Nuestro pueblo, en diferentes momentos de la historia, atravesó tiempos de crisis, de ruptura. Pero también de nuevos comienzos, gracias a la inmensa capacidad de análisis y de autocrítica. Por esta razón, y porque siempre hemos recuperado nuestra visión, es que nos hemos forjado como pueblo emprendedor, creativo y hacedor de proyectos.
Este Shabat de distintas maneras nos habla sobre nuestro proyecto como pueblo. Comenzamos a leer Devarim, a punto de concretar un proyecto: entrando nuestro pueblo en la Tierra Prometida.
Este shabat recibe el nombre de Jazón, que literalmente significa visión. No es casual que nos encontremos con un relato que nos habla de la visión de Isaías que presagia la catástrofe de Jerusalén, cien años más tarde después de fallecido el profeta.
A su vez, la haftará, nos prepara espiritualmente en la conmemoración de Thisha Be-Av: día en que nuestro pueblo recuerda las tragedias más amargas, encabezadas por la destrucción de los dos Templos de Jerusalén. Por eso, el 9 de Av leemos el Libro de las Lamentaciones, que nuestra tradición atribuye al profeta Jeremías, quien relata vívidamente las consecuencias de la destrucción del Primer Templo de Jerusalén.
Podemos preguntarnos qué tienen en común estos Parashat Devarim, la Haftará y las Lamentaciones, además de recordar dolor y destrucción.
La palabra Elijá que significa ¿cómo? -¿cómo puede ser?, se leerá en los textos-, podemos interpretarla como el vínculo que conecta a nuestros líderes en cada momento de ruptura, de punto de giro del relato de nuestro pueblo.
Encontramos primero la queja de Moisés en Parashat Devarim, a instancias de la conquista de la Tierra de Canaán, sobre el duro trabajo que le significó lidiar con el pueblo de Israel en el desierto: “¿Cómo (Eijá) he de sobrellevar yo solo vuestra molestia, vuestra carga y vuestra contienda?” (Deuteronomio 1:12).
Por su parte, Isaías, en la Haftará, hablará sobre el pueblo judío, que ya asentado en la tierra de Israel, desde el punto de vista del profeta ha fracasado en la tarea de construir una sociedad justa y de altos valores: “¿Cómo (Eijá) se ha tornado ramera la ciudad fiel?” (Isaías 1:21).
En tanto que la lamentación de Jeremías “¿Cómo (Eijá) quedó solitaria la ciudad que estaba llena de gente?” (Lamentaciones 1:1), aludirá a la destrucción de aquel proyecto iniciado por Moisés.
Tres versículos que se relacionan con tres momentos: el temor y el cansancio anterior a la conquista, la desilusión ante la pérdida de objetivo, y el trágico final, la derrota del proyecto. Tres momentos de toma de conciencia de cada momento, desde el punto de vista de la dirección del pueblo.
En cada momento, con un líder que veía más allá y que tenía la capacidad de reflexionar sobre el presente.
Hoy, quizás nuestro desafío en este Shabat que precede a Tisha Be Av sea reflexionar sobre nuestro presente, nuestro objetivo, y revisar a la luz de nuestra historia, el legado y las palabras de tres enormes guías de nuestra tradición, quienes en un tiempo histórico diferente tienen mucho para enseñarnos.
Un tiempo para repensar nuestro proyecto como pueblo, para volver a planificar la esperanza, para pronunciar eijḠy convertirnos en líderes de nuevos proyectos.
Rabina Sarina Vitas