de piel”
Cuando Jenny se recuperó, llevaron a la beba hasta su cama y la acostaron. «Miré a Liel y vi que en lugar de oreja tenía un pedazo de piel colgando. Una imagen así siempre es difícil de digerir para una madre, estaba conmocionada, me inundaron los malos pensamientos: ¿Por qué no lo habían visto en las simulaciones? Y si lo habían visto, ¿Por qué no me avisaron y me dieron el derecho a elegir si seguir o no con el embarazo?», reconstruye Jenny.
Según ella, ningún médico se molestó en hablarles y explicarles cuál era la causa de la malformación y qué consecuencias tenía, más allá del aspecto físico.
A pesar del problema, Liel tuvo un desarrollo adecuado, y era monitoreada con frecuencia para asegurarse que la evolución de su rostro fuese simétrica. «Gracias a Dios la simetría no se vio perjudicada. En ese momento me costó mucho aceptar su discapacidad», admite la madre. «En los primeros años, cuando salíamos de casa, me aseguraba de tapar su malformación con un moño en el pelo o lazos que le ponía en la cabeza».
Pasados unos años y superado el shock inicial, la madre dejó de avergonzarse e incluso transmitió fuerza a su hija. “En muchas conversaciones, conforme crecía, le transmití que ella era una niña normal y querida, que debía aceptar este problema, vivir con él y no darle mayor importancia”, explica.
Según la madre, las charlas motivacionales hicieron su parte. Liel creció como una niña segura y fuerte, que no oculta su defecto detrás del pelo ni de cintas en la cabeza. Incluso la discapacidad auditiva fue parcialmente resuelta con el uso de audífonos externos desde sus seis años.
«Todos estos años la pediatra nos dijo que alrededor de los diez u once años, los niños están en condición de ser operados. Pero la operación es bastante compleja porque agarran un hueso de las costillas, le quitan el cartílago y se lo implantan para restaurar la estructura de la oreja», detalla la madre. «La verdad es que estaba muy preocupada. ¿No alcanza con que le falte una oreja, ahora le van a quitar una costilla? ¿Y quién sabe cuánto dañará su postura?», recuerda.
En medio de su preocupación, conoció acerca de una particular intervención que se lleva a cabo en el Centro Médico Pediátrico Schneider de Israel, que no requiere de la extracción de huesos del pecho. «Fuimos a por ella, sin pensarlo dos veces», afirma. «En el mes de junio, después de 12 horas de angustiosa espera en la puerta del quirófano, recibí a una niña con un oído perfecto y cuya audición mejorará con el tiempo», expresa con entusiasmo.
La innovadora cirugía de Liel combina dos procedimientos: reconstrucción del pabellón auricular mediante un implante e implantación de un audífono anclado al hueso. «El método habitual para reconstruir la oreja que falta es extraer tres costillas del pecho, las cuales el médico talla durante la operación en forma de pabellón auricular y lo implanta debajo de la piel», describe el doctor Assaf Olshinka, especialista en cirugía plástica del Centro Médico Schneider con especialización en reparación de malformaciones congénitas y del cráneo, cirujano a cargo de la operación de Liel.
Como parte del procedimiento, el cirujano toma el tejido por encima del músculo de la sien, cubre el implante e introduce los vasos sanguíneos. «El tejido vivo crece con el tiempo en el implante, hasta que se convierte en parte de él», detalla Olshinka.
Cuando se completa la fase de diseño del pabellón auricular y se repara la parte estética, entra en acción el doctor David Olnowski, especialista en otorrinolaringología pediátrica y director del Servicio de Otorrinolaringología Pediátrica de Schneider. «Perforo dentro del cráneo, detrás del auricular, allí coloco un tornillo de titanio dentro del hueso, le pongo un imán y suturo. A los pocos meses, el tornillo con el imán penetra en el cuerpo y pasa a formar parte de él.
Ariela Ayalony / netespanol.com