Quién iba a imaginar este fenómeno de convivencia entre árabes y judíos. Además del interés de ambas partes para progresar, desterrar odios, conocerse mejor e intercambiar culturas, costumbres y creencias religiosas.
Se acerca Januca, la Fiesta de las Luminarias. Seguramente los saudíes se interesarán por saber sobre ese milagro que encierra el viraje misterioso que pasó de la profanación del monoteísta Segundo Templo de Jerusalem de los judíos, en el 70 D.C al politeísmo y que rescataron para volver a ser su lugar sagrado.
Imagino que ante esta festividad judía que celebra la rebelión de los macabeos contra los helenos, estarán admirados de que se encendió la menorá del templo durante ocho días consecutivos con una exigua cantidad de aceite que alcanzaba solo para uno.
Ellos seguramente se preguntarán cómo fue posible que la mano de Dios lograra
ese fenómeno de fe y patriotismo.
Ellos, que junto a los principales productores de petróleo de la región como los Emiratos Árabes Unidos, Irak, Kuwait, Omán, Qatar, Siria y Yemen abastecen a gran parte del mundo para iluminar y poner en movimiento la tecnología, se cuestionarán cómo es que los judíos con un poco de aceite alumbraron y liberaron a su amado templo.
Ellos, que con los petrodólares construyeron edificios de alturas neoyorquinas de cemento y vidrio de último diseño; palacios de lujo oriental en medio del desierto, deberían hacerse un replanteo histórico al tomar como ejemplo Janucá ante la crisis de la economía mundial.
Y qué tal si en reemplazo del petróleo que va menguando su producción y que programáticamente todo será nuclear, no sería bueno tomar de ejemplo la januquía ante las futuras crisis. Además abarataría costos y sería otro motivo más de aprendizaje de la historia judía y un acercamiento entre árabes y judíos.
Tal vez la januquía traería claridad donde hubo tanta oscuridad entre ambos pueblos y religiones. Porque todo es posible en la dimensión desconocida. ¡Oh!, también tal vez saber que el milagro de Janucá simboliza Libertad, Identidad y Esperanza. Sea el pacto entre Adonai y Alá para alumbrar las diferencias religiosas y desterrar la discriminación creyendo que cada una es dueño de la verdad.
Martha Wolff