Israel y Egipto: la paz fría

Por Dr. Israel Jamitovsky

Como es de conocimiento público, han transcurrido más de cuarenta años de la firma del acuerdo de  paz entre Egipto e Israel. Al asumir Abdel Fattah El – Sisi A Irán  la presidencia de Egipto en el año 2014, comienza un período de importante colaboración entre ambos países en el espacio de la seguridad y estrategia ante enemigos comunes como Irán y las organizaciones radicales islámicas. En este contexto y a título de ejemplo,  Israel colabora con las fuerzas egipcias en la lucha desplegada contra el terror en la Península de Sinaí y   a nivel diplomático Israel ofició como mediador entre Egipto y Etiopia en torno a la represa  Renaissance ubicada en Etiopía que es de gran valor estratégico para Egipto.Por su parte este último jugó y continúa jugando  un rol preponderante como mediador entre Israel y las organizaciones islámicas radicales de la Franja de Gaza.

Un área   a destacar en la colaboración entre ambos países  es el de la energía en cuyo contexto desde  2020, Israel exporta gas a Egipto en dimensiones apreciables.

Pero  en el resto de los espacios el panorama es desalentador, salvo escasas excepciones a los que aludiré posteriormente, habida cuenta que  no existe vínculo alguno entre los pueblos de ambos países.

Este cuadro no es nuevo, recuerdo que en la década del 80  y en el marco de mi actividad profesional trabé contacto con el Dr. Shlomo Cohen a la sazón Presidente del Colegio de Abogados de Israel en aquel momento. Le pregunté acerca si  a raíz de los acuerdos de paz entre ambas países se había producido algún contacto entre ambos colegios.Me replicó que ante la solicitud israelí de entablar relaciones como es de recibo en todo el mundo del Derecho, los egipcios se negaron rotundamente. Se trataba de relaciones meramente gremiales y profesionales sin connotación política alguna. En el espacio del deporte, hubieron deportistas egipcios que en distintas oportunidades se negaron a competir con sus pares israelíes pese a los perjuicios que les acarreaba en las competencias que participaban.

Durante mucho tiempo estimé que la reticencia egipcia  a visitar a Israel provenía fundamentalmente de sus propios ciudadanos, posiblemente acusando  principalmente la influencia de los Hermanos Musulmanes y otros grupos radicales que se oponen categóricamente a todo contacto con Israel.Sin embargo,al parecer  la causa es otra.

Según reseña del cotidiano israelí Israel Hayom de hace escasos días, ciudadanos egipcios que trabaron contacto con israelíes que concurrieron a la Conferencia  Mundial sobre el Cambio Climático celebrada recientemente en Sharm el Sheikh (Egipto), señalaron  a visitantes israelíes que el  propio gobierno egipcio es  el principal escollo a sortear, son las autoridades egipcias  las que imponen trabas que tornan muy difícil la obtención de la pertinente visa y la  visita del ciudadanos egipcios a Israel, exigiendo requisitos que  superan ampliamente los  habituales  para  la obtención de una visa en  cualquier país del mundo.

Un ciudadano egipcio que se propone visitar Israel debe explicar a las autoridades pertinentes los motivos de su visita y aún en caso de recibir la visa, se le advierte que a su retorno se incorpora a la nómina de aquellas  personas  sometidas a  los controles  de los Servicios de  Seguridad de Egipto, controles  que pueden extenderse  durante muchos años y todo ello pese a que como señalé,  el actual presidente egipcio El-Sisi ha acrecentado las relaciones con Israel en los espacios de la política exterior y seguridad.

Por todo ello no extraña que empresarios o turistas egipcios no visiten Israel, aún en el caso que exhiban interés y  posean los medios para hacerlo o que anhelen visitar a sus  familiares radicados en Israel.

Todas estas trabas dejan su impronta en las relaciones entre los pueblos de ambos países y particularmente  en el espacio comercial y económico. La balanza comercial entre Egipto e Israel es de apenas 100 millones de dólares al año, cuando Egipto posee una deuda de 155 billones de dólares , la mitad de su población se encuentra  debajo de la línea de pobreza y el incremento comercial entre ambos países redundará innegablemente también en su beneficio. A título comparativo, un año  y medio después  del acuerdo de paz firmado entre Israel y los Emiratos Árabes-cuya población es diez veces menor que su similar egipcia-la balanza comercial entre ambos países alcanza  a un billón y medio de dólares y se estima que en próximos años  se duplicará y  triplicará.

Ha aumentado el número de turistas israelíes que visitan Egipto pero aquellos que  visitan la Península de Sinaí,  se topan con  trabas y momentos ingratos. Los que ingresan con su automóvil deben desprenderse de las cámaras insertas en los mismos  con el consiguiente  perjuicio económico para el dueño del automóvil  que puede alcanzar a miles de shekalim israelíes amén de los inconvenientes  y riesgos que supone y conlleva. La razón aducida es que dichas cámaras pueden servir a «fines de espionaje» y por ello el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel recomendó a sus ciudadanos  que  ingresan a la Península de Sinaí  hacerlo sin sus automóviles.

En cuanto a la presencia egipcia en Israel, la única y honrosa excepción hasta el momento es la de los cristianos coptos. Su población en Egipto alcanza a los 16 millones de habitantes y como excepción, las exigencias  egipcias para obtener el visado son menores y visitan Israel por razones de índole exclusivamente religiosa. En el año 2015 ,  5000 feligreses llegaron a Israel en tanto que en el año 2019 su número alcanzó a 7.000.

Ante esta paz fría y el vacío existente, el Ministerio de Relaciones  de Exteriores de Israel ha comenzado a dialogar en árabe especialmente con jóvenes egipcios a través de las redes sociales en  torno a tópicos como cultura, tecnología y  ciencia de su sociedad así como el futuro de toda la región en una tarea cuyos frutos confiemos en que se apreciarán en un futuro no muy lejano.

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