Palestina: el activismo mitómano y la inconsistencia histórica

Cómo se ha instrumentalizado la mentira para construir un relato político inexacto y contra cíclico a los procesos de normalización y pacificación de Medio Oriente.

Por Luciano Mondino

Transcurrieron 75 años desde que el plan de partición del Mandato Palestino creara dos estados: uno judío, que sí se creó, y otro árabe que no se creó porque los musulmanes prefirieron la guerra antes que su hogar nacional. En esas siete décadas y media, el conflicto árabe-israelí y su desprendimiento palestino-israelí se contó bajo las amarras de la posverdad en donde la verdad dejó de ser verdad solo en nombre de la diversidad de opinión.

La causa de los palestinos, una causa artificial que de la noche a la mañana reunió a gente que antes era jordana o egipcia, se ha reducido a grupos de propaganda con escasa fundamentación, pero con la difusión suficiente para intentar ser la parte contra cíclica a los procesos de paz que experimenta el Medio Oriente desde hace muchos años: mientras el Golfo va hacia una normalización y pacificación con Israel y mientras la causa palestina no despierta interés ni siquiera en las cumbres regionales, en el imaginario de las autoridades palestinas se reserva la idea de una guerra perpetua.

El conflicto en Medio Oriente es también religioso

Desmerecer la cuestión religiosa no solo implica tergiversar una realidad en el conflicto palestino-israelí, sino que implica también no informar sobre los conflictos hacia adentro del islam y las guerras entre los musulmanes desde 1948. De esta forma, no es posible hablar del conflicto con Palestina como si fuera el único conflicto en la región cuando es el que en realidad menos muertos ha causado y el que más avance diplomático ha tenido.

Si nos remontáramos a los años entre 1980 y 1988, veríamos que la guerra entre Irak e Irán ha causado entre 1 y 2 millones de muertos sumados a los desplazados. Lo mismo ocurrió en la guerra civil del Líbano de la década del setenta. Mucho más cerca en el tiempo, la guerra en Siria (una despiadada persecución del islam chiita a los sunnitas) causó entre 300 y 500 mil muertos con más de 12 millones de desplazados.

Lo curioso es que, si tomáramos también cualquier fuente que se identifique como pro-palestina, que las hay y muchas, observaríamos que la guerra contra Israel ha alcanzado entre 50 y 53 mil muertos. Porcentajes ínfimos que no buscan relativizar los muertos, sino que buscan no relativizar la historia ni magnificar un conflicto que, como se ha dicho, ha tenido sobradas muestras de desarrollo diplomático.

Decir que la dinámica política en Medio Oriente no tiene una lectura también religiosa, busca echar por tierra los miles de años que constituyen el nexo histórico, respaldado por la evidencia arqueológica, entre el Pueblo Judío y la tierra de Israel. Además, en el Corán, el texto sagrado de los musulmanes, no hay ninguna mención a la tierra Palestina.

Algo llamado Palestina

Los palestinos modernos fundaron una causa a partir de 1948 que reunió a un grupo de personas que se habían ido a dormir como jordanos y egipcios y se habían despertado al día siguiente siendo fervientes e históricos nacionales palestinos. Lo cierto es que, para los años de la partición del Mandato Palestino, no existía ningún estado, territorio o administración independiente que se llamara Palestina.

Entre 1517 y 1917, los que vivían en ese territorio estaban bajo administración del imperio otomano y conformaban lo que se conocía como la provincia de Siria. A partir de 1917, cuando los otomanos se desintegraron, llegó el protectorado británico.

En 1922 la Sociedad de Naciones estableció el protectorado, pero para asegurar la creación de un estado nacional judío. Ya en el siglo XIX, los judíos de Palestina compraban tierras árabes sin oposición del imperio otomano, lo que desestima eso de la Palestina Histórica.

En pocas palabras, hubo que esperar hasta la ocupación de Israel por los romanos para que la palabra “Palestina” apareciera en público entre el 132 y el 135 ec cuando Adriano nombró a la provincia como Syria Palestina en lugar de Judea. Aun así, Yassir Arafat, uno de los líderes egipcios de la Autoridad Nacional Palestina, seguía repitiendo que Jesús fue palestino, una aberración histórica considerando que el nombre que impone Adriano tuvo lugar 100 años después de la muerte de Jesús. 

Lavar la cara al terrorismo

Desde la creación del islam en el siglo VII, los judíos fueron violentamente reprimidos y expulsados de los territorios donde los musulmanes se expandían. La propaganda palestina, que se refiere al conflicto como algo entre buenos y malos, habla de una paz que jamás existió antes de 1948 para intentar argumentar la idea de que todo hubiera sido mejor si el Estado de Israel no se hubiera creado.

La propaganda palestina no menciona ninguno de los pogromos que existieron en el siglo XIX como los de Irak en 1828, Marruecos 1864, Túnez 1869, Libia1897, los de Safed 1834, los de Siria 1848, 1850, 1875, Líbano 1862, 1874 y 1847 o Argelia. Incluso en los años previos a mayo de 1948, en los pogromos de Hebrón de 1929 cuando 69 judíos fueron expulsados y asesinados.

Fueron 1800 los judíos asesinados entre noviembre de 1947, cuando se anunció el plan de partición y mayo de 1948, cuando finalmente Israel nace como estado moderno. La persecución y hostigamiento contra los judíos viene mucho más atrás y ninguno de los estados árabes han reconocido ni se han rectificado por esto.

El arma política de los refugiados

La Nakba no es más que la llave que mantiene cerrada la posibilidad de abandonar la mentalidad de guerra perpetua que abunda en el imaginario de una parte considerable de las autoridades palestinas, mientras existen otras que genuinamente trabajan para la paz.

Lo cierto es que hoy, los organismos internacionales hablan de millones de refugiados cuando en 1948-1949 no eran ni siquiera un número cercano y que, además, también era falso. Bajo el último censo de 1945, la causa palestina sostiene que “por culpa de Israel” existieron 800.000 y 1 millón de refugiados palestinos. Quien ha amplificado esto ha sido UNRWA, de la ONU, quien también ha admitido no pocas veces la imposibilidad de dar número exactos en este tema de los refugiados. Llegó a admitir que en 1950 cubría las demandas de 750.000 refugiados y hoy atiende la de 5 millones…números que demuestran un salto suspicaz.

¿Qué hubiera pasado si los palestinos árabes hubieran aceptado dar asentamiento a esos palestinos y no obligarlos al confinamiento en los campamentos eternos? Ni siquiera hoy los reconocen como ciudadanos, una categoría que sí consiguen en Israel.

Que en el único estado judío del mundo exista un 20% de ciudadanos árabes y que, a su vez, no exista casi ningún porcentaje considerable de judíos en los países árabes demuestra la inconsistencia de las acusaciones de apartheid y de limpieza étnica, algo que no ocurrió y que no ocurrirá por parte de Israel.

El negocio de no abandonar la guerra

La resistencia a abandonar la mentalidad bélica, que ya se ha transformado en algo rentable, lleva también a resistir y sabotear cualquier intento de pacificación por más que se proponga la completa entrega de Judea y Samaria como ya ha ocurrido. La ecuación diplomática de entrega de territorio a cambio de paz es lo que le ha permitido, con altos costos, a Israel ganar un mayor margen de maniobra en una región que le es alta e históricamente hostil.

Antes de los Acuerdos de Oslo, Israel en 1957 se retiró unilateralmente del Sinaí y firmó un acuerdo con Egipto en 1979. Fueron los años de la llegada de El-Sadat a Jerusalem. Después de la era de Arafat, el Estado Judío firmó un acuerdo de paz con Jordania en 1994 y se retiró del sur del Líbano en 2000. Incluso en el año 2000 fue el primer ministro israelí, Barak, quien ofreció crear un estado palestino en toda Gaza y casi todo Judea y Samaria. Si el problema fuera territorial, entonces los palestinos hubieran logrado lo que querían y por lo que dicen estar luchando desde 1948.

En el 2005 Israel se retiró también de la Franja de Gaza donde inmediatamente después los palestinos votaron por Hamas, una agrupación terrorista cuyos misiles atacan a los civiles israelíes, que ejecutó a la oposición, desconoció a los Acuerdos de Oslo y volvió a la guerra contra el Estado Judío.

Sin embargo, cada vez que puede, Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina desde el 2005, insiste en los foros internacional de la responsabilidad de Israel para obstruir la paz. Uno de los mayores obstáculos en la pacificación es la característica vitalicia de todos los funcionarios palestinos que ocupan sus lugares desde hace años, impiden las elecciones libres y se atornillan en el sillón digitando las cuantiosas sumas de dinero que el mundo envía en concepto de ayuda humanitaria.

El nazismo perdió la guerra. Los árabes perdieron la guerra y hoy ya están normalizando sus relaciones con Israel. La causa palestina se redujo a un peligroso activismo mitómano esgrimido por sus propagandistas y replicado por mucha gente que no conoce la historia.

Nota exclusiva para Radio Jai

Luciano Mondino es Licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de La Plata. Master en Política Internacional por la Universidad Complutense de Madrid. Sus principales líneas de investigación son sobre islamismo, Terrorismo y Crimen Organizado.