Por Ricardo López Göttig
El presidente francés Emmanuel Macron ha planteado la necesidad de brindar garantías de seguridad a Rusia, con vistas a iniciar conversaciones para alcanzar una solución diplomática para la guerra en Ucrania. Dio un paso en falso, en un momento inoportuno, cuando la Unión Europea ha establecido nuevas sanciones económicas a Rusia con el tope del precio del petróleo procedente de ese país a 60 dólares, así como prohibiendo su compra por vía marítima.
El presidente Macron tuvo actuación diplomática antes de que comenzara la guerra –recordemos la larga mesa que lo separó de Vladímir Putin, una puesta en escena que el líder ruso supo manejar bien-, pero lo cierto es que el régimen del Kremlin sigue estableciendo exigencias a Ucrania, sin ceder un ápice. La propuesta de neutralidad de Ucrania con el compromiso de no formar parte de la OTAN, ya fue planteada por el presidente Zelensky antes de que comenzara la invasión de febrero de este año, y aun así no resultó suficiente para Putin. Precisamente en estos días se conmemora un nuevo aniversario del Memorándum de Budapest, de 1994, por el cual Ucrania cedió todas sus armas atómicas a Rusia, a cambio de que se respetara la integridad territorial.
¿Por qué Macron hace este nuevo planteo? Que la guerra en Ucrania ya se ha instalado y naturalizado como una noticia más, y que ahora el foco se coloque en el cansancio de los europeos occidentales respecto a los costos energéticos y la suba de precios, puede ser parte de la respuesta. Se está detectando, en estudios de la opinión pública, que en algunos países de Europa central y oriental está creciendo la preocupación por la inmigración de refugiados ucranianos. Cuando la proximidad del invierno boreal exige más fortaleza moral a los líderes de la alianza atlántica, está parece enfriarse antes de que la nieve empiece a acumularse en las calles. Por ahora, la propuesta del presidente galo no ha tenido buena recepción, probablemente un paso en falso por la búsqueda de protagonismo mediático.