Argentina vive hoy un día histórico.
Una vicepresidenta en ejercicio, junto a otros doce imputados recibirán una sentencia judicial por la denominada causa de corrupción en la obra pública. Más allá del veredicto del tribunal que requiere ajustarse a las pruebas jurídicas necesarias para absolver o culpar a cualquier ciudadano sometido a un proceso judicial, la república ha llegado a esta instancia gracias en gran parte a periodistas valientes e independientes.
Conocer todo este obsceno entramado de corrupción que ha favorecido al poder y sus amigos, ha sido posible gracias a la labor sobresaliente de muchos colegas y medios que con constancia y coraje pusieron luz en medio de las tinieblas de un país donde se puede asesinar a un fiscal y amenazar al actuante en esta causa de correr la misma suerte.
El periodismo tiene una función republicana fundamental en las democracias. Ser los representantes de los mandantes para exigir que los mandatarios y “los poderosos” den cuenta de su accionar. Eso es periodismo, lo otro es propaganda.
Puede ser que en el pequeño mundo de nuestra comunidad judía, también muchos dirigentes no quieran un periodismo independiente y cuestionador prefiriendo a aquellos que simplemente publican gacetillas y las bellas fotos correspondientes.
Escuche la editorial del director de nuestra emisora.