El Parlamento Europeo, por amplísima mayoría (494 votos a favor, 58 en contra y 44 abstenciones) resolvió declarar a la Federación Rusa como Estado promotor del terrorismo y que utiliza medios terroristas, por los crímenes cometidos en la guerra de invasión a Ucrania, que claramente han violado el derecho internacional humanitario. Asimismo, la resolución incluye a la empresa privada de mercenarios Grupo Wagner como una organización terrorista. Esta declaración implica la recomendación de más sanciones económicas, políticas y diplomáticas por parte de la Unión Europea y sus Estados miembros a la Federación Rusa, y también el estudio del alcance de un tribunal penal internacional a Vladímir Putin.
Obviamente, el régimen de Putin respondió con fuego sobre Ucrania, bombardeando con misiles a distintas ciudades como Kiev, Lviv, Jarkiv, Odesa y Zaporizhia, dejando a medio país en las sombras, sin energía ni calefacción. Esto también afectó a Moldavia, país limítrofe con Ucrania y Rumania, pero que a la vez también tiene un conflicto con Rusia desde hace treinta años, respecto a la región del pseudo país conocido como Transnistria.
Vladímir Putin, en lugar de bajar la tensión y buscar una salida diplomática a una guerra de la que ya no sabe cómo salir, apuesta a intensificarla con los bombardeos, pero también con su presencia en otros focos conflictivos. Por ejemplo, sumándose a Argelia en su compleja frontera con Marruecos, haciendo maniobras militares conjuntas, “Escudo del Desierto 2022”, desde el 16 hasta el 28 de noviembre. Argelia es, después de todo, un proveedor de gas al continente europeo. Mientras tanto, en sus áreas de influencia más inmediatas, como el Cáucaso, tiene el reclamo del primer ministro de Armenia por la falta de apoyo frente a Azerbaiyán. Armenia integra la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, liderada por Rusia, que además suma a otros cuatro países ex soviéticos. La sobreexpansión rusa hacia otros escenarios (Medio Oriente, norte de África, Sahel) y el retroceso y alargamiento de su guerra frente a Ucrania, le está creando costos a los que no puede dar respuesta militar ni política. Para salir del laberinto, Putin hace una y otra vez el mismo recorrido, con idénticos resultados.
Ricardo López Göttig