El lugar más sagrado para el judaísmo, el Muro de los Lamentos, es noticia dos veces al año. En cada víspera de año nuevo judío, miles de fieles vienen a orar a dicho lugar, hecho en el año 70 de nuestra era, y a dejar papelitos con deseos.
Cada seis meses, un grupo de operarios retira todas las notas que la gente presente dejó con sus peticiones a Dios. Luego de la limpieza, un rabino se encarga de leer el deseo de las personas.
“Deseamos que las peticiones de todo el mundo sean oídas, sinónimo de que será un gran año para Israel, un año de paz en el que se acabe con los derramamientos de sangre, aquí y en el extranjero”, señala el rabino del muro.
Tras su lectura en público, se procede a la quema siguiendo la tradición. Esta es una tradición milenaria que sigue en pie. Este domingo, Israel festeja la llegada del año 5783.
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