Abdullah Ahmed Abdullah, el terrorista de Al-Qaeda eliminado en Irán.
La eliminación en Teherán de un líder de Al-Qaeda, supuestamente llevada a cabo por agentes israelíes a petición de Estados Unidos, fue precedida por numerosas colaboraciones entre el Mossad y la CIA. ¿Qué consecuencias enfrentará Irán?
Abdullah Ahmed Abdullah, también conocido como Muhammad al-Masri, fue hasta agosto uno de los pocos supervivientes del liderazgo original de la organización terrorista Al-Qaeda, y su eliminación en un suburbio de Teherán de este año plantea muchas preguntas. ¿Por qué se dio a conocer el asesinato solo ahora, tres meses después de que se llevara a cabo? ¿Y por qué ninguna de las partes deseaba admitir lo sucedido inmediatamente después de la operación?
La primera y obvia pregunta, en primer lugar, es ¿por qué al-Masri fue asesinado ahora, después de que los estadounidenses conocieran su ubicación desde 2003? La respuesta es, aparentemente, bastante simple: al-Masri fue el hombre que planeó los ataques infernales en las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania en agosto de 1998, y luego orquestó otro ataque en Mombasa, Kenia. También fue el encargado de dar la orden para llevar a cabo los atentados. A partir de esto, no es difícil concluir que si Israel estuvo realmente involucrado en el asesinato de al-Masri, entonces el ataque tenía la intención de mostrar al mundo y a los terroristas que Estados Unidos e Israel no olvidan ni perdonan, y por lo tanto, la operación se llevó a cabo en el 22° aniversario de los ataques terroristas.
Según el artículo de The New York Times, Israel estuvo detrás del asesinato de al-Masri, y lo hizo a pedido de Estados Unidos. La pregunta es ¿por qué? Primero, porque Israel también tiene una cuenta sangrienta con al-Masri, debido al ataque en Mombasa en el que perdieron la vida tres turistas israelíes y por otros atentados planeados por él. En segundo lugar, debido a que si Israel tiene una infraestructura operativa en el territorio de Irán, entonces probablemente sea más eficiente y capaz de operar con mayor precisión y rapidez que la infraestructura operativa encubierta de la CIA en el país. Desde el comienzo de la última década, se ha atribuido a Israel una gran cantidad de eliminaciones de científicos nucleares iraníes.
Los medios de comunicación extranjeros también informaron en el pasado que Israel había logrado causar graves daños al proyecto nuclear iraní, aunque no ha podido detenerlo por completo. Miembros del Mossad que operaban dentro de Irán también lograron descubrir y eliminar el archivo nuclear iraní.
Al-Masri fue considerado buscado durante mucho tiempo, pero no había autorización para eliminarlo. Por el contrario, el único asesinato conocido de un terrorista iraní, Qassem Soleimani, se llevó a cabo el pasado mes de enero en suelo iraquí y no en el propio Irán. Todo esto podría indicar que Israel tiene una infraestructura bien establecida de actividad operativa encubierta y, de ser así, era de esperarse que la comunidad de inteligencia estadounidense, y especialmente la CIA, le pidiera a Israel que cerrara una cuenta antigua para ellos en el aniversario simbólico de los crímenes de al-Masri.
La asistencia mutua entre las agencias de inteligencia estadounidenses y el Mossad israelí no es nueva. Según informes en el extranjero, una de las operaciones conjuntas fue el asesinato de un líder de Hezbollah, Imad Mugniyah, en febrero de 2008, en Damasco. Israel tenía una cuenta pendiente de larga data con el terrorista, a quien se consideraba el jefe militar de Hezbollah, pero los estadounidenses también tenían una cuenta abierta con él desde la década de 1980, cuando estuvo detrás de las explosiones que mataron a cientos de marines en Beirut y detrás del secuestro de un avión de TWA.
Por lo tanto, era de esperarse que Estados Unidos e Israel cooperaran para eliminarlo.
Según las mismas publicaciones, los estadounidenses contribuyeron al asesinato de Mughniyah con una infraestructura operativa que reunió información de inteligencia y preparó la operación, e Israel mismo llevó a cabo el asesinato del architerrorista. Otra colaboración sobre la que se informó en The New York Times fue en la operación de guerra cibernética «Juegos Olímpicos», que también fue realizada en 2008. A través de una penetración en las computadoras del Organismo de Energía Atómica de Irán y en las centrifugadoras enriquecedoras de uranio, Israel y Estados Unidos provocaron un retraso significativo en el programa nuclear militar iraní. Hay muchos más ejemplos, algunos de los cuales aún no han sido revelados.
Todos optaron por el silencio
Sin embargo, esto plantea otra pregunta intrigante: ¿por qué los funcionarios de inteligencia estadounidenses afirmaron que «agentes israelíes» eliminaron a al-Masri? El terrorista ha estado durante mucho tiempo en la parte superior de la lista de buscados del FBI, pero hasta ahora no ha habido una confirmación oficial de una fuente confiable en Estados Unidos, Israel, Irán o incluso en el liderazgo de Al-Qaeda. De pronto, fuentes de inteligencia estadounidenses afirmaron que al-Masri fue eliminado, de qué forma fue se llevó a cabo la operación, y que el asesinato fue llevado a cabo por agentes israelíes.
Aparentemente, el motivo del informe estuvo relacionado con intención de humillar al régimen de Irán, tanto en el ámbito internacional como en el ámbito doméstico iraní, porque el asesinato reveló un hecho conocido por los servicios de inteligencia occidentales: la República Islámica chiíta dio refugio a terroristas sunitas que llevaron a cabo una serie de atentados en los que murieron miles, incluidos los ataques contra las Torres Gemelas en 2001 y en embajadas de Estados Unidos en todo el mundo.
Cabe señalar que Al-Qaeda es una organización sunita que se considera enemiga de la corriente musulmana chiíta liderada por Irán. Sin embargo, la República Islámica ha dado refugio a terroristas sunitas. El asesinato destinado a mostrar este hecho al mundo se llevó a cabo justo antes de que el Consejo de Seguridad tuviera que decidir si continuaba el embargo de armas a Irán, por lo que tanto Estados Unidos como Israel tenían interés en llamar la atención sobre el hecho de que Teherán está dando cobijo a líderes terroristas.
Los ciudadanos iraníes y las organizaciones chiítas que trabajan en su nombre también tienen buenas razones para hacerse preguntas: ¿por qué brinda Irán refugio a los yihadistas sunitas de alto rango que, además de dañar a los estadounidenses y elementos occidentales allí, también pretenden dañar a los musulmanes chiítas? ¿Por qué Irán, que está luchando junto al ejército de Assad en Idlib, en el norte de Siria, contra un grupo relacionado con Al-Qaeda, alberga a miembros de alto rango de la organización terrorista en su territorio? La respuesta a esto es que los iraníes, incluso los extremistas entre ellos, tienen una motivación yihadista chiíta, y no se detienen en detalles sobre aquellos que puedan ayudarlos a lograr sus objetivos. Protegieron a al-Masri, al hijo de Osama bin Laden y otros, porque pensaron que podrían haberlos usado para dañar a los estadounidenses y a Israel, entre otros.
Al principio, Irán dio refugio a los terroristas sunitas que huyeron de los estadounidenses que invadieron Afganistán, porque los ayatolás creían que los musulmanes que huían de los “cruzados” estadounidenses debían recibir refugio. Más tarde, sin embargo, Irán usó a estas personas para dos propósitos: llevar a cabo actividades terroristas en el extranjero y como “moneda” para el intercambio de prisioneros y rehenes con afiliados de Al-Qaeda en los vecinos Afganistán y Pakistán.
El elemento principal que indica que los iraníes retuvieron a al-Masri debido a sus habilidades terroristas y como garantía para que Al-Qaeda no dañara a Irán, es el hecho de que lo alojaron en un vecindario llamado, no por casualidad, «Pasdaran», que es el nombre persa de la Guardia Revolucionaria iraní. Cuando un líder terrorista sunita de una organización rival fue enviado a vivir en el barrio de la Guardia Revolucionaria en Teherán, donde aparentemente también viven altos mandos de esta facción militar, es posible entender quién quería usarlo y quién quería protegerlo.
En cualquier caso, el barrio protegido de la Guardia Revolucionaria no protegió a al-Masri, y parece que todas las partes involucradas decidieron que era mejor no hablar de eso. Los iraníes, por supuesto, tenían interés en ocultar tanto al mundo como a su pueblo su uso cínico y los intereses comunes que existen con un enemigo ideológico y religioso acérrimo, por lo que trataron de oscurecer y ocultar el incidente y no confirmaron los rumores.
Al-Qaeda tampoco tenía interés en anunciar la eliminación de al-Masri, con el fin de evitar un golpe anímico a la organización.
Si Israel estuvo involucrado en el asesinato, en un principio los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel tampoco tenían intenciones de publicar nada, para dificultar a los iraníes averiguar exactamente quiénes eran los perpetradores de la operación y por qué lo hicieron.
No todo es siempre claro en estos temas, pero ahora, tres meses después de la operación, cuando aparentemente ya no hay evidencias del asesinato y los iraníes no pueden dar con los perpetradores del mismo, seguramente Estados Unidos e Israel tenían interés en decir «lo hicimos y juntos». La administración Trump estaba interesada en demostrar una vez más que Estados Unidos sabe cómo cerrar una cuenta de una manera que disuade a otros architerroristas. Aparte de la disuasión de esta operación, demuestra a los ciudadanos de Irán que no están seguros y que su régimen es mucho más débil de lo que parece. Este efecto, que socava la confianza, es muy importante para Israel, especialmente ahora que Irán vuelve a acelerar su programa nuclear.
Ynet Español