Los antiguos habitantes de Israel sufrieron una contaminación hace 3.000 años




Aunque el cambio climático provocado por los humanos es un fenómeno moderno, nosotros hemos estado envenenando el medio ambiente durante miles de años, afirman los científicos israelíes. Su estudio nos podría mostrar cuándo nuestros ancestros comenzaron a pagar un precio por el avance tecnológico.

El análisis de los dientes de algunos habiteth Maacah y Megiddo en el norte del actual Israel hasta la ciudad filistea de Gat en el sur de este país.

La contaminación estaba posiblemente relacionada con el floreciente comercio de metales mediterráneos durante la Edad del Hierro y el crecimiento en el número de talleres metalúrgicos en las ciudades levantinas, informan los investigadores en el Journal of Archaeological Science.

Los niveles de plomo detectados en los habitantes de la Tierra Sagrada no habrían sido lo suficientemente altos como para provocar efectos destructivos de envenenamiento por este metal, explica el profesor Yigal Erel, geoquímico de la Universidad Hebrea en Jerusalén que dirigió el estudio. Las cantidades también palidecen en comparación con los altos niveles de contaminación por plomo experimentados en el Imperio romano y en la actualidad, explica el especialista, citado por el portal Haaretz. Pero el estudio nos podría mostrar cuándo y cómo nuestros ancestros y nuestro entorno comenzamos a pagar un precio por el avance tecnológico, enfatiza.

En los últimos años, el uso de métodos científicos avanzados para estudiar los dientes, ya sea el esmalte o la placa dental fosilizada, ha proporcionado a los arqueólogos mucha información sobre la dieta, la salud y las migraciones humanas prehistóricas.

El esmalte es el material más duradero en el cuerpo humano, que se forma a lo largo de la etapa temprana del desarrollo humano, aparece a partir de la gestación y sigue estando presente en nuestra segunda década.

Los científicos encontraron que nueve de los 31 levantinos, cuyos dientes habían sido analizado, tenían niveles de plomo más altos que una línea base establecida para examinar las poblaciones neolíticas que vivieron antes de que se desarrollara la metalurgia. Además, establecieron que los testeados habrían estado expuestos solo a fuentes naturales de metales pesados.

Las personas contaminadas de la Edad del Hierro tenían niveles de plomo con un aumento de alrededor de 25 veces. En la época romana, cuando las tuberías de agua, los utensilios domésticos, los cosméticos e incluso algunos alimentos hechos con este metal estaban de moda, este crecimiento fue de 100 veces. También es mucho menor que el aumento de 1.000 veces en el siglo XX, según el estudio.

Es necesario tener en cuenta que el análisis solo midió la contaminación por plomo durante la infancia, así como su adultez temprana, y no se sabe si estos individuos fueron afectados en mayor grado más adelante en su vida, después de que sus dientes se habían formado.

Tampoco está claro qué tan representativa se puede considerar a esta pequeña muestra de personas, advierte Tzilla Eshel, arqueóloga de la Universidad Hebrea y la Universidad de Haifa, autor principal del estudio. 

Cabe señalar que contaminación similar no se encuentra en individuos de las Edades del Cobre y del Bronce, a pesar de que, como sugieren sus propios nombres, en estos períodos los humanos ya estaban utilizando metales, señala Yigal Erel.

«No notamos mucha la contaminación en estos dos períodos, pero en la Edad del Hierro comenzamos a encontrar a personas con niveles altos de plomo en los dientes», afirma.

Dicho estudio es solo el primer paso para descubrir la historia temprana de la contaminación, opinan Erel y sus colegas.

«Es parte de un viaje para tratar de mostrar el lado oscuro de los avances tecnológicos, sobre todo de la metalurgia», afirma el experto.

 

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