El Gobierno implementó todo tipo de controles sobre bienes y servicios, incluyendo alimentos, fármacos y hasta tarifas y alquileres

Los controles de precios como mecanismo para contener a la inflación, datan en Argentina desde hace ya varias décadas, siendo uno de los primeros que se utilizó en 1973, en la presidencia de Juan Domingo Perón, terminando éste con el ya conocido «Rodrigazo», que sirvió para estabilizar los desajustes; si nos remontamos al 2011, nuevamente se impuso este tipo de programas. Si hacemos el cálculo desde hasta hoy obtenemos como resultado una inflación acumulada del 2006%.

Entonces, la cuestión es siempre la misma: seguir atacando la causa o la consecuencia; o, en términos más técnicos, aceptar que la inflación es un fenómeno monetario o insistir en su multicausalidad. La respuesta es evidente, se continúa diagnosticándola como un mal que tiene más que ver con los formadores de precios, falta de regulaciones, especulación en las cadenas de redistribución de los bienes y servicios, y la favorita de todos: la falta de dólares.

Como consecuencia de esto, hasta el momento tenemos 18 programas para contener a la inflación:

1. Precios Cuidados

2. Canasta Ahorro en Ferias Populares

3. Súper Cerca: Canasta Precios Congelados 180 días

4. Acuerdo Precios Lácteos en Precios Cuidados

5. Acuerdo para mantener precios insumos petroquímica en la industria hasta Fin de Año.

6. Acuerdo de Precios con Fabricantes de Electrónica hasta el 31 de octubre

7. Precios Máximos

8. Canasta Cortes Carnes Económicos

9. Mercado Federal Ambulante10. «Sistema Informativo para la Implementación de Políticas de Reactivación Económica» (SIPRE) para «detectar desequilibrios de precios entre los eslabones de una cadena de valor».

11. Creación del Sistema de Fiscalización de Rótulos y Etiquetas (SIFIRE)

12. Ley de Góndolas con exhibición especial de Precios Mínimos

13. Precios Máximos Industria Farmacéutica14. Acuerdo con empresas de la Construcción para garantizar provisión de Materiales

15. Multas y Sanciones a Empresas

16. Ley de Alquileres

17. Retraso de tarifas.

18. Retraso del tipo de cambio oficial frente a la inflación general.

 

Para observar el impacto de estas medidas, podemos ver los siguientes cuadros en donde se compara los principales productos dentro del programa de precios cuidados en dos momentos determinados, enero agosto de 2021.

Por su parte, cruzamos los mismos productos y presentación con los precios de mercado en otros tipos de establecimientos comerciales (autoservicios nacionales, orientales, almacenes, pequeñas despensas, entre otros) donde no están los acuerdos entre grandes cadenas de supermercados, empresas proveedoras y Secretaria de Comercio Interior.

 

Es evidente que la variación de precios que se observa es de hasta 18% dentro del programa de Precios Cuidados. Al comparar los precios de mercado de mismos productos pero sin ningún acuerdo, observamos en el cuadro siguiente que en los mismos bienes la variación de precios en el mismo período puede llegar a ser de hasta el 55%:

Ahora en este último cuadro reflejamos los mismos productos en agosto de 2021, pero unos dentro del programa de Precios Cuidados y los otros sin regulación.Por ejemplo, el precio del arroz con precios cuidados es de $101, mientras que si se compra por fuera de este programa se puede encontrar a $176,2.

Este es un claro modelo de disparidad de los precios que el Gobierno controla y fiscaliza en las grandes cadenas de supermercado; generando así una fuerte distorsión de más de un 70%.

 

Cecilia Moreau diputada nacional por el Frente de Todos expresó frente a este escenario que «no puede haber precios fuera de los que deberían tener» y agregó que «si siguen especulando habrá que clausurar sucursales«.Parecería ser que quien especula de acá a Noviembre es el Gobierno emitiendo mucho más dinero de lo que la economía demanda, elevando el nivel de inflación.

Sin embargo, no se propone clausurar las máquinas de imprimir billetes del Banco Central de la República Argentina ni la devoción de la política por generar mejor humor de bolsillo en el corto plazo, con mayor impacto en la inflación en forma posterior.

En el pasado, ideas como la de la diputada Moreau ya se probaron, y por pasado hacemos referencia al famoso «Edicto sobre Precios Máximos» que en el año 301 DC instauró un listado de precios máximos a una canasta con 1.300 productos, en su mayoría alimentos, pero el Emperador Romano Diocleciano sabía que la probabilidad de que exista desabastecimiento era alta, por lo que tomó medidas radicales para evitarlo, como la instauración de la ejecución para aquellos que operen en el mercado negro (mercaderes usureros), además de la prohibición de la exportación de productos en los que se pudieran vender a precios más altos.

Como era de esperarse, este edicto terminó en un completo fracaso debido que, el dinero tenia menor poder adquisitivo, dado que los precios no reflejaban los costos reales. Fue así que esta economía se hundió en una profunda crisis, culminando este Imperio con una guerra civil.

Desde lo ocurrido a Diocleciano ya transcurrieron más de 10 siglos y es una de las tantas muestras que encontramos en la historia cuando un gobernante en lugar de atacar las causas reales de la crisis decide solo hacer frente a las consecuencias, ya que el ajuste al gasto publico genera un alto costo político.

En nuestro país el costo político de ajustar el verdadero problema de la inflación, es realmente alto, es por ello que cada gobernante de turno no ataca ni el problema ni mucho menos busca solucionarlo, tan solo insiste en culpar a supermercados, proveedores de materia prima, cadenas de redistribución y demás; porque por supuesto insistimos en su multicausalidad y no en la unicausalidad.

Ludwing Von Mises en 1912 en su trabajo «La Teoría del dinero y el crédito» expresó lo siguiente: «El instrumento más antiguo y popular de la política monetaria estatista consiste en la fijación oficial de los precios máximos. Cree el estatista que los precios altos no son consecuencia de un aumento en la cantidad de dinero, sino de la actividad reprensible que desarrollan los ‘alcistas’ y ‘ventajista’: bastaría suprimir sus maquinaciones para que los precios dejaran de subir. Se convierte así en delito exigir, e incluso pagar, precios excesivos».

Sigue siendo tan actual 109 años después. Las mismas ideas de fracaso en el control de la inflación implementadas durante los últimos 70 años nos han llevado a donde estamos. En los últimos 10 años hemos incrementando los acuerdos y controles de precios con récord en 2021. La inflación Argentina es top 5 mundial. No más palabras

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