Haftara Teruma

Libro de Reyes I (5:26 – 6:13).

Esta Haftará está en consonancia con el texto de la misma Parashá, ya que nos habla también de la construcción del Santuario.

La diferencia entre ambas es que el Santuario descrito en la Torá era un Santuario que acompañaba al pueblo de Israel en su recorrido hacia la Tierra Prometida, es decir, se trataba de un Santuario móvil, en tanto que el descrito en esta Haftará, hace referencia al primer Templo de Yerushalaim construido por el Rey Salomón.

Se describe la situación geopolítica de la región en la que se habían establecido fronteras de paz en donde también había una relación de amistad con el Rey Hirám de Sidón, cuyo dominio se extendía sobre las tierras que hoy en día conforman el Líbano.

El Rey Hirám fue quien aportó los «Cedros del Líbano», con los cuales se dio la construcción del Templo, y los mismos que fueron intercambiados por cereales.

Un detalle notable es el que resalta la técnica de construcción llevada a cabo respetando la Ley Mosáica, la cual indicaba que no se debían biselar las piedras con elementos metálicos, sino que estas deberían ser labradas en las canteras.

También se detallan en el texto las dimensiones referentes a las plantas del predio y el revestimiento interior del ambiente.

La descripción en el texto se esmera mucho en la exactitud de los detalles ya que de la manera en que estos se observen, dependerá el éxito de proveer una morada digna en nuestra tierra a Ha Kadosh Baruj Hu.

En Reyes I (6:12-13) dice:

«En relación con el Templo que estás construyendo, yo cumpliré la promesa que le hice a tu padre David, siempre y cuando tú obedezcas mis estatutos y mis decretos, y pongas en práctica mis mandamientos; entonces yo habitaré en medio de los hijos de Israel y nunca abandonaré a mi pueblo.»

De lo anterior se puede concluir que podría ser grande la sabiduría de Shlomó Hamelej así como cuidadosos los detalles estilísticos y de diseño del Templo, esmerada y meticulosa la observancia de las técnicas empleadas así como respetadas todas las medidas. Pero hay una única condición para que El Eterno resida en medio de su pueblo y es que no se descuiden sus Principios y Su Ley, residiendo en esto lo sustancioso del Templo, en la calidad ética y moral del Rey y de su Pueblo.

La palabra Terumá significa donar, obsequiar y esto es una mitzvá.

Justamente las donaciones tienen el objetivo de construir el Mishkán y es por eso que se ordena sean dadas de corazón.

Lo anterior no quiere decir solo que tengamos una buena disposición para donar, esto habla de un nivel de consciencia emocional.

El corazón representa el nivel de Ruaj en el Alma, y es la parte del Alma donde residen las emociones y es con este nivel con el que debemos dar.

La Kabaláh nos enseña que no podemos aspirar a niveles superiores si la sefirot Maljut no está satisfecha, es decir que necesitamos satisfacer el mundo material para poder acceder al mundo espiritual y esto lo vamos a lograr a través de las donaciones.

Jaim ben Avraham ve Saráh

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