Helene Braun tiene 23 años y será la primera rabina queer alemana. Aquí, nos cuenta cómo aunó ambos mundos y por qué lucha también por el cuidado del planeta desde la religión
“Crecí en una familia judía en las afueras de Berlín, todo lo referido al judaísmo lo aprendí de mi mamá. Siempre fuimos de estar conectadas con la religión, pero a pesar de ese vínculo tan estrecho nunca pensé que me iba a convertir en rabina. A partir de mi adolescencia me comprometí mucho con las asociaciones judaicas de mi barrio (Wahlheimat), de esa manera tuve la oportunidad de viajar por el mundo y representarlas en el extranjero. Una vuelta fui a una conferencia en Boston (Estados Unidos) y me di cuenta de que en el auditorio había muchas rabinas.
Eso no es para nada común en Alemania. Esa imagen me quedó dando vueltas por mi cabeza por mucho tiempo; entonces cuando regresé y terminé mi escuela secundaria me anoté en la universidad para convertirme en rabina. Me anoté en la carrera de Teología en la universidad de Potsdamy en la escuela de rabinos Abraham Geiger Kolleg, en donde también aprendo hebreo. Me queda menos de un año para recibirme y estoy más que conforme con la decisión tomada.
Una nueva imagen del judaísmo
De mi estudio lo que más me interesa es leer sobre judaísmo para luego hacer análisis de textos. Siento que a partir de la lectura e interpretación de los escritos puedo traer ese conocimiento a la realidad actual, adaptarlo a la vida diaria para que sea más útil e inspirador.
Quiero exhibir que se puede tener una vida como cualquier adolescente no religioso, pero acompañado de una creencia clerical. Me sucede mucho cuando me contactan jóvenes que no tienen idea de qué es el judaísmo o solo se les viene a la mente un hombre barbudo y mayor. Eso no está bueno, así que me propuse generar un cambio para que todos y todas podamos ser parte.
Cuando a mis 19 años decidí anotarme en la universidad para convertirme en rabina todos a mi alrededor lo tomaron muy bien. Mi familia lo celebró, así como mi círculo más religioso de amigos. La mayoría se sintió orgulloso y muchos hasta sorprendidos porque pensaban que una mujer no podía serlo. Así de invisibilizadas estamos dentro de la religión.
“Cuando decidí convertirme en rabina, la mayoría se sintió orgulloso y muchos hasta sorprendidos porque pensaban que una mujer no podía serlo. Así de invisibilizadas estamos dentro de la religión”.
Influencer feminista y queer
A medida que comencé a estudiar y que me encontré y conocí otra gente vinculada al judaísmo me fui dando cuenta de que a muchos les interesaban mis dos mundos: la religión y el universo queer. Por empezar, pensaban que no eran mundos compatibles. Por dicho motivo, decidí abrir una cuenta de Instagram (@leni_lafayette) para contar cómo es mi vida, lo qué hago, lo que soy, lo qué estudio, para mostrar lo qué me sucede realmente y la rutina que una pueda llevar siendo queer y judía.
Además, me interesa mucho la sustentabilidad, el cuidado del planeta y el diálogo interreligioso. Todos esos aspectos son parte de mi vida y, aunque no parezca, todo tiene que ver con todo y está interrelacionado. Por lo menos en mí, que soy una mujer y todo eso que mencioné me atraviesa entera. Siento y creo que nadie debiera elegir entre su sexualidad y el judaísmo. Son dos aspectos de la vida que van de la mano y hay que vivir con ellos.
Por un futuro más inclusivo
Aparte de seguir en la universidad, actualmente estoy haciendo un intercambio estudiantil en Israel, soy miembro de una asociación LGBTIQ+ alemana llamada Tamar y de otras ONG´s que se comprometen con temas de mi interés como Keshet Deutschland y Coexister Deutschland. Además viajo por diferentes sinagogas del mundo para hablar no sólo de judaísmo, también de sustentabilidad y feminismo.
Si tuviera que aconsejarle a alguien que se siente expulsado o no aceptado dentro del judaísmo por su elección sexual u otro tipo de elección válida le diría que trate de no compararse con otras personas, porque todos somos diferentes. Le sugeriría que trate de a poco de moverse dentro de ese mundo que tanto quiere para desarrollarse y que encuentre personas que lo entiendan. Lo importante es sentirse bien en nuestro propio espacio y la religión debe acogernos a todos sin distinción.
Por: Fernando Gomez Dossena
Fuente: Marie Claire