Revelan los secretos del misterioso retrato de una momia egipcia de 2000 años de antigüedad









Un grupo de investigadores estudió las partículas de un pigmento violeta del tamaño del diámetro de un cabello humano, que fue extraída del retrato de una momia egipcia de casi 2000 años, y el análisis reveló varias curiosidades sobre la vida antigua. 

“Estamos muy interesados en comprender el significado y el origen de los retratos y en encontrar formas de conectarlos y llegar a una comprensión cultural de por qué fueron pintados en primer lugar”, afirmó Darryl Butt, decano de la Facultad de Minas y Ciencias de la Tierra de la Universidad de Utah y coautor del estudio que se publicó en  International Journal of Ceramic Engineering and Science.

La pintura de la momia egipcia, llamada “retrato de un hombre barbudo”, proviene del siglo II d.C. cuando Egipto era una provincia romana, por lo que los retratos son más realistas y menos jeroglíficos que el arte egipcio de épocas anteriores, como el sarcófago dorado de Tutankamón.

La mayoría de estos retratos provienen de una región llamada Faiyum, y existen alrededor de 1100 de ellos. Los sarcófagos de madera pintados contienen los cuerpos momificados envueltos en ropa de cama. Estas imágenes estaban destinadas a expresar la semejanza de la persona, pero también su posición social (real o aspiracional).

Esa idea de status es muy importante en el caso del “retrato de un hombre barbudo” porque tiene marcas de color violeta en el clavi de su toga. El clavi es una franja decorativa de la túnica de los emperadores y dignatarios. “Dado que el pigmento se produjo en el clavi, la marca en la toga que en la antigua Roma indicaba rango senatorial, se pensó que tal vez estábamos viendo el aumento de la importancia de la jerarquía del hombre para la vida después de la muerte”, manifestó Glenn Gates, científico del Museo de Arte Walters de Baltimore, donde está resguardada la imagen.

“El color violeta se considera un símbolo de la muerte en algunas culturas y un símbolo de la vida en otras. También se asoció con la realeza en tiempos antiguos y en la actualidad. Además, el violeta, ubicado al final del espectro de los colores visibles, puede sugerir el final de lo conocido y el comienzo de lo desconocido. Así que la presencia del violeta en este retrato en particular nos hizo preguntarnos de qué estaba hecho y qué significaba”, dijo Butt.

A través de un microscopio, Gates vio que el pigmento parecía estar formado por gemas trituradas y que contenía partículas de diez a 100 veces más grandes que las típicas moléculas de pintura. Para responder a la pregunta de cómo se hizo, el científico envió una fracción del pigmento a Butt y su equipo para que lo analizaran. La partícula tenía solo 50 micrones de diámetro, aproximadamente lo mismo que un cabello humano, lo que dificultó su estudio.

“Enviaron la partícula desde Baltimore colocada entre dos portaobjetos de vidrio. Y, debido a que se había movido un milímetro durante el tránsito, nos llevó dos días encontrarla. Para moverla usamos una pestaña con una pequeña cantidad de adhesivo en la punta para realizar la transferencia. El proceso de analizar algo tan pequeño como esto es un casi como operar a una pulga”, sostuvo Butt.

Con la pequeña partícula, los investigadores pudieron mecanizar muestras aún más pequeñas utilizando un haz de iones enfocado y analizar esas muestras para determinar su composición elemental.

En al antigüedad, los tintes morados provenían de una glándula de un género de caracoles marinos llamado Murex. Pero Butt y sus colegas plantearon la hipotesis de que el violeta utilizado en la pintura de la momia era sintético.

La mineralogía de la muestra del pigmento sugirió que el tinte se mezcló con arcilla o un material de sílice para formarlo. Además, el pigmento se mezcló con un aglutinante de cera de abejas antes de pintarlo sobre madera de tilo.

Otro detalle que agregó más complejidad a la historia fue como se hizo este retrato. Los investigadores encontraron cantidades significativas de plomo en el pigmento y conectaron ese hallazgo con las observaciones de un explorador británico de finales del siglo XIX que informó que los baldes de tinte en los talleres egipcios estaban hechos de plomo.

“Con el tiempo, surgió una historia o hipótesis que sugiere que los tintoreros egipcios producían tinte rojo en estas tinas de plomo. Y cuando terminaron de teñir al final del día es posible que se haya desarrollado un lodo que era de color violáceo. O eran muy inteligentes y pueden haber encontrado una manera de tomar su tinte rojo, cambiar el color hacia el violeta agregando una sal con metales de transición para sintetizar intencionalmente un pigmento violeta. Pero no lo sabemos con exactitud”, detalló Butt.

Esta no es la primera vez que Butt usa métodos científicos para aprender sobre obras de arte antiguas. Ya estuvo involucrado en investigaciones similares y desarrolló una clase llamada “La ciencia del arte” basada en su experiencia, que incluye estudios y discusiones sobre datación, comprensión e ingeniería inversa de una variedad de artefactos históricos en el arte antiguo.

“Mezclar ciencia y arte es divertido. Es una excelente manera de hacer que el aprendizaje de las ciencias sea más accesible”, afirmó Butt.

Su trabajo también tiene impactos más amplios. Antes, se sabía relativamente poco sobre los retratos de las momias. El análisis de pigmentos a nivel atómico podría proporcionar la huella química necesaria para vincular los retratos entre sí para confirmar si el mismo artista pinto varios de ellos.

La Nación

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