Abrasha Rotenberg, conocido empresario, escritor y periodista, co- fundador del diario La Opinión, la revista Primera Plana y el periódico Nueva Sión, publicó una nota titulada ¿PAGAR?, y trata sobre las discusiones que existen hoy en Argentina en torno a la deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional. Deuda que, en realidad, dice, es sólo el 15% de la deuda total argentina.
Abrasha, un joven de 95 años, tuvo la gentileza de atendernos desde Madrid, donde reside.
“En realidad, esa deuda fue legalizada, no es de un gobierno, es de un país, y quien debe hacerse cargo es el gobierno que está al frente de ese país y los demás deberían apoyarlo. La discusión que se da tiene ribetes de fantasía, acusaciones cruzadas. Se recibieron 44.000 millones de dólares. Unos dicen que eso fue malversado y otros dicen que eso es falso. Pero las cifras existen. Con un 90 y tanto por ciento se pagaron deudas anteriores. Y en cuanto a un 4 o 5 por ciento fue a parar a manos de gente que compró dólares a un precio privilegiado haciendo un muy buen negocio. En realidad se sabe muy bien los nombres de quienes lo han hecho, están registrados, pero nadie quiere publicarlos porque hay todo tipo de beneficiarios de todas las fuerzas políticas. Por lo cual, dentro de toda esa grieta que existe, hay momentos en que la clase política está unificada oscureciendo negocios que no quiere que trasciendan.”
R.J.: Lo que usted dice, Abrasha, es que, más allá de los fuegos de artificio entre gobierno y oposición, hay un interés común.
A.R: “Hay un interés común que es de clase, de clase política. Antes había tres clases más o menos identificadas: la clase media, la clase baja y los privilegiados. Pero ha aparecido una cuarta clase en el mundo, que es la clase política que se ha enquistado en el Estado. Es una realidad sociológica que se está dando mucho en Sudamérica, en Africa, en ciertas regiones de Asia. En los Estados Unidos se requiere tener mucho dinero para ser congresista. En Argentina y otros países, se puede ingresar sin dinero. La vocación de servicio se torna secundaria respecto de la posibilidad de vivir del Estado. Una tarea que ni siquiera requiere estudios universitarios, permite disfrutar privilegiadamente de los fondos del Estado. “
R.J.: Incluye a gente de todos los partidos, verdad? En ese sentido es algo muy democrático.
A.R.: Así es. Por eso, modificar las desigualdades sociales muy notorias en Africa, Asia, Sudamérica, es una tarea que, para mantener los privilegios políticos, se posterga. Sobre todo en una sociedad donde las ideas escasean. Después del desencanto del sueño socialista, lo único que queda es la esperanza de que la gente sepa por qué votar a quién, y que los que quieran ser votados digan qué van a hacer y, sobre todo, cómo”.
Estamos hablando de emociones, y hay momentos en que es difícil entenderse en una discusión porque lo que predomina es la fe. Y contra la fe no hay argumentos. No sé cuánta gente sabe exactamente qué es el FMI, por lo cual se hace difícil conversar. El FMI no es un banco, son todos los países ricos que se han reunido para “ayudar” a los países pobres, bajo determinadas condiciones. Es incómodo, es molesto, porque exige determinadas acciones para sanear la economía de un país”.
Redacción gentileza de la Licenciada Elena Cohen Imach