El caso de Furchner, que fue secretaria en el campo de concentración nazi de Stutthof (Polonia), engrosa la lista de condenados desde que en 2011 la condena al ucraniano John Demjanjuk marcó un giro que estableció la posibilidad de juzgar a cualquiera que hubiera ayudado a la maquinaria de exterminio nazi aunque no hubiera participado en las ejecuciones.
Durante décadas, muchas personas implicadas en el Holocausto habían escapado de la justicia debido a que no habían intervenido directamente en los crímenes.
EL CASO DEMJANJUK
Demjanjuk, entonces con 91 años, fue condenado en mayo de 2011 a cinco años de prisión por la Audiencia de Munich por su complicidad en la muerte de 27.900 judíos en el campo de exterminio nazi de Sobibor, en la Polonia ocupada, donde ejercía como guarda voluntario.
El proceso a Demjanjuk, que había sido entregado en mayo de 2009 a Alemania por Estados Unidos, donde vivía desde los años cincuenta, se prolongó año y medio, y tras la sentencia el reo fue puesto en libertad en consideración a los dos años que había pasado en prisión preventiva, su delicado estado de salud y por no existir peligro de fuga.
En marzo de 2012 Demjanjuk murió en un asilo de ancianos de localidad bávara de Bad Feilnbach, antes de que fuera juzgado en otro sumario, esta vez por crímenes cometidos en el campo de concentración nazi de Flossenbürg (Baviera).
SUCESIÓN DE CONDENAS
En julio de 2015 la justicia alemana condenó a cuatro años de cárcel por complicidad en 300.000 casos de asesinato Oskar Gröning, de 95 años, conocido como el «contable de Auschwitz» por sus funciones esencialmente burocráticas en este campo de concentración.
Gröning no llegó a ingresar en prisión, y murió tres años después, cuando estaba pendiente de la decisión del gobierno de Baja Sajonia sobre su indulto.
En junio de 2016 el miembro de las SS Reinhold Hanning, de 94 años, fue condenado a cinco años de cárcel por la justicia alemana, que le encontró culpable de complicidad en la muerte de 170.000 presos asesinados en el campo de exterminio Auschwitz entre enero de 1943 y junio de 1943, el periodo en que trabajó allí como guardia.
Hanning murió un año después con causas aún pendientes de juicio.
En julio de 2020 Bruno Dey, de 93 años, que fue guarda del campo de concentración de Stutthof (Polonia) recibió una pena simbólica de dos años de libertad vigilada por ser cómplice en los 5.232 asesinatos cometidos en el tiempo en que estuvo ahí de servicio -entre agosto de 1944 y abril de 1945-, cuando tenía 17 años.
En febrero de 2021 Estados Unidos deportó a Alemania a Friedrich Karl Berger, de 95 años, que en 1945 fue guardia armado del campo de concentración alemán de Neuengamme, cerca de Hamburgo. Sin embargo, la justicia alemana no halló pruebas para incriminarle.
Finalmente, el pasado mes de junio, Josef S., un exguardia de las SS de 101 años, fue condenado por un tribunal alemán a cinco años de prisión por complicidad en el asesinato de 3.518 prisioneros del campo de concentración nazi de Sachsenhausen.
La sentencia dictaminó que Josef S, guardia del campo de concentración entre 1942 y 1945, «apoyó conscientemente el exterminio masivo» en el desempeño de su cargo.
Alrededor de 200.000 prisioneros estuvieron internados en Sachsenhausen entre 1936 y 1945 y decenas de miles de ellos murieron allí. EFE
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