“La WSF cree en unos Campeonatos Mundiales Masculinos por Equipos abiertos e inclusivos, y la posibilidad de que algunos países no pudieran competir por falta de confirmación en lo relacionado con las visas y los permisos de viaje por parte de las autoridades nacionales [malasias] han llevado a la SRAM [la federación de squash local] a informar a la WSF de la decisión de cancelarlos”, se lee en el comunicado emitido por la Federación Mundial de Squash (WSF, por sus siglas en inglés), que ha ensalzado los finalmente estériles esfuerzos de la SRAM por persuadir al Gobierno de Kuala Lumpur de que permitiera la participación de la selección israelí.
Malasia, país que obliga constitucionalmente a sus ciudadanos a ser musulmanes pese a que sólo lo es el 60% de la población y a que la propia Constitución garantiza la libertad de culto, tiene uno de los regímenes más señaladamente israelófobos del planeta. Los ciudadanos de Israel no pueden visitar un país que ya en 2019 fue despojado del derecho a albergar los Mundiales Paralímpicos de Natación tras amenazar con negar la entrada a los atletas del Estado judío.
(En la imagen, el primer ministro malasio, Ismail Sabri Yaakob).