Tras una serie de atentados terroristas en el país, el gobierno de Macron busca ejercer un mayor control sobre las asociaciones y los lugares de culto musulmanes debido a la amenaza del islam radical y con el fin de proteger los valores de la República.
El gobierno francés examinará este miércoles un proyecto de ley contra el “separatismo” islamista que busca proteger los valores de la República, en un contexto delicado tras la reciente ola de atentados terroristas.
Este proyecto compuesto por unos 50 artículos, y que es presentado como uno de los últimos grandes proyectos de ley del quinquenio de Macron (2017-2022), busca responder a la inquietud de los franceses frente a la amenaza yihadista.
El texto estaba ya en preparación antes del asesinato en octubre de Samuel Paty, un profesor de historia que fue decapitado en plena calle por haber mostrado a sus alumnos caricaturas del profeta Mahoma en una clase sobre libertad de expresión.
Pero el asesinato de este profesor de secundaria, cometido por un checheno de 18 años después de una virulenta campaña en los medios sociales en su contra, impulsó que se incluyera el delito de incitación al odio en línea y la divulgación de información personal en internet.
La muerte de Paty se suma a la larga lista de atentados terroristas en Francia, que incluyen las matanzas de 2015 en la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo y en la sala de conciertos Bataclan, y un ataque en una iglesia en Niza (sur) también en octubre de este año, que dejó tres muertos.
“El mal está aquí. No es cierto que lo ahuyentaremos con una varita mágica”, dijo Macron el viernes en una entrevista con el medio en línea Brut.
El texto, presentado en el 115º aniversario de la emblemática ley de 1905 sobre el laicismo, es el resultado de tres años de reflexiones para encontrar una solución a lo que Macron denomina la “hidra” islamista.
Su gobierno ya ha adoptado varias medidas para luchar contra la radicalización, como el cierre de unos 400 lugares (asociaciones, mezquitas, salas de deporte, etc.).
Pero frente a algunas carencias jurídicas, Macron decidió presentar una ley para “rearmarse” frente al islamismo radical, cuyos principios desveló a principios de octubre.
Entre las medidas clave del proyecto figura un mejor control sobre las asociaciones y lugares de culto, y también ofrecería protección a los líderes comunitarios moderados que corren el riesgo de ser derribados por un “golpe de Estado” extremista.
Para recibir subvenciones, las asociaciones deberán comprometerse a “respetar los valores y principios de la República” y la financiación y la gestión de los lugares de culto estarán mejor reguladas.
El proyecto de ley también propone criterios más estrictos para autorizar la escolarización en el hogar de los niños mayores de tres años, con el fin de evitar que los padres saquen a sus hijos de las escuelas públicas y los matriculen en estructuras islámicas clandestinas.
Los médicos, por su parte, serían multados o encarcelados si realizaran una prueba de virginidad a las niñas.
La poligamia está prohibida en Francia, pero la nueva ley también prohibiría a las autoridades expedir documentos de residencia a los solicitantes polígamos.
El ejecutivo tendrá que navegar en un contexto político delicado, después de haber visto cómo su mayoría parlamentaria se rebeló a principios de mes contra la ley de Seguridad Global, en particular un artículo que enmarca la difusión de imágenes de policías en acción, considerado “liberticida”.
Además de una mayoría dividida, el gobierno también tendrá que lidiar con la oposición en pie de guerra antes del debate del proyecto de ley previsto en la Asamblea Nacional, a principios de 2021.
Tampoco faltan las protestas en el extranjero, con violentas manifestaciones antifrancesas en Bangladés o Pakistán, protestas de líderes musulmanes y críticas en la prensa anglosajona a un texto acusado de lanzar un anatema a todos los musulmanes.
YNET.