Las soluciones israelíes al problema de la desertificación




La desertificación, un fenómeno que preocupa al mundo entero.

Comenzó en Israel una conferencia internacional para el abordaje de un fenómeno global. Riego por goteo y una “nariz electrónica”, entre los desarrollos de un campo en el que Israel es una referencia mundial.

La agricultura mundial está en crisis: la población mundial crece y al mismo tiempo los recursos para producir alimentos, como el agua y la tierra, disminuyen al punto de amenazar la seguridad alimentaria global. Y la necesidad de producir mayor cantidad de alimentos, combinado con el deseo de hacerlo al costo más bajo posible, tienen consecuencias como el fenómeno de la desertificación.

Se trata de áreas de tierras destinadas a la agricultura que se vuelven áridas debido a los procesos de degeneración del suelo, la mala gestión del sistema hídrico, el calentamiento global y el cambio climático. Según especialistas, cada día unas 1.300 hectáreas se vuelven infértiles, un proceso que ya provoca hambre, pobreza, inundaciones y epidemias en diferentes regiones del planeta.

“La palabra desertificación nos lleva a imaginar desiertos interminables de África, pero en realidad se trata de la transformación de tierras fértiles en áridas, ya sea por factores humanos o indirectos como el cambio climático”, explica el profesor Pedro Berliner del Instituto Blaustein para la Investigación del Desierto de la Universidad Ben Gurion. “Hay regiones en crecimiento que se están volviendo desérticas y los efectos sobre estas poblaciones son severos, en ocasiones irreversibles”, agrega.

El sur de Europa y sus países centrales ya empiezan a ver los efectos de este fenómeno que guarda relación estrecha con el mal uso de la tierra: grandes cantidades de fertilizantes, absorción de más agua de lo habitual y otras formas de intervención excesiva pueden alterar el equilibrio natural de los suelos y generan desertificación. Por eso este fenómeno es más notorio en países en desarrollo, cuyos agricultores no están acostumbrados, calificados o informados sobre el uso adecuado de tecnologías innovadoras para la agricultura.

Según Berliner, en Israel hay razones para el optimismo: “Aquí el fenómeno es inverso, la zona de desierto se redujo gracias a la aplicación de tecnologías que son el resultado de una política de investigación intensiva de muchos años. La capacidad israelí de convertir un desierto en un área agrícola fértil es un ejemplo para los investigadores de todo el mundo que quieren combatir la desertificación”, afirma.

Por eso Israel desempeña un papel importante en la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), un organismo de la ONU que intenta frenar los efectos negativos de este fenómeno. Y la ONU, en conjunto con el Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, auspician la 7° Conferencia Internacional sobre Desertificación cuya sede es la Universidad de Ben Gurión, pero que se desarrollará en modalidad online debido a la pandemia de coronavirus.


Riego por goteo, una marca registrada israelí

En la 7ª Conferencia Internacional sobre Desertificación se presentarán, ante expertos de todo el mundo, diferentes propuestas de desarrollos israelíes cuyo objetivo es atacar al principal problema: el mal uso de los recursos naturales. “La mayoría de los países del mundo no saben cómo usar el agua, en promedio el 50% del agua que llega a los campos no se utiliza de manera óptima”, afirma Naftali Lazarovitch, director del Instituto de Agricultura y Biotecnología de la Universidad Ben Gurion.

Desde 1965 el método de riego por goteo desarrollado en el kibutz Netafim es el avance tecnológico que marcó un camino de innovación agrícola para Israel. “Gracias a ese sistema en este país se utiliza un 80% de los recursos de manera óptima, y no solamente el agua sino también los fertilizantes y pesticidas que se transfieren por goteo a las plantas”, describe Lazarovitch sobre ese posicionamiento de vanguardia israelí que atrae la atención de países desarrollados como España, Francia e Italia.

Las décadas de desarrollo e investigación que lleva Israel en la materia también le permitió estudiar con detalle el comportamiento de las plantas y los suelos a través de herramientas de tecnología avanzada similares a las que se utilizan en medicina, como la resonancia magnética, que buscan una mayor comprensión del tránsito del agua dentro de cada plantación. Esto permite entender cómo responde cada planta a la escasez de agua y al mismo tiempo permite maximizar el provecho del recurso hídrico.

El doctor Uri Hochberg, director de Investigación Agrícola del Instituto Volcani, es uno de los investigadores líderes en esa materia. “Esto ayudó a responder preguntas sin solución desde hace décadas y esperamos que pueda perfeccionar los modelos de consumo de agua”, aseguró el profesional que presentará sus últimos avances en la conferencia internacional, algunos de ellos alcanzados con la colaboración de investigadores de Harvard.

La “nariz electrónica” es, además, una esperanza contra el COVID-19

Otro avance tecnológico que se presentará en el congreso es una “nariz electrónica” que comenzó a desarrollarse en la universidad Ben Gurion y consiste en la detección de enfermedades de las plantas a través del olor de diferentes insectos, bacterias, hongos o virus.

“Cuando un ácaro rojo llega a una planta, se alimenta de ella y se reproduce, provoca un daño grande y un aumento de los gastos de cultivo. En definitiva, aumentan los precios y llega menos comida a los platos”, explica la doctora Vered Zin, investigadora del Instituto del Desierto de la Universidad Ben Gurion, sobre la relevancia de la detección temprana de una plaga a través del sistema tecnológico que presentarán en la convención.

Zin presentará esta tecnología para su aplicación en la agricultura, pero el uso de la “nariz electrónica” también está siendo investigado para un diagnóstico temprano del coronavirus, un terreno que se comenzó a explorar en los últimos meses debido al contexto de pandemia.

Ynet Español

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