Revelado: Primer ministro sirio fue agente doble y dio información crucial a líderes sionistas



Jamil Mardam

En el verano de 1945, nadie era más odiado por los funcionarios franceses en Siria y el Líbano que Jamil Mardam. La información de inteligencia obtenida por Francia reveló que Mardam, el primer ministro de Siria bajo el mandato francés en ese país, había sido reclutado por el Brigadier Iltyd Nicholl Clayton, jefe del MI6 en el Oriente Medio, y por Nuri Sa’id, el primer ministro iraquí. 

Según se informa, Mardam también había aceptado un plan por el cual Siria, tras la expulsión de Francia de los territorios de su mandato, se uniría a Irak y a Transjordania bajo la familia hachemita, y Gran Bretaña, que controlaba esos dos países, disfrutaría de hegemonía también en Damasco. Por la parte de Mardam en lo que se llamó el plan de la “Gran Siria”, recibió generosas sumas y se le prometió que gobernaría en Siria, bajo el monarca hachemita.

Esa información fue sólo la primera parte de un dramático y hasta entonces desconocido episodio que ayudó a moldear el Medio Oriente tal como lo conocemos. Lo que sucedió fue que los franceses decidieron explotar la situación para sus propios fines y comenzaron a chantajear a Mardam. Amenazaron con publicar los documentos en su poder y filtrar la información a sus enemigos políticos. Mardam finalmente renunció en agosto de 1945 después de consultar con sus manejadores británicos, pero ellos no sabían que había capitulado al chantaje y se había convertido en un doble agente. En ese período, con el futuro de la región en juego, Mardam proporcionó a los franceses información valiosa sobre las intenciones de los militares y los servicios de inteligencia británicos en el Oriente Medio.

Pero la historia no termina ahí. La investigación en los archivos franceses e israelíes, junto con una revisión de los documentos del gobierno sirio, ahora muestra que el primer ministro sirio fue manejado por un agente de inteligencia sionista junto con los franceses. La información que fue transmitida a través de sus auspicios a David Ben-Gurion fue fundamental para la estrategia del líder sionista durante el período previo al establecimiento del Estado.

Todo comenzó en octubre de 1945, cuando los franceses se encontraron con un nuevo problema. Mardam había sido nombrado embajador de Siria en Egipto y su enviado a la sede de la Liga Árabe en El Cairo, pero los franceses tuvieron dificultades para utilizarlo allí sin despertar sospechas. La solución fue reclutar a Eliahu Sasson para la misión de transmitir la información proporcionada por Mardam.

Eliahu Sasson


Sasson, que era entonces el jefe de la división árabe del departamento político de la Agencia Judía, había sido nombrado por el jefe de la Agencia, Ben-Gurion, en febrero de 1945 para coordinar la cooperación con la inteligencia francesa. Sasson, nacido en Siria, conocía a Mardam y se había reunido con él en 1937, cuando este último había ocupado un mandato anterior como primer ministro. Los franceses, que conocían bien a Sasson y tenían en alta estima sus capacidades operativas, comenzaron a colaborar con él en el manejo de Mardam.

Los documentos muestran que el 12 de noviembre de 1945, Sasson se reunió con Mardam en El Cairo; lo hizo nuevamente seis días después, cuando Mardam visitó Jerusalem como jefe de una delegación de la Liga Árabe para organizar la representación palestina en la Liga. Después de estos encuentros, Ben-Gurion se reunió con Sasson, y en una anotación en su diario del 22 de noviembre, relató detalles de las conversaciones del funcionario de la Agencia Judía con Mardam. Esta es una de las pocas ocasiones en las que Mardam puede ser identificado directamente como una fuente de inteligencia de Ben-Gurion. En los años siguientes, tanto la inteligencia francesa como Sasson ocultaron por diversos medios el hecho de que Mardam era la fuente de información, para no exponerlo.

Sin embargo, la información descubierta por primera vez en el diario de Maurice Fischer, un oficial de inteligencia del cuartel general militar de las Fuerzas Francesas Libres en Beirut, que había servido anteriormente en la milicia preestatal de la Haganá y que más tarde se convertiría en el primer embajador de Israel en Francia, proporciona pruebas adicionales de que Mardam era una importante fuente de información para Ben-Gurion. Fischer escribe que Mardam reveló el plan secreto anglo-iraquí para establecer la llamada Gran Siria a los agentes sionistas en El Cairo.

Otra confirmación de la importancia del enviado sirio frente al esfuerzo sionista aparece en un informe de Nahum Wilensky, que sirvió de enlace entre Fischer y los altos cargos del departamento político de la Agencia. En un informe de septiembre de 1945, señaló que un general [francés] relató, entre otras cosas, que los franceses están en posesión de documentos autorizados que atestiguan que muchos dirigentes sirios recibieron sumas de dinero de los ingleses. Los franceses están esperando un momento propicio para publicar estos documentos, y mientras tanto los están utilizando para presionar a los líderes nombrados en los documentos. A la cabeza de la lista está Mardam”.

Desde julio de 1945, Ben-Gurion se preparó para la posibilidad de un ataque de los Estados árabes si el Estado judío declaraba su independencia. Pero la información de Mardam hizo que la atención se centrara en otro lugar. Ben-Gurion se enteró de que la amenaza inmediata al establecimiento del Estado judío no radicaba en un ataque de los ejércitos árabes, sino más bien en el plan de los comandantes militares británicos y las agencias de inteligencia de Oriente Medio para frustrar ese desarrollo por otros medios. Entre ellos figuraban la declaración de la milicia de la Haganá como organización terrorista y su desarme, y la aplicación del plan de la Gran Siria, en virtud del cual se crearía una entidad judía limitada en el Mandato Británico de Palestina, pero no un Estado independiente. Al parecer, también fue Mardam quien reveló el hecho de que la inteligencia británica había reclutado a un agente que estaba operando en la Agencia Judía y transmitiendo a sus superiores información sobre las discusiones que estaban teniendo los dirigentes de la Agencia, incluidas copias de las actas de sus reuniones más secretas.

Según la información transmitida por Mardam, los gobernantes árabes, temerosos de la intervención soviética, habían decidido ayudar a los británicos en caso de una guerra total en el Oriente Medio entre la Unión Soviética y Occidente, mientras que la política de Londres era jugar con el tiempo para rehabilitar su economía y establecer relaciones con los Estados Unidos sobre una base sólida. En cuanto a la cuestión palestina, en las deliberaciones del Consejo de la Liga Árabe se expresó la preocupación de que la actual inmigración judía a Palestina permitiría a la Haganá desplegar un ejército de unos 80.000 soldados y que “nunca podremos igualarlos en cuanto a preparación y organización, aunque los ingleses nos ayuden”. Por consiguiente, los líderes árabes querían que el ejército británico permaneciera en Palestina.

Al final, el plan de la Gran Siria fue frustrado por el monarca saudí, Ibn Saud, que lo vio como una amenaza para su reino. Consiguió el apoyo del Presidente de los Estados Unidos Harry Truman y del Departamento de Estado, lo que dio lugar a una fuerte presión sobre Londres. El 14 de julio de 1946, el gobierno británico se vio obligado a declarar que no apoyaba el proyecto de la Gran Siria. No obstante, el ejército y los servicios secretos británicos en el Oriente Medio continuaron sus esfuerzos por establecer una Gran Siria hachemita como parte de una alianza de defensa regional contra la amenaza soviética.

Volver a Damasco

La información que fue transmitida a través de Mardam a David Ben-Gurion fue fundamental para la estrategia del líder sionista durante el período previo al establecimiento del Estado.

Los acontecimientos que ocurrieron en 1946 confirmaron la exactitud de la información transmitida por Mardam sobre las intenciones militares británicas en Palestina. Para empezar, en mayo de ese año el Brigadier Iltyd Clayton, en colaboración con Abd al-Rahman al-Azzam, secretario de la Liga Árabe y también agente británico, inició una reunión de los jefes de los Estados árabes en el Palacio de Inshas en El Cairo. Las resoluciones de la conferencia afirmaban por primera vez que el sionismo constituía un peligro no sólo para los palestinos sino para todos los Estados árabes. Una segunda reunión del consejo de la Liga Árabe se celebró en junio en Bloudan, cerca de Damasco. Algunas de sus resoluciones, que eran secretas, afirmaban que existía el peligro de una confrontación militar con el movimiento sionista, y en ese caso los Estados árabes tendrían el deber de ayudar a sus hermanos palestinos con dinero, armas y mano de obra.

Mardam estuvo presente en las discusiones de Bloudan, al igual que Sasson, que regresó después a Jerusalem con la información sobre las resoluciones secretas.

Posteriores movimientos del ejército británico y los servicios secretos corroboraron la información de Mardam. El 29 de junio de 1946, en lo que se conoció como “la Operación Agatha” – o “Black Sabbath”, en hebreo – unidades del ejército británico arrestaron a los líderes de la Agencia Judía, en particular al jefe de la política exterior Moshe Sharett, confiscaron los archivos de la sede de la Agencia en Jerusalem y allanaron un gran número de kibbutzim en busca de armas ilegales. El verdadero objetivo de la operación era desarmar a la Haganá y sustituir a los “líderes extremistas” -en primer lugar Ben-Gurion- por figuras más moderadas.

La operación británica fracasó en gran medida, ya que los detalles sobre ella se habían filtrado a los dirigentes de la Haganá dos meses antes. Ben-Gurion escapó al arresto, ya que estaba en París en ese momento. Los británicos también intentaron encontrar pruebas del apoyo francés al movimiento sionista – los archivos de Eliahu Sasson fueron de los primeros que incautaron – pero no encontraron nada que lo sugiriera.

Para justificar la Operación Agatha, el 25 de julio, tres días después del bombardeo del Hotel Rey David en Jerusalem, el gobierno británico publicó un “libro blanco”, que incluía cables codificados interceptados que, según afirmaba, indicaban que los líderes de la Agencia Judía y la Haganá eran responsables de actos de terrorismo. Dos días después, Ben-Gurion celebró una conferencia de prensa en París en la que condenó enérgicamente la voladura del Hotel David por la milicia revisionista Irgun (Etzel), rechazó las afirmaciones de la participación de la Agencia Judía y la Haganá en el atentado e imputó la responsabilidad del Black Sabbath a los comandantes del ejército británico en El Cairo y a los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Fue más explícito en un mensaje a la conferencia del partido Mapai el 23 de agosto: “El asalto del 29 de junio fue preparado en marzo o abril de este año por los iniciadores de la política británica en Oriente Medio – el círculo más reaccionario de la burocracia diplomática, militar y colonial, cuyo centro está en El Cairo”. Después de todo, Ben-Gurion había sabido de estos planes antes, por la información proporcionada por Mardam.

Cuerdas y gatillos

En diciembre de 1946, Clayton obligó al presidente sirio Quwatly a destituir al primer ministro, Saadallah al-Jabiri, por su participación en el fracaso del plan de la Gran Siria, y a sustituirlo por Jamil Mardam. La medida tenía por objeto permitir que Mardam asegurara una mayoría parlamentaria para el plan. Pero Mardam empezó a distanciarse de los británicos, aunque el MI6 seguía viéndolo como un agente de confianza, y a demostrar una mayor disposición a cooperar con los franceses. La corroboración indirecta de esto se encuentra en los documentos del gobierno sirio. Por ejemplo, Mardam advirtió a su embajador en Londres sobre las intrigas de “nuestros amigos británicos que nos advierten sobre los intentos franceses de agitar el fermento entre los drusos y las tribus beduinas en el desierto de Siria contra el gobierno de Damasco, cuando en la práctica sus agentes son responsables de esto”.

El regreso de Mardam a Damasco desde El Cairo permitió a los franceses dirigirlo directamente, sin la mediación de Sasson. En el verano de 1946, Francia había establecido relaciones diplomáticas con Siria y había creado un consulado en Damasco en el que los agentes de los servicios de inteligencia operaban bajo la apariencia diplomática. Estos representantes pudieron reunirse con Mardam en su capacidad oficial sin despertar sospechas.

En cualquier caso, tras el fracaso de los esfuerzos británicos por resolver por la fuerza el problema de los judíos en Palestina, la misión se impuso a los ejércitos árabes. He descrito esta etapa, que comenzó en agosto de 1947 y alcanzó su punto álgido con la invasión del naciente Estado judío por los ejércitos árabes tras la creación del Estado, en mayo de 1948, en dos artículos anteriores en Haaretz (septiembre de 2014; mayo de 2020). René Neville, el cónsul francés en Jerusalem, calificó acertadamente a Clayton y a otros agentes británicos de “tiradores de cuerda” y a los líderes árabes que fueron maniobrados por ellos de “apretadores del gatillo”.

Tras la derrota de los Estados árabes en la guerra de 1948, vientos huracanados de disturbios políticos, sociales y económicos barrieron los antiguos regímenes de Siria, Egipto e Irak. Una de las víctimas de los disturbios fue Jamil Mardam. En diciembre, tras una aguda crisis político-económica en Siria, se vio obligado a dimitir de nuevo como primer ministro. Pasó sus últimos años en El Cairo, donde murió en 1960, permaneciendo desconocido hasta ahora el capítulo de su vida en el que colaboró con los franceses y los sionistas.

En febrero de 1947, Ben-Gurion se reunió en Londres con el Secretario de Asuntos Exteriores británico Ernest Bevin y elogió a Mardam como un líder árabe moderado. Probablemente, si las circunstancias lo hubieran permitido, Ben-Gurion se habría expresado aún más calurosamente sobre el primer ministro sirio.

Meir Zamir / Haaretz

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