Por Eduardo Kohn
El periódico israelí Haaretz hizo un extenso reportaje hace 5 días a la Alta Comisionada de DDHH de la ONU y ex Presidenta de Chile Michelle Bachelet. Una de sus largas respuestas fue:
“Para recuperar y fomentar la confianza, es imperativo que, a corto plazo, los dirigentes israelíes demuestren su compromiso con la igualdad condenando todos los actos de violencia, por parte de quienquiera que los hayan cometido, y llevando a cabo una investigación transparente de todos los incidentes de presunto uso excesivo de la fuerza contra ciudadanos palestinos de Israel en el contexto de los disturbios de mayo de 2021. También deben investigarse las denuncias de que la policía se mantuvo al margen o incluso ayudó a quienes llevaban a cabo actos de violencia.
“A largo plazo, el liderazgo israelí debe comprometerse a abordar la exclusión y la discriminación durante décadas, incluida la segregación entre árabes y judíos, y la falta de igualdad de trato en términos de derechos y privilegios. Esto implicará derogar las leyes que discriminan a los ciudadanos palestinos de Israel, con respecto a su estado civil, protección legal, acceso a beneficios sociales y económicos y derechos a la tierra y la propiedad”.
Si sólo leyéramos o escucháramos este párrafo, inferiríamos que quienes gobiernan Israel son selectivos en enfrentar la violencia civil, y que desde siempre Israel ha estado gobernado por discriminadores. También concluiríamos que el uso de la fuerza en forma desproporcionada es poco menos que un axioma. Seamos claros antes de abordar algún otro párrafo de la entrevista: la Alta Comisionada no dice la verdad, pero no es algo que haga ahora desde que ocupa su sillón en Ginebra, sino que este relato ella lo tiene incorporado hace décadas. Con intencionalidad política que la definición del IHRA sobre antisemitismo hace trizas, Bachelet y sus compañeros latinoamericanos como Lula, Dilma Rousseff, Rafael Correa, por citar algunos, machacaron durante mucho tiempo y vaya si lo siguen haciendo, que una cosa es decir lo que les plazca contra Israel aunque no tengan ni pruebas ni certezas, y que otra cosa diferente y separada es luchar contra el antisemitismo. Y tan así fue, que en sus dos presidencias, se escuchaban grandes discursos de Bachelet en La Moneda los 27 de enero, mientras en Naciones Unidas, sus Cancilleres y ahora ella misma, encierran a Israel en los peores calificativos de culpabilidad de todos los males del Medio Oriente. Sabemos perfectamente que hubo enfrentamientos civiles en Israel en mayo pasado. Y también sabemos que la policía es la que tiene que restablecer el orden y que el gobierno de Israel logró volver a los carriles de la convivencia con la mayor rapidez posible.
Y más aún, sabemos que hace menos tiempo aún que esas confrontaciones, se formó un nuevo gobierno de coalición en Israel, y que dentro de la coalición está el partido árabe israelí, y que cuando el líder del partido árabe israelí le tocó presidir una reunión del Parlamento hace dos semanas y tuvo que echar de sala por agravios a su persona y a su investidura, a otro diputado de un partido ortodoxo, lo hizo, fue lógicamente apoyado porque el reglamento es claro al respecto, y fueron policías los que sacaron de la sala al que agraviaba. Eso se llama uso proporcionado del funcionamiento de la democracia.
En mayo, Bachelet dijo ante el Consejo de DDHH de la ONU que los ataques israelíes en Gaza podrían constituir crímenes de guerra y que Hamas ha violado el derecho internacional al disparar cohetes contra Israel. Sobre esto, Bachelet le dijo a Haaretz: ”Sobre la investigación ordenada por el Consejo de Derechos Humanos ,esta fue una decisión de los Estados miembros en el Consejo, y la investigación tiene el mandato de ser independiente, separada de mi mandato. Sobre si las acciones de cualquiera de las partes constituyen crímenes de guerra, permítanme explicar primero que mi oficina no lleva a cabo investigaciones criminales. La determinación final debe hacerse en un tribunal de justicia. Sobre el lanzamiento indiscriminado de un gran número de cohetes por parte de grupos armados palestinos contra Israel, claramente viola el derecho internacional humanitario”.
Como Alta Comisionada, tiene que tomar decisiones: o acusa o no acusa. Pero acusar para inmediatamente decir que su Oficina no hace investigaciones y que si pasó algo grave eso lo decide un Tribunal, es, por decir lo menos, peligroso. Porque una acusación desde su nivel es una señalización además de una incitación. Le da opiniones a un eventual Tribunal cuando no le corresponde, e incita aún más al terrorismo de Hamas y otros terroristas como Hezbollah para seguir atacando a Israel. ¿Cuatro mil trescientos cohetes en 10 días y la población civil en refugios le parece poca cosa? Evidentemente que sí porque acusa de violación del derecho internacional humanitario a “grupos armados palestinos”. Sra. Bachelet, esos “grupos” tienen nombre, y se llama, esta vez, Hamas; son terroristas y son abiertamente equipados y apoyados por Irán, sobre el cual, a pesar de ser un miembro de la ONU, usted no dice ni medio.
Tampoco se dice lo debido, ni por la Alta Comisionada ni por nadie de la gigantesca burocracia de la ONU, respecto a cómo actúa UNRWA, Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en Medio Oriente, creada en 1949 y que tiene un presupuesto de 800 millones de dólares sólo por el año 2021, y vaya a saberse cuánto aumentará en 2022 y así sucesivamente. Hillel Neuer, Director de la ONG UN Watch, denunció esta semana a 22 funcionarios de UNRWA, todos ellos docentes en Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria, y Jordania, por utilizar sus redes sociales para incitar a la violencia contra los judíos, subir fotos de Hitler alabándolo sin rubor, y publicar teorías conspirativas antijudías tan de moda en la pandemia como lo comentamos la semana pasada en esta columna. El docente de matemáticas Nahed Sharawi compartió un video sobre Hitler comentando que “enriquece e ilumina nuestras mentes”. El jefe del centro de salud en Jordania Mohammed Alhourani explicó que “los judíos ricos crearon el coronavirus”. Varios docentes dijeron a sus alumnos que la masacre de once atletas israelíes en las Olimpíadas de Munich en 1972,fue en realidad una “acción valiente y digna de admirar”. Un vocero de UNRWA dijo que se van a “estudiar” las graves acusaciones. UNRWA además del absurdo presupuesto ya mencionado, tiene 30 mil empleados.
A la frivolidad con que se manejan las políticas de las Oficinas que deberían hacer algo por los derechos humanos porque para ello las crearon los soñadores en 1948, hay que agregar el desborde de funcionarios y presupuestos descabellados que ensombrecen aún más el presente descorazonador y el futuro sin bases éticas mínimas. Las barbaridades que se cuecen desde los cargos más altos hasta oficinas depredadoras y racistas como UNRWA son bases sobre las cuales se asientan muchos desquicios en diversos países. Si un docente empleado por ONU enseña que “Hitler ilumina la mente”, qué nos puede sorprender que un escritor uruguayo use twitter para comparar vacunas contra el Covid con Auschwitz, o que la ola de nazis en varios países de Europa ya no sea una amenaza posible sino una realidad latente y presente. La Alta Comisionada debería hacerse cargo no sólo de lo que dice desde su oficina de Ginebra, sino todo lo que emana desde allí.
¿ Será muy pretencioso pedir algo así. Pregunta ingenua con respuesta obvia.