Los pesares deYaakov. Breve reflexión.

Dr. Natalio Daitch

El sufrimiento de los justos.

La vida del tercer Patriarca no parece mostrar mucha felicidad, si pensamos en Yaakov como el modelo del hombre que sufre, que es perseguido, engañado, traicionado y hasta amenazado de muerte. Y en apariencia esto contrasta o se contradice con la inmensa felicidad que propone el judaísmo a aquellos que continúan por los senderos de la Torá y viven una vida apegada a las mitzvot  o preceptos y tratan de apegarse firmemente a Hashem. 

La pregunta de Job.

¿Porqué, el justo sufre y el malvado prospera? Y este interrogante tiene contestaciones profundas, y que solo pueden ser soportadas y aceptadas, aún y paradójicamente, por aquellos judíos que han alcanzado a introyectar un judaísmo visceral. 

Se trata de un judaísmo todo-terreno, que podía encontrarse mas fácilmente en el antiguo rabinismo, o para los que somos ashkenazim (europeos) en aquellos antiguos y sufridos rabinos en especial hasta la Segunda Guerra Mundial y puede que otros contados con los dedos de la mano luego del Holocausto y del tremendo genocidio.

El pensamiento de mi madre.

En ocasiones, cuando conversamos con mi madre Aida K. de Daitch Z»L, siendo que ella fue morá o maestra de hebreo e idish, sobre esta generación de judíos, ella me manifestaba que se trataba de un judaísmo diferente donde se encontraba mezclado la religiosidad y el materialismo, en muchos casos en forma intensa e inadecuada.

Y si bien, deseo manifestar que considero mejor, aún con todos sus errores lo que sucede en el campo religioso, frente al desierto y la devastación que se puede apreciar en los ambientes seculares, no por ello, en especial el dinero y la riqueza deja de ser (si es mal empleado) el origen que puede generar mucho orgullo y soberbia, lo cual desvirtúa y degenera nuestro pensamiento, sentimientos y comportamiento, en especial en lo que se refiere a nuestra relación con nuestros semejantes.

La sal de Sodoma.

Si bien, deseo aclarar que no soy contrario a la riqueza (si es por deseo de Hashem), ni tampoco soy un hincha del sufrimiento en la carencia y en la pobreza in extremis, no cabe duda que pilotear y poder encontrar el equilibrio entre el ideal y la realidad y entre ese judaísmo imaginariamente perfecto y marketinero, con el judaísmo real no es una tarea sencilla para muchos de nosotros, judíos de nacimiento, y aún para aquellos conversos auténticos. Y es justamente, en este punto donde la Torá es enseñanza, es decir, entre los principios o postulados que son ciertos, que se conjugan con la realidad y los problemas y las pruebas en la vida de las personas.

Es por ello que manifestamos que la Torá es el EMET o la verdad de D’os y del hombre.

La felicidad en el servicio. Final

No cabe duda que ser parte del pueblo de Israel constituye una enorme dicha, pero también tiene un muy alto grado de responsabilidad tanto dentro como hacia fuera de la comunidad, y obvio no nos evita tener sufrimientos y pesares propios de la existencia como les ocurre a todos los humanos.

La felicidad de Yaakov  en su vida, tiene que ver con haber vivido su judaísmo lo bueno y lo no-bueno como parte de lo mismo. Una aceptación de un plan superior que, más allá del entendimiento humano, y de cualquier comodidad o incomodidad que genere es parte de un sentido, sea como prueba o un castigo o rectificación necesarios para una superación y corrección del alma humana. De otra manera, nuestras lágrimas no tendrían propósito alguno, si solo y todo lo que nos sucede fuera obra del azar o de una casualidad, y no fuéramos hijos y siervos de una entidad superior que controla y maneja y ordena nuestras vidas para nuestro bien, aunque lo que estemos viviendo se sienta o entienda como un mal.

Los Rabinos han apuntado siempre en esta exégesis, y luego de esta breve reflexión uno entiende que es la única humanamente posible. Aceptar que todo viene de una misma fuente, que hay una razón oculta, y que terminará siendo para nuestro bien, es la llave a poder producir cambios positivos en nuestras vidas, y la emuná o fe o convicción de que es nuestro Padre Celestial que nos ama, y al cual devolvemos siempre ese amor, aunque podamos tener dudas y cuestionamientos, y no siempre comprendemos sus senderos y la severidad del juicio divino. 

Llegados a este punto, y para concluir, la pregunta de Job no ha sido respondida completamente, pero ha sido superada con argumentos que no entendemos en su totalidad, pero que aceptamos que son los únicos potables o posibles para poder captar por la mente de un ser finito mientras dure nuestra vida terrenal. Y cito al final lo que dijo el famoso Rabino italiano Rab Jaim Luzatto (1707-1746) que: “el hombre viene a este mundo a trabajar, a cumplir preceptos y a pasar pruebas”. por ende, la única felicidad posible en el idishkait raigal y ortodoxo, es la felicidad que obtenemos en el servicio divino, ya que lo material y el tener es solo algo pasajero e ilusorio. Como un mundial de fútbol, comprarse un éxtasis por un tiempo limitado, y luego volver a tener que pisar y lidiar con nuestra cotidiana realidad. El judaísmo apunta a lo segundo, y nos advierte de alejarnos y de lo primero, es decir de espejismos de colores o de los fuegos fatuos, que solo son mentiras fabricadas por el propio ser humano solo con el ánimo de entretener o engañar o de lucrar. Los antiguos griegos y romanos hallaron la fórmula “del pan y circo”, pero los descendientes de Yaakov no adherimos a esta fantasía o a este packaging o paquete que tanto y tantos se esmeran en vendernos como una especie de anestésico social e individual. Los pesares del nieto de Abraham nos lo han enseñado.

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