El antisemitismo sigue en preocupante aumento. En efecto, en 2018 EEUU vio niveles históricos de esta lacra social a nivel nacional, y las universidades, lamentablemente, no están exentas de esta tendencia. De hecho, estudiantes judíos en universidades en EEUU así como en Latinoamérica y España enfrentan un antisemitismo aún más perverso, mismo que para legitimarse se disfraza de «antisionismo».
Según un nuevo reporte, hubo un aumento de casi 70% en incidentes de antisemitas, motivados principalmente por organizaciones férreamente antiisraelíes, en universidades estadounidenses.
En el recién publicado e histórico reporte enfocado en el antisemitismo, a nivel global, la ONU remarcó la incidencia de lo que algunos llaman «antisemitismo de izquierda», donde las narrativas antijudias se mezclan con las críticas contra el gobierno de Israel y se promueve la equivalencia del sionismo con el racismo.
Esto no está limitado a las universidades estadounidenses. Instituciones de educación en Latinoamérica también han sido sedes para la promoción de esta patología social. Es más, muchas veces suelen acompañar las acciones que movimientos como el de Boicot Desinversión y Sanciones (BDS) fomentan, cómo fue el caso de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde en 2016 se aprobó una medida que censuraba el acercamiento a simpatizantes de Israel y/o sus ciudadanos.
Chile es hogar de la comunidad palestina más numerosa fuera del Medio Oriente. Algunos de sus militantes han promovido el BDS entre otros mecanismos para deslegitimar a Israel en la opinión pública chilena, cayendo a veces en franco antisemitismo.
En otros países de la región, se han dado incidentes de mayor gravedad como el asociado a un docente de la Universidad Nacional de Cuyo fue acusado de abusar la materia que enseñaba, «Estudios Árabes Contemporáneos», para incitar odio contra los estudiantes judíos.
Situaciones de esta naturaleza también se han visto en España. Aunque el BDS no ha calado suficiente como para las relaciones bilaterales entre Israel y España, si logró en principio la cancelación de la actuación de un cantante judío. Más allá de que sectores mayoritariamente de la izquierda radical expresen una animadversión contundente en contra de Israel, el antisemitismo continúa siendo más bien anecdótico en España. Sin embargo, el año pasado el secretario del Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades firmó un convenio con la Federación de Comunidades Judías de España para la erradicación del antisemitismo.
Mientras tanto, las universidades estadounidenses han tenido dificultad a la hora de abordar las preocupaciones de su alumnado judío, que no se sienten adecuadamente protegidas en sus predios universitarios. Recientemente, la Universidad de Columbia se vio envuelta en una controversia al invitar al Primer Ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, a hablar en su sede.
Mohamad ha hecho declaraciones antisemitas públicamente, y muchos comparan su invitación a la misma que fue extendida al expresidente iraní Mohamoud Ahmadinejad en 2007.
Los estudiantes de Columbia circularon una petición para que Columbia rescinda la invitación, pero la institución defendió la decisión cómo una cuestión de libertad de expresión, aclarando que, aunque no comparte con los dichos del Primer Ministro, es importante que la universidad sea un lugar donde se puedan exhibir varios puntos de vista. Sin embargo, Mohamad defendió su postura durante y después del foro, en Twitter aludiendo que cuenta con él tiene derecho a expresarse «en contra de los judíos» de la misma manera que otras personas tienen derecho a criticarlo a él y a su país.
En la misma semana, el ministro de Seguridad Pública y Asuntos Estratégicos, Gilad Erdan se sumó al coro de voces que dicen que BDS promueve el antisemitismo cuando presentó un informe en el Parlamento señalando eso mismo y pidiendo que la Unión Europea deje de tolerar al movimiento.
«Si es cierto que la Unión Europea tiene cero tolerancia hacia el antisemitismo, entonces también debería tener cero tolerancia hacia el BDS», dijo Erdán, haciendo eco de lo que el estudiantado judío alredor del mundo continua reclamando a voces.