Mario Sinay, especialista en Pedagogía de la Shoah y exdirector del Departamento de Habla Hispana para el Estudio del Holocausto de Yad Vashem, dialogó en Radio Jai sobre la condena a Adolf Eichmann llevada a cabo hace 61 años en Jersualem.
Sinay remarcó que el juicio fue fundamental no solo por su valor en justicia, sino también por las transformaciones que desató en la sociedad israelí. Detalló que hasta aquel momento, “el israelí venía con ese ethos de ‘nosotros los héroes que luchamos en la guerra de la independencia y que pudimos contra todo el mundo árabe frente a los judíos diaspóricos ‘que fueron como ovejas al matadero’”. Sin embargo, tras que a través del juicio se conocieran los detalles del Holocausto, “la sociedad israelí maduró y pudo comprender la dimensión de la catástrofe y del genocidio ocurrido en Europa”. Asimismo, el juicio marcó la terminación de ese “dedo acusatorio muy fuerte de los israelíes frente a los sobrevivientes, que los hacían sentir culpables por su supervivencia”, pasando a considerarlos como héroes por su capacidad de superar tales horrores vividos.
Respecto al desarrollo del juicio, el historiador detalló que “tomó prácticamente un año y hubo 138 testigos que dieron testimonios”. Explicó que aquel proceso enfrentó como principales inconvenientes los cuestionamientos existentes sobre su legitimidad, dado a que “el Estado de Israel no existía cuando ocurrieron los hechos […] y los crímenes no fueron cometidos en territorio israelÍ”, por lo que existían argumentos sosteniendo que el mismo debía ser llevado a cabo en Alemania. Asimismo, se desataron controversias respecto a los métodos por los cuales Israel consiguió la captura del jerarca nazi mediante su secuestro en Argentina, saltándose cualquier procedimiento diplomático con el gobierno de aquel país.
Por otra parte Sinay explicó que fue complejo el establecimiento de vínculos entre los crímenes del nazismo y Eichmann, dado a que aquel jerarca “no había matado a nadie con sus propias manos”. El mismo, solo había terminado con la vida de “un chico que trabajaba en su casa por robar una pera, pero el Estado de Israel no lo quería juzgar por eso” sino por ser quien “planificó y ejecutó la deportación de todos los judíos a campos de exterminio, tenía conocimientos de las cámaras de gas y fue testigo ocular de ello”.
No obstante, a pesar de las controversias a su alrededor, Sinay remarcó que, “fue un juicio justo y honesto, que terminó con el único caso en la historia de Israel en el que se estableció la pena de muerte”, por lo que Eichmann fue colgado, cremado y sus cenizas arrojadas al Mar Mediterráneo fuera de las aguas nacionales de Israel.
Escuche la entrevista completa a Mario Sinay en Radio Jai.
Redacción Tomás Polakoff