¿El judaísmo cree en la astrología?
¿Tiene alguna validez o es una tontería pagana que se infiltró en las enseñanzas judías? ¿Hay algún problema en leer el horóscopo en el periódico, sólo por diversión?
Respuesta del Rabino de Aish
Gracias por tu importante pregunta. La creencia judía es que la astrología es una fuerza real. Es uno de los medios que Dios puso en el mundo para canalizar las fuerzas espirituales hacia el mundo físico (De más está decir que para el judaísmo, no es una fuerza independiente de Dios, ya que no existe tal cosa). Las personas se ven influenciadas por factores tales como el día de la semana en que nacieron y la constelación predominante en el momento de su nacimiento (ver en particular Talmud, Shabat 156a). En cierto grado, el zodíaco también dirige las fuerzas que fluyen hacia la tierra en cada momento y pueden utilizarse —a grandes rasgos— para predecir eventos futuros.
Si bien la ciencia de la astrología prácticamente se ha dejado de lado en la actualidad, las civilizaciones antiguas estaban mucho más familiarizadas con ella.
Ahora bien, aunque es cierto que estas fuerzas existen, la Torá prohíbe tanto el estudio de la astrología como consultar adivinos sobre el futuro. Ver, por ejemplo, Deuteronomio 18:10-12: «No habrá en ti… quien practique adivinación, un astrólogo, alguien que lea augurios o un hechicero… o alguien que consulte a los muertos. Porque es una abominación para Hashem todo el que haga estas cosas, y a causa de estas abominaciones Hashem tu Dios los expulsa [a los canaanitas] de delante de ti» (ver también Levítico 19:26 y Shulján Aruj I.D. 179:1).
Si bien tales prácticas son medios para descubrir potenciales eventos futuros, también son formas oscuras y malvadas de hacerlo a través del uso de fuerzas sobrenaturales prohibidas, en lugar de recurrir a Dios mismo. La Torá dice que en cambio Dios nos enviará profetas para hacernos conocer Su voluntad y lo que nos depara el futuro (v. 15). Más aún, está escrito: «Serás íntegro con Hashem tu Dios» (v. 13). En lugar de intentar adivinar el futuro, confía en que Dios hará que ocurra lo que es bueno para ti. Retorna a Dios y rézale; deja tus preocupaciones por el futuro en Sus manos.
El Talmud (Shabat 156a) declara otro principio: «No hay mazal (una constelación dominante) sobre Israel». Si bien los astros influyen sobre el mundo, los judíos podemos elevarnos por sobre ellos a través de la plegaria y el mérito personal. El Talmud ilustra esta idea con un incidente que le ocurrió a la hija de Rabí Akiva. Un adivino le informó a Rabí Akiva que su hija moriría por la mordedura de una serpiente en el día de su boda. Pero el día de la boda no ocurrió nada. A la mañana siguiente de la boda, la hija fue a buscar un broche para el cabello que la noche anterior había colocado en una grieta de la pared, y descubrió que había clavado el broche sobre una serpiente, matándola. Su padre le preguntó si sabía por qué había ocurrido eso. Ella explicó que el día anterior, en la boda, cuando todos estaban ocupados, un hombre pobre se presentó en la puerta pidiendo caridad y nadie tuvo tiempo para ayudarlo. Ella le dio su propia porción de comida. Rabí Akiva le dijo: «Hiciste una buena acción» y aplicó a ella el versículo: «La caridad salva de la muerte» (Proverbios 10:2).
Además de todo esto, los sabios entienden que la práctica de la astrología es una ciencia muy inexacta y para nada confiable. El profeta Isaías describe a los adivinos como «chirriantes y quejosos» (8:19). Como dice el Talmud (Sotá 12b): «Ven y no saben lo que ven, dicen y no saben lo que dicen». Esto lo ilustran con el decreto que dio el Faraón al ordenar que ahogaran a los niños judíos en el Nilo. Sus astrólogos le habían dicho que el salvador de Israel estaba a punto de nacer, y que era vulnerable al agua. Quizás podían ahogarlo apenas nacía. Poco después de que colocaran a Moshé Rabeinu en el agua, los astrólogos dijeron que ya no veían ninguna señal en el cielo y que el decreto había sido anulado. Pero el Talmud explica que los astrólogos del Faraón no entendieron bien lo que vieron. Moshé fue castigado en el desierto, mucho después, con «las aguas de la disputa», cuando en vez de hablarle a la roca la golpeó para que diera agua (Números 20). Pero las aguas del Nilo no tuvieron ningún efecto sobre Moshé.
Para resumir, el judaísmo cree en las influencias astrológicas, pero se nos ordena no consultarlas. De todos modos, no son muy precisas, particularmente en relación al pueblo judío. En cambio, debemos confiar en que Dios hará lo mejor para nosotros.
Y si bien es muy poco probable que los horóscopos y los adivinos de la actualidad tengan alguna validez, por las dudas no se los debería consultar, ni siquiera por diversión.
Si quieres una explicación más detallada de la perspectiva judía sobre estos temas, puedes leer el libro Fe y desatino, del Rav Yaakov Hilel, un estudio profundo y de fácil lectura sobre este y otros temas relacionados.