Esther Cohen tenía 20 años cuando ella y otros judíos de su localidad fueron detenidos en 1944 y enviados al campo de exterminio nazi de Auschwitz, en la Polonia ocupada por el régimen de Adolf Hitler.

Fue en las puertas de Auschwitz donde vio por última vez a sus padres y otros miembros de su familia.

“La última vez que vi a mis padres fue en el andén de Auschwitz, donde nos separaron. Recuerdo que cuando los llevaban en la parte trasera de una camioneta, gritaron: ‘Chicas, defiendan su honor’. Un día, cuando uno de los presos nos afeitaba la cabeza, me preguntó qué había sido de mis padres. Dije que no lo sabía. Señaló las llamas que salían del crematorio y dijo: ‘Ahí están, ardiendo’”, relató Esther Cohen en el año 2014 al periódico griego Ekathimerini.

Solo 110 judíos sobrevivieron al Holocausto de entre los 2,000 deportados desde la ciudad de Ioánina, cuya comunidad judía data del siglo IX, durante la época del Imperio bizantino.

En 2014, durante una visita a Ioánina del entonces presidente de Alemania, Joachim Gauck, este conoció a Esther Cohen en un evento público. El alto funcionario alemán lloró mientras la besaba y le pedía perdón por las atrocidades cometidas por los nazis.

El momento fue capturado en una fotografía que apareció en las portadas de los periódicos de todo el mundo.

“Después de nuestras muertes, la gente debería darse cuenta de que el hombre no debe ser inhumano”, le dijo Esther Cohen al presidente de Alemania.

El funeral de Esther Cohen se llevará a cabo el jueves, dijo a la AFP el representante de la comunidad judía de Ioánina, Periklis Ritas.

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