La tragedia venezolana no descansa nunca. Al menos 11 personas han perdido la vida al naufragar la embarcación rústica en la que navegaban frente a las costas de Güiria, al este del país criollo, en la ruta marítima que le une con las costas de Trinidad y Tobago . Se buscan más cuerpos en esa zona, ya que distintos informes apuntan que pueden ser hasta 19 los náufragos.
Entre los 11 ahogados que ya fueron identificados hay un bebé de 11 meses, tres menores (2, 6 y 8 años) y siete adultos, según los datos obtenidos por el diputado Carlos Valero y por David Smolansky, comisionado de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Los balseros salieron huyendo del desastre nacional hace una semana a bordo de un bote. Al llegar al país caribeño, sus autoridades, aliadas fieles de Nicolás Maduro, las deportaron en la misma embarcación en la que habían llegado, incumpliendo de esta forma los tratados internacionales. En el viaje de regreso naufragaron y estuvieron desaparecidos durante tres días hasta la guardia costero encontró los cuerpos flotando a casi 10 kilómetros de la costa.
«Los ahogados no son del bote Mi Recuerdo (como se sospechaba desde el principio», informó el vocero de los familiares, que exigen información a las autoridades de Trinidad y Tobago, quienes tendrían retenidos venezolanos en sus instalaciones. «Logramos escuchar sonidos de los niños jugando, tenemos fe en que sean nuestros familiares», añadió.
«Huyeron del régimen y Trinidad violó el principio de no devolución. Crueldad pura», denunció Smolansky. Los cancilleres de ambos gobiernos sostuvieron la semana pasada una cordial reunión por videoconferencia para conversar sobre «movilidad humana» en la que reafirmaron su estrategia pese al escándalo mundial que la había precedido: las detenciones y deportación de 16 niños, quienes pasaron de estar encarcelados y ser lanzados al mar en otra embarcación con mínimas condiciones.
La salida por mar hacia Trinidad es una de las rutas de escape que eligen los venezolanos de la gran diáspora, que ya ha expulsado del país a entre cinco y seis millones de personas. La vía principal es la frontera con Colombia, por la que a diario cruzan 700 personas, según Naciones Unidas, con destino a las principales ciudades del país cafetero, Ecuador, Perú y Chile. La nueva oleada de emigrantes está conformada por las clases más vulnerables de los barrios pobres.
«Una terrible y evitable tragedia: 19 personas, entre ellas niñas, han perdido la vida en su intento desesperado por escapar de Venezuela, el país en donde más masivas violaciones de derechos humanos les robaron los sueños. Las personas venezolanas requieren protección internacional», denunció Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
«Venezuela está de luto», certificó el presidente encargado Juan Guaidó, al conocerse esta tragedia en medio de la resaca de la consulta popular, un «éxito» para la oposición. «Reafirmar la lucha para detener la catástrofe causada por la dictadura. Una tragedia que se puede evitar. La dictadura hace días celebró cumbre con Trinidad y esto pasa. No nos vamos a rendir hasta frenar la tragedia y devolver las oportunidades a nuestra gente», certificó Guaidó.
Daniel Lozano / La Nacion