Curazao y su vieja memoria sefaradí





Hace algunos años tuvimos la oportunidad de visitar la hermosa sinagoga hispano – portuguesa de Amsterdam. Sobre su modelo fueron construidas las sinagogas sefaradíes de distintas regiones del mundo. Nos llamó la atención el piso cubierto de arena, pero nadie nos pudo explicar la razón.

El primer judío que llegó a Curazao, Coheno (Cohen), que trabajaba para la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales, navegó a la isla con la flota que le quitó  Curazao al Imperio Español.  En 1651, doce familias judías de la comunidad portuguesa de Ámsterdam hicieron el viaje de seis meses desde Holanda a Curazao, estableciendo la comunidad agrícola de Mikvé Israel en tierras que les concedieron los holandeses.

La sinagoga que fundaron, Congregation Mikvé Israel, todavía tiene servicios hoy y es la sinagoga más antigua donde los judíos continuaron rezando hasta ahora en las Américas. En ese momento, Holanda era uno de los pocos Estados europeos que permitía que los judíos se establecieran en sus territorios. Los recién llegados intentaron practicar la agricultura pero el clima y la tierra no eran propicios para el cultivo de plantaciones por lo que se fueron a la ciudad  amurallada de Willemstad y establecieron allí la práctica comercial que terminó vinculándose con el norte de Europa y la costa de América del Sur. Y así comenzó el florecimiento de la comunidad judía, construyendo el comercio, el transporte marítimo,  y la banca en Curazao.

A fines del siglo XVIII, la comunidad era la más más grande e importante de todos los asentamientos judíos en el Nuevo Mundo. Sus contribuciones sostuvieron a comunidades judías incipientes en América del Norte y del Sur. Los servicios de Yom Kipur en Shearith Israel, una sinagoga sefardí en el Upper West Side de Manhattan, la congregación más antigua de los Estados Unidos (1654), incluyen  para ese día una oración especial de gratitud a la comunidad de Curazao por la ayuda recibida hace más de dos siglos. La Sinagoga Touro en Newport, Rhode Island, nació en 1763 gracias a la generosidad de los miembros de Mikvé Israel.

  La sinagoga de Mikvé Israel-Emanuel fue construida en 1732,  habitualmente estas sinagogas reciben el nombre de Snoa,  su modelo estaba inspirado  en la sinagoga hispano-portuguesa de Amsterdam con su piso cubierto de arena. Está pintada de un luminoso color amarillo.  Hoy en día, solo hay cuatro sinagogas que continúan con la tradición claramente hispano -portuguesa de la sinagoga de Ámsterdam,  de pisos cubiertos de arena. Mikvé Israel-Emanuel de Willemstad tiene la congregación más grande, con unos 200 miembros. Las demás están en Kingston, Jamaica; Saint Thomas, Islas Vírgenes de los Estados Unidos; y Paramaribo, Surinam (que, aunque técnicamente se encuentra en América del Sur, se considera un territorio caribeño).

 Rene David Levy Maduro es el ex presidente e historiador residente de la sinagoga. También es descendiente de una familia que llegó a la isla en 1674. Maduro considera que la arena que cubre el piso de la sinagoga, recordaba los cuarenta años que los judíos caminaron por el desierto, pero también estaba puesta para que los judíos pasaran desapercibidos para la Inquisición. La arena amortiguaba el sonido de los pasos, de las oraciones y de los himnos sagrados, pero agregamos nosotros, también ante la población de Ámsterdam, que evidentemente no simpatizaba con los judíos cuando recién se instalaron allí.

Maduro se encuentra entre los últimos miembros de la congregación que recuerdan las antiguas tradiciones de la isla. Conoce y cuenta historias, sobre los símbolos y las tradiciones particulares de los judíos caribeños. Están la calavera y las tibias cruzadas talladas en docenas de lápidas en el cementerio judío, por ejemplo, pero que no tienen nada que ver con piratas. “El cráneo y las tibias cruzadas pueden tener su origen en nuestro pasado, cuando nuestros antepasados ​​se hicieron cristianos después de la Inquisición”, dice. Llamados  conversos, muchos judíos ibéricos se convirtieron públicamente al cristianismo mientras practicaban en secreto el judaísmo antes de huir a los Países Bajos y luego a las colonias holandesas en el Nuevo Mundo, donde podían practicar su religión abiertamente. En este caso las calaveras con las tibias cruzadas que se hallan habitualmente en cementerios y sitios de culto católicos están relacionadas con el concepto de la fugacidad de la vida terrenal. Adhiere al concepto católico de que las personas son “Polvo, Ceniza y Nada” que se hallan a veces inscriptas en las lápidas sepulcrales.

Las tradiciones de Curazao también incluyen el atuendo (sombreros de copa y esmoquin con faldones largos) que lleva la junta de Mikvé Israel-Emanuel y los homenajeados en Yom Kipur y que también son utilizados en la más antigua sinagoga sefaradí de Londres. Llevan la Torá por la sinagoga bajo la luz parpadeante de cientos de velas colocadas sobre cuatro enormes candelabros de la época colonial. La comunidad judía de Curazao está tan arraigada que el idioma local de la isla, el papiamentu, una mezcla de idioma español, portugués, holandés y africano, contiene docenas de palabras de origen hebreo.

Separado de la sinagoga por un pequeño patio de azulejos, el museo con poca luz alberga la rica colección de artefactos de la comunidad, incluida una Torá del siglo XIV hecha con piel de ciervo que fue sacada de contrabando de Iberia durante la Inquisición y luego llevada en barco a través del mar al Caribe. Su piel ahora es de un marrón oscuro y seco, y la escritura hebrea entintada está descolorida, pero la Torá distintiva es uno de los artefactos más populares en el museo.  Ese  Museo Histórico Cultural Judío tenuemente iluminado alberga la colección de artefactos antiguos de la comunidad, que van desde viejos libros de oraciones hasta sillas de circuncisión del siglo XVIII. En la entrada hay una mikve de 300 años utilizada por los primeros colonos judíos.  .

Hoy en día, aunque la población judía de Curazao es solo una fracción de lo que alguna vez fue, los signos de un pasado judío vibrante todavía están presentes en toda la isla. Queda además de  la histórica sinagoga Mikvé Israel-Emanuel,  el banco Maduro & Curiel’s Bank (MCB) iniciado por dos familias sefardíes, la empresa kosher Curaçao Liqueur, puertas de hierro forjado con la estrella de David, la inscripción Beit Levi en letras hebreas en una casa en Heerenstraat.

La familia sefardí Senior, fundó la Landhuis Chobolobo en 1896 y es la que elabora el famoso licor kosher de la cáscara del Lahara , una fruta cítrica autóctona llamada “naranja dorada de Curazao”. Su famoso licor de Curazao goza de fama mundial desde el siglo XIX. También existe en Curazao una plantación que data de 1735, es propiedad de una familia sefaradí que hace trece generaciones que residen en la isla. Tiene una galería artística y un estudio que pertenece a una artista, May Enríquez.

En la capital hay varios edificios históricos muy bonitos, existe también un muy hermoso edificio, como los otros que le han valido a la isla ser considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se llama Penha Punda, fue construido en 1708, contiene la insignia de Penha, una tienda que le pertenece a una familia sefaradí desde 1865.Uno de los lugares más emblemáticos de Curaçao es el Cementerio Beit Chaim, el cementerio judío más antiguo del hemisferio occidental, consagrado en 1659 con 2.500 tumbas, incluidos los primeros colonos judíos prominentes. Es allí donde se hallan las tumbas con iconografía funeraria católica porque estos judíos habían retornado al judaísmo después de pasar más de un siglo fingiendo ser católicos y practicando secretamente su verdadera religión, el judaísmo.

A mediados del Siglo XX llegaron judíos ashkenazim huyendo del nazismo, y de ese modo la comunidad  cambió. Pero esa es otra historia sobre uno de los lugares más antiguos de América donde se instalaron los judíos y donde los testimonios que permanecen  nos hablan de su pasado más lejano.

Alicia Benmergui

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