Haftara Balak

Mijah 5:6-6:8

Nuestros Sabios, de Bendita Memoria, recurrieron al libro del Profeta Mijah para seleccionar el texto de esta Haftará, que se corresponde con la Parashá Balak que hemos leído en los rezos sabáticos pocos minutos antes.

En forma injusta se suele incluir a Mijah entre los Profetas menores, creo que ello se debe a la corta extensión de las partes que se encontraron de su Libro o, quizás, a que fue contemporáneo –nada menos- de Ieshaiahu, Amos y Hosheah, entre otros enormes Profetas de los siglos VII y VI a.e.c.-

Mijah desarrolló su actividad en el Reino de Iehuda, cuya capital fue Jerusalem, después de la escicion de las 10 tribus del norte que formaron el R

 

eino de Israel. Condenó abiertamente al rey Ajhaz, así como también a las autoridades rabínicas del momento por las prácticas paganas incluso sacrificios humanos, hechiceros, adivinos y falsos profetas milagreros incorporados a la cultura hebrea de aquellos tiempos por demasiado estrechos contactos con pueblos vecinos, como Asiria y Egipto.

Como nos ilustra el Rab Mordejay Edery (z’l) en el Jumash, el enome aporte de Mijah que ha perdurado hasta hoy es haber resumido la esencia misma de la Torá en tres grandes valores genéricos que sintetizan lo que es bueno y lo que Ad’ pide al Hombre, a saber:

  1. Hacer justicia cumpliendo todos los preceptos que regulan y ordenan las relaciones humanas en la dimensión horizontal;
  2. Amar la benevolencia, aún renunciando a los propios derechos en aras de la armonía social;
  3. Cumplir todos los preceptos en la relación con Ad’, no solo en público, sino también en lo más íntimo de nuestro ser, aunque resulte invisible a los ojos del prójimo, incluyendo ciertos cuestionamientos perversos en cuanto a la fe se refiere.

Nos queda a quienes integramos las generaciones actuales del Pueblo Judío, mediante el estudio y la práctica, recibir este legado y mantener viva en nuestras vidas la inspiración del Profeta Mijah

.habat Nuestros Sabios, de Bendita Memoria, recurrieron al libro del Profeta Mijah para seleccionar el texto de esta Haftará, que se corresponde con la Parashá Balak que hemos leído en los rezos sabáticos pocos minutos antes.

En forma injusta se suele incluir a Mijah entre los Profetas menores, creo que ello se debe a la corta extensión de las partes que se encontraron de su Libro o, quizás, a que fue contemporáneo –nada menos- de Ieshaiahu, Amos y Hosheah, entre otros enormes Profetas de los siglos VII y VI a.e.c.-

Mijah desarrolló su actividad en el Reino de Iehuda, cuya capital fue Jerusalem, después de la escicion de las 10 tribus del norte que formaron el Reino de Israel. Condenó abiertamente al rey Ajhaz, así como también a las autoridades rabínicas del momento por las prácticas paganas incluso sacrificios humanos, hechiceros, adivinos y falsos profetas milagreros incorporados a la cultura hebrea de aquellos tiempos por demasiado estrechos contactos con pueblos vecinos, como Asiria y Egipto.

Como nos ilustra el Rab Mordejay Edery (z’l) en el Jumash, el enome aporte de Mijah que ha perdurado hasta hoy es haber resumido la esencia misma de la Torá en tres grandes valores genéricos que sintetizan lo que es bueno y lo que Ad’ pide al Hombre, a saber:

  1. Hacer justicia cumpliendo todos los preceptos que regulan y ordenan las relaciones humanas en la dimensión horizontal;
  2. Amar la benevolencia, aún renunciando a los propios derechos en aras de la armonía social;
  3. Cumplir todos los preceptos en la relación con Ad’, no solo en público, sino también en lo más íntimo de nuestro ser, aunque resulte invisible a los ojos del prójimo, incluyendo ciertos cuestionamientos perversos en cuanto a la fe se refiere.

Nos queda a quienes integramos las generaciones actuales del Pueblo Judío, mediante el estudio y la práctica, recibir este legado y mantener a inspiración del Profeta Mijah

Enrique Derdik

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