Han pasado 55 años desde la reunificación de Jerusalem, en ella se encuentran el parlamento de Israel, su Corte Suprema, la residencia del presidente y Primer Ministro y sus principales instituciones gubernamentales.
El no reconocimiento de la soberanía de Israel, para determinar su Capital como hacen todos los países, es sin duda una, no solo sutil, sino explicita forma de antisemitismo. En realidad, lo que se cuestiona en el fondo es la legitimidad de la existencia de un Estado Judío.
No hay ciudades internacionales, no lo son Roma, Atenas, Estambul, Beirut, Damasco, ni el Vaticano.
Las fronteras de los países, incluyendo sus capitales, son producto mayoritariamente de conflictos bélicos o movimientos revolucionarios violentos, que determinaron las mismas. A ningún país fueron las Naciones del mundo las que le definieron sus fronteras y capitales, sino el producto de la determinación y coraje de sus pueblos.
El inconsciente colectivo antisemita de gran parte de la humanidad sigue pensando que a los judíos se les puede decir donde vivir, como vivir, que estudiar y en qué trabajar como una concesión graciosa de los no judíos. El Estado de Israel vino a romper con 20 siglos de esta enfermedad. Los judíos hoy tienen autodeterminación y autonomía le guste a los países, sus dirigentes y ciudadanos o no les guste. Ya no tenemos que pedir permiso para respirar, pensar y existir.
Jerusalem no es la única ciudad en el mundo que tiene conflictos con una minoría. La diferencia es que la ética judía y la sólida democracia de Israel protege y respeta a esa minoría. No es el caso de muchos países, sobre todo de esa vecindad, que han masacrado a las mismas incluso llevándolas a su extinción.
Si en un potencial acuerdo para la creación de un Estado Palestino que a esta altura el único que lo pretende es el Estado judío, ya que los Palestinos han demostrado que en su ilusión de destruir a Israel esa no es su prioridad se llegara a una formula donde la Jerusalem de mayoría árabe sea capital política, espiritual o cualquier otra fórmula, será Israel en su soberanía y de acuerdo a sus intereses la que lo determine y no las naciones del Mundo.
Para ahondar en estos conceptos vea y escuche las reflexiones del director de nuestra emisora.