Hoy en la Argentina es el día del periodista. Momento propicio para reflexionar sobre esta vocación que hace a los pilares de la democracia y una sociedad con controles, contrapesos y transparencia.
Es sabido que el periodismo cumple su rol cuando expone aquello que el poder de turno quiere ocultar o una sociedad evadir.
La función pública de nuestra tarea es ser servidores de los mandantes, que tienen el derecho a conocer y exigir al mandatario y otros, que las cosas se hagan mejor, en lo posible, como corresponde.
Para los judíos en el periodismo y muy lejos de cualquier inadecuada pretensión profética, hay algún eco de esa llama y mandato testimonial, propuesta superadora y crítica de época.
En los 30 años de Radio Jai, medio pionero en el mundo hispanoparlante, hemos tenido la oportunidad de aprender y ejercer esta pasión con compromiso, coraje, independencia y lealtad irrestricta para con nuestros oyentes y lectores a los que nos debemos.
Entre los aprendizajes que incorporamos es que somos periodistas, comunicadores y cronistas, cuya especialización es en temas judíos, que a la vez son todos los temas, pero con una expertís específica, como lo es el de las del periodismo económico, científico, político, deportivo, etc.
Primero periodistas, y luego conocedores de temáticas y contenidos específicos que requieren un conocimiento e intensa dedicación, investigación y trayectoria. Para comprender la vida judía no alcanza con un apellido judío. Se requiere entender de la dinámica sociológica y estructuras de las comunidades y países donde se encuentran, incluyendo Israel; sus movimientos políticos, históricos y culturales. Ni hablar de sus protagonistas, egos, pasiones e ilimitadas instituciones.
La vida judía tiene todas las complejidades de la realidad en general con los aditamentos propios nada simples por lo demás.
Se debe contar con los elementos culturales que permitan una mirada judía sobre la realidad. Ser un especialista en Israel y Medio Oriente y las fenomenologías del antisemitismo con sus nuevas caras de antisionismo y movimientos de desligitimización. Los efectos del antisemitismo en la patología del auto-odio y sus consecuencias. Muchos no judíos y no pocos judíos sienten pánico y pavor de ingresar en un mundo que les aparece como altamente complejo y difícil de descifrar.
Dicho lo anterior, en este arriesgado oficio, no exento de atentados terroristas impunes, memorándums, acuerdos con terroristas y teocracias, asesinatos de fiscales, antisemitismo vernáculo y funcional, operaciones, impunidad, amenazas y tanto más…, muchas veces las instituciones lo denominan “Periodismo comunitario” de una manera peyorativa, intentando rebajar su precio, prestigio, influencia y trascendencia. Seguramente, también intentando manipularlo entre la culpa y la responsabilidad, como propio o adepto, como siempre intentan los espacios de poder.
Hablar de “periodismo comunitario” y “medios comunitarios” seguramente describe a aquellos que no ejercen la profesión y simplemente editan revistas o espacios, donde difunden las gacetillas, comunicados o intereses de sus instituciones. Eso no es periodismo, eso es propaganda y en general una tarea rentada que no requiere de mucho talento, compromiso y formación.
Es paradójico que el periodismo judío como muchas otras expresiones identitarias, sea especialmente reconocido por los no judíos, que ven en el mismo, la agudeza del pensamiento y cabeza judía. Ya fue dicho “no hay profeta en su tierra”. Tendemos a menospreciar o exaltar en demasía lo propio, perdiendo la necesaria racionalidad y equilibrio del análisis serio y meditado.
Ya dijo Einstein al que también le gustaba pensar y escribir que “es más fácil destruir un átomo que un prejuicio”.
En este día del periodista un afectuoso y profundo reconocimiento a los mismos, como pilares de nuestra sociedad, y especialmente a aquellos que se sumergen e involucran en las complejas y habitualmente desvalorizadas aguas del imprescindible periodismo judío.
Lo invitamos a escuchar la editorial de Director de la emisora, Miguel Steuermann.