5783 años de la creación del mundo y en el sexto día del hombre como cúspide del deseo Divino de darle al mismo la oportunidad de completar su obra de creación. Como socio, el hombre recibe un manual de sus tareas. En Rosh Hashaná se hace un balance de su trabajo y de los logros o frustraciones.
En Rosh Hashaná somos llamados a testificar y reconocer al Rey de Reyes como el Ser Supremo que insufla el Alma en cada humano. En Rosh Hashaná se nos convoca a mostrarnos sin máscaras y comparecer ante el tribunal celestial que determinará que méritos encuentra en la existencia y hacer de cada persona.
Radio Jai les desea que tengamos mucha misericordia del Creador y algunos méritos para mostrar una vida bien vivida.
Que tengamos Shaná Tová Umetuká, un año bueno y dulce.
Editorial de Rosh Hashaná 5782 (paso un año).
Vivimos entre el misterio de dos Eternidades. A partir de esta realidad existencial al hombre le resuenan destellos de Eternidad y busca comprender el sentido de la vida.
El lapso de nuestro viaje por este mudo por más largo que sea, no será más que un abrir y cerrar de ojos.
Cuando nacemos cada uno recibe un reloj de regalo, el mismo tiene un tiempo definido de durabilidad. Cada año somos convocados a ajustar el mismo y darle cuerda para realizarle el mantenimiento necesario para que siga mostrándonos correctamente la hora. Cuando somos jóvenes vemos el reloj reluciente y nuevo, nos parece que nunca cambiará. Con el paso de los años el reloj comienza a mostrar deterioro y la necesidad de ajustes se hace mayor.
Se toma conciencia de lo que los ingenieros llaman fatiga de materiales y que en algún momento su tic toc dejará de funcionar. Tomamos mayor conciencia que el tiempo es limitado y que debemos saber en que invertir los minutos que nos quedan. Rosh Hashaná es el llamado a saber elegir como y donde invertir la bendición de nuestro tiempo.
Quiero aprovechar estas líneas para pedir con humildad perdón por cualquier palabra o acción que involuntariamente en nuestra tarea haya podido herir o dañado a alguien. Sepan que nunca ha sido a propósito. También sepan perdonarnos las limitaciones de no haber sabido y podido hacer más y mejor.
Finalmente agradecer a todos los que, con su escucha, lectura, seguimiento, estímulo y apoyo, nos han permitido darle sentido al enorme esfuerzo que conlleva sostener una propuesta periodística judía profesional que intenta reflejar y dignificar los valores espirituales y morales de nuestro pueblo. Una particular admiración y gratitud para nuestros hermanos en el Estado de Israel que diariamente nos inspiran con esa luz que irradia Sión y Jerusalem a toda la humanidad.
Shaná Továh Umetuká, que seamos inscriptos en el libro de la vida dulce.