Por decisión del primer ministro Naftali Bennett y del Ministro de Sanidad Nitzan Horowitz, los israelíes tendrán que presentar su Pase Verde -un documento que garantiza el acceso a los alojamientos públicos a quienes hayan recibido tres inyecciones de una vacuna contra el coronavirus o a quienes hayan recibido dos dosis o se hayan recuperado del virus en los últimos seis meses- al entrar en un centro comercial.
Los guardias de seguridad escanearán el Pase Verde de cada comprador y, al recibir la aprobación digital, les entregarán brazaletes que les permitirán moverse libremente por el centro comercial.
Se eximirá de presentar el Pase Verde a quienes deseen entrar en el centro comercial para utilizar uno de los diversos servicios esenciales que estipularán los profesionales de la salud y el fiscal general Avichai Mandelblit.
La persona que entre en un centro comercial con el fin de recibir un servicio esencial no recibirá una pulsera y sólo se le permitirá entrar en el centro comercial con el fin para el que vino.
Los grupos de presión de los centros comerciales israelíes se opusieron a la medida, alegando que marcar a los clientes con brazaletes no es razonable y no pasará el examen de constitucionalidad.
Además, los funcionarios también decidieron conceder un pase verde provisional a quienes hayan recibido la primera vacuna contra el coronavirus, que será válido durante 30 días.
Ambas decisiones están pendientes de la aprobación del gobierno y de la Knesset.
Por otra parte, el Ministerio de Sanidad está estudiando la posibilidad de restringir los viajes hacia y desde Alemania, entre otros países, para hacer frente a un aumento de la incidencia del COVID-19.