Desde la época del Imperio Romano, se planteó el escenario de un continente con o sin las Islas Británicas integradas al crecimiento y al desarrollo, a las crisis y los conflictos europeos, pero esa condición insular fue delineando el perfil del pueblo inglés y de sus gobiernos, desde la monarquía absoluta hasta la Gloriosa Revolución de 1688 y la aparición de la monarquía parlamentaria con la impronta de que “…el rey reina, pero no gobierna”, y a partir de entonces, sin importar el partido político en el gobierno, ese carácter de insular siguió distinguiendo a los británicos.
En cierta manera, pese a su doble juego geopolítico, expansionismo por un lado y aislacionismo por otro, es indudable que desde el Reino Unido, se exportaron ideas, estructuras económicas y políticas, y costumbres que han tenido un alto impacto a nivel global, es así como en lo político fue la cuna del parlamentarismo, en lo jurídico el juicio por jurados y el instituto del Habeas Corpus, en lo científico y tecnológico se desarrolló la Revolución Industrial que transformó para siempre la realidad social y económica del Hombre, y ni hablar del idioma, que después del chino mandarín, es la lengua más hablada en el mundo, sin que olvidemos el impacto de algunas de sus costumbres y expresiones culturales, como la música, todo lo cual delinea ese perfil de lo británico.
Y mientras Europa, a través de los tiempos se veía sacudida por crisis y conflictos de toda índole, en que los británicos se involucraban o no, según sus propios intereses geopolíticos y económicos, y tras la 2ª Guerra Mundial con su legado de destrucción y miserias, sobrevino la Guerra Fría y las consecuencias de división europea, hasta que inició un proceso no sólo para superar sus diferencias sino para forjar una unidad.
Este proceso que tuvo y tiene como principales actores a Francia y a la Alemania Occidental primero y hoy a un país germano unificado, comenzó a transitar sus primeros pasos allá por la década de los años 50 del Siglo pasado.
Es así, como primero nace la C.E.C.A., la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, con el tratado de París de 1951, con la participación de Francia, Alemania Occidental, Italia, Luxemburgo, Bélgica y los Países Bajos, a esta le siguió la C.E.E., la Comunidad Económica Europea, en 1957, integrada por los mismos actores, quienes signaron el tratado de Roma y en 1965 por el tratado de Bruselas se fusionan las dos organizaciones, la C.E.C.A. y la C.E.E., más EURATOM o Comunidad Europea de Energía Atómica, y ya en 1993, por el tratado de Maasticht nace la Unión Europea.
Tras años de negociaciones, en el 2009 con la firma del tratado de Lisboa, la U.E., se constituye en el actor jurídico internacional sucesora de todas las Comunidades Europeas preexistentes, y una comunidad política con el objetivo de la integración y la gobernanza común y, para el crecimiento y desarrollo económico de los Estados europeos.
A partir de entonces, se fueron gradualmente adhiriendo Estados que hasta el inicio de la década de los 90 formaban parte del Bloque Oriental, como los casos de Bulgaria, Hungría, Polonia, Rep. Checa, Eslovaquia, Eslovenia, las ex Repúblicas soviéticas del Báltico y en el 2013 Croacia, llegando al 2016 con 28 países miembros, año en que el Reino Unido de Gran Bretaña inicia el proceso de retirarse de la U.E., el BREXIT, por lo cual al comienzo del presente año 2021, el número de estados que conforman la Unión se redujo a 27, más algunos países que han firmado acuerdos de Asociación, como Ucrania, Bielorrusia y Georgia, y el nunca resuelto caso de Turquía, sin que olvidemos que Islandia, Noruega y Suiza, nunca fueron parte de la Unión, aunque si comparten el llamado Espacio Schengen, tratado firmado en 1985, en Luxemburgo, que contempla el no control de circulación respecto a las fronteras de los países miembros y el traslado de ese control a las fronteras externas con terceros países.
La U.E. cuenta la con aprox. algo más de 446 millones de habitantes, con un PBI de u$s. 19.829 millones, que representa un Per Capita de u$s.36.616, con una moneda común, el Euro, aunque nunca fue adoptado por el Reino Unido que mantuvo la Libra Esterlina desde su ingreso en 1973, pero que no es el único caso, ya que Bulgaria, Dinamarca, Hungría, Polonia, Rumanía, Suecia y República Checa han mantenido sus monedas.
Ahora bien, el Reino Unido es el primer país miembro en abandonar la U.E., y como lo señalé previamente, el proceso conocido como BREXIT, comienza hace unos 4 años, cuando el 23 de junio de 2016 se realiza un Refendum sobre la permanencia o salida de la U.E., que se define por escaso margen por el retiro, 51.9% a 48.1%, aunque hay que destacar que en Escocia, Irlanda del Norte, Gibraltar y la mayor parte de los londinenses, votaron por la permanencia, y que provocó la renuncia del entonces 1er ministro David Cameron, llegando como premier británica Theresa May, quién estuvo en el cargo hasta julio de 2019, en que primero renuncia como líder del Partido Conservador y luego como 1ª ministro y da lugar a elección del actual premier, Boris Johnson, un ferviente partidario del BREXIT.
Así las cosas, el gobierno británico invocó el Art. 50 del Estatuto Constitutivo de la U.E., para su retiro de la misma, esto dio lugar a intensas y problemáticas negociaciones que deberían ser resueltas en dos años, fines de marzo de 2019, pero el período fue alargado dos veces, primero para el 29 de abril y luego al 31 de diciembre de ese mismo año, pero al no llegarse a un acuerdo, se prolongó al 31 de enero de 2020 y a partir del 1 de febrero dio inició a un período de transición que finalizó el 31 de diciembre del año ppdo., a las 23 hs. de Londres, quedando así el Reino Unido de Gran Bretaña fuera de la U.E.
De esta manera tras el histórico acuerdo firmado por el gobierno británico y la U.E., el pasado 24 diciembre de 2020, fijaron sus relaciones futuras en los campos del Comercio y la Seguridad, evitando un BREXIT duro, tal como lo reconocieron el premier inglés Boris Johnson y la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Ahora comienza por el lado británico el proceso conocido como el Global Britain, que apunta a dar una nuevo impulso a la proyección económica, financiera, diplomática, militar y cultural británica, que los detractores definen como una visión nostálgica colonialista, aunque lo real es que la salida del Reino Unido de la U.E. le permitirá una libertad para negociar acuerdos comerciales a nivel global, que en ciertos casos se lo impedían algunas restricciones por su permanencia a la Unión.
Para empezar, el acuerdo comercial entre Gran Bretaña y la U.E., cubre una actividad en este sector por aprox. u$s. 91.000 mil., y no contempla la aplicación de aranceles sobre los bienes, ni límites a los productos que se intercambien, como así también se asegura la continuidad en la cooperación entre las partes en los sectores de Seguridad, en el Transporte, en el Energético e incluso en el interés mutuo por las políticas por el Cambio Climático, pero no contempla el control fronterizo que obligará a las empresas a prepararse para estos nuevos cambios y tampoco incluye el programa de intercambio Erasmus para estudiantes, pero igualmente la U.E. es el socio comercial más cercano y más importante para el Reino Unido.
Recordemos, que mientras Gran Bretaña era miembro de la U.E., en forma automática tenía acuerdo comerciales con cerca de 70 países, ahora en el proceso de establecer acuerdos bilaterales ya lo ha concretado con 58 países y se hallan en vías de concretar en lo inmediato con otros 10 más, y por supuesto en la mira de Londres están los países asiáticos y de Latinoamérica, como el reciente acuerdo firmado el 10 de diciembre ppdo. con México, y por supuesto con los EE.UU., sus principal aliado y socio en todos los ámbitos.
Ahora bien, como analizar la salida británica desde la perspectiva de la U.E., que de cierta manera siempre percibió al Reino Unido como un miembro incómodo, que siempre se mostró reacio a formar parte del bloque europeo y que cuando ingresó a la C.E.E. en 1973, lo hizo en momentos que atravesaba su economía por una etapa de estancamiento, sin olvidar que por el lado europeo continental mientras Charles De Gaulle estuvo en la presidencia de Francia, se rechazó en dos oportunidades su solicitud de ingreso y recién tras la renuncia del líder galo en 1969, en el año precitado, le fue aceptado su tercer pedido de formar parte de la C.E.E, pero tanto en el ámbito de esta institución y luego con la U.E. ya constituída, Gran Bretaña siempre estuvo con un pie adentro y otro pie afuera.
Por el lado británico, ya para 1988 la entonces 1er ministro Margaret Thacher, se mostró crítica con las políticas de la C.E.E., señalando que se intentaba eliminar la soberanía nacional de los miembros y concentrar el poder en sus instituciones y cuatro años después abandonó el Mecanismo de Tipo de Cambio que daría nacimiento al Euro, y mantuvo la Libra Esterlina, como luego en 1995, el Reino Unido se negó a formar parte del Espacio Shengen.
Pero con la llegada al gobierno británico del Partido Laborista, con el 1er ministro Tony Blair, algunas cosas se fueron modificando, a tal punto que Blair fue uno de los promotores de la expansión de la U.E. hacia el Este y fue de esta manera que en el 2004 con 15 países se pasó a 25 sus miembros.
Sin embargo, al año siguiente, 2005 comienzan en el Reino Unido ha surgir ciertas dudas en cuanto a mantener la membresía a la U.E., primero fue la ola de inmigrantes en particular de Europa Oriental y sus efectos en el mercado laboral y luego en el 2008 por las consecuencias negativas de la Crisis Financiera, y que condicionan para que en el 2013 regrese al gobierno el Partido Conservador de la mano de David Cameron y su promesa de llevar a cabo un Referéndum sobre mantenerse o retirarse de la U.E.
Para el 2014, un Informe señala que el 40% de la empresas europeas habían decidido mudar sus bases u oficinas a Londres, en detrimento de París con el 8%, Madrid el 3% y Ámsterdam y Bruselas, apenas el 2,5% cada una, por eso es que con el BREXIT, la U.E. pierde a su 2ª economía, el 15% de su PBI, representando unos u$s. 13.000 millones de su presupuesto anual.
Sin embargo, para muchos analistas en RR.II. europeos continentales, la salida del incómodo miembro se traducirá en una avance para la U.E., algo que coincide con la visión desde el gobierno francés que considera que con la salida del Reino Unido se fortalecerá la competitividad de sus miembros y la repatriación de negocios que ahora tenían sede en Londres y que París se convertirá en el principal centro financiero tras el BREXIT, y que autoridades holandesas y alemanas han señalado supuestos similares respecto a Ámsterdam y Frankfurt.
Pero el futuro, no será fácil dentro de la U.E. con el aumento o resurgimiento de movimientos populistas de perfil nacionalistas y con la influencia de la visión euroescéptica, y tampoco para el Reino Unido donde no hay que olvidar la reivindicación nacional escocesa y la unificación irlandesa, por eso para finalizar mi primer columna del 2021 e intentando enmarcar este proceso que tendrá sus efectos en el panorama global, y quizás para entender la mentalidad inglesa, he elegido una frase que la sintetiza, del gran estadista Sir Winston Churchill, “…Deben saber que si tenemos que elegir entre Europa y los mares abiertos, siempre elegiremos mares abiertos…”.
*Luis Fuensalida es especialista en asuntos internacionales. Fue Comisario Inspector y Jefe de Departamento Interpol de la Policía Federal Argentina.
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