Por Dr. Israel Jamitovsky
En los últimos decenios asistimos a un impactante proceso por lo general escasamente conocido. Conglomerados e individuos gentiles que por su iniciativa se identifican con la tradición y fe judías a distintos niveles, en numerosos casos al detectar y descubrir sus raíces judías. Hay quienes se han convertido al judaísmo, otros que lo están haciendo, hay quienes sin convertirse practican ciertas normas de la tradición judía. El fenómeno se registra principalmente en América Central, España, Portugal y África.
Es en este continente que quiero detenme, más concretamente en los procesos acaecidos en Nigeria.
En este contexto hace escasos días accedí a unas reflexiones, por cierto muy interesantes, vertidas por el Rabino uruguayo-israelí Eliahu Birnbaum en una revista israelí. Doctor en Filosofía Judía de la Universidad de B ar-Ilán, en el pasado Birnbaum se desempeñó como Rabino Principal en Uruguay (Montevideo) e Italia (Torino) y en la actualidad preside el Instituto Strauss-Amiel que capacita rabinos y lideres espirituales que se aprestan a desempeñar distintas funciones en las comunidades judías de la Diáspora. Es igualmente activo en la Fundación Shavei Israel (Retorno a Israel) que brinda información y orientación a todos aquellos colectivos e individuos interesados en acceder a sus raíces judías, por todo lo cual incuestionablemente es un gran conocedor de la coyuntura judía mundial.
Los judíos de Nigeria pertenecen al grupo étnico rotulado Igbo y están asentados en el sureste de Nigeria. Hay quienes sostienen que sus orígenes remontan a una de las tribus judías perdidas que llegaron en su momento a aquellos lares y que incluso el origen etimológico de las palabra igbo proviene de la hebrea ivrí (hebreo). Asimismo, en este colectivo, está ampliamente arraigada la creencia que previo a la llegada de los misioneros británicos, ellos conservaban y observaban la tradición judía que era muy semejante a la tradición bíblica y que rotulan con el nombre Omenana. Los primeros solían rezar todas las mañanas previo al comienzo de su actividad cotidiana tal como lo dispone la tradición judía y en sus oraciones invocaban al Todopoderoso de Abraham.
Otras costumbres arraigadas en este colectivo son la de practicar la circuncisión a los ochos días de acaecer el nacimiento de un varón y celebrar a los 13 años una ceremonia semejante a la Bar-Mitzvá de nuestros días. Solían celebrar las festividades judías tradicionales y así como en el antiguo Israel en Pesaj, Shavuot y Sucot el pueblo solía ascender a Jerusalén, de igual modo los igbo solían ascender a un lugar denominado Arosko (traducido como hijos de Aarón) en el cual existía un receptáculo destinado a albergar los Rollos de la Torá que habían traído desde la Tierra de Israel y conservado en Nigeria.
Durante muchas generaciones los igbo fueron desarrollando y elaborando su propia narrativa considerándose parte inseparable de la diáspora judía señalando que sus antepasados llegaron desde la Tierra de Israel al África por las vías tradicionales del comercio internacional. En la actualidad se desconoce el área o lugar exacto en el cual desparecieron las diez tribus hebreas, aun así, hay quienes señalan igualmente que las diez tribus de Israel perdidas al atravesar el río Sambatión fueron dispersas por los asirios, refugiándose en el África. No en vano el Talmud, en el Tratado Sanedrín se señala al continente africano en tanto espacio de refugio para estas tribus. Sin perjuicio de ello, el Rabino Birnbaum acota que no todos concuerdan en que el África invocada por el Talmud sea el continente africano de nuestros días.
Los historiadores e investigadores elevaron tres opciones en cuanto a la ruta de la migración judía al África. La primera proveniente de Egipto, Etiopía, Kenia, Sudán a Nigeria. La segunda de judíos del Norte de África que practicaban el comercio y que atravesaba el Sur de África en países como Malí y la tercera opción es la de judíos que en el marco de su actividad comercial partieron del Noreste de África y su destino fue el Occidente de África. Por otra parte, hay historiadores que sostienen que los judíos igbo migraron de Siria, Portugal y Libia al Occidente del África alrededor del años 740 A.C. Posteriormente se incorporaron migrantes judíos de Portugal y Libia en los años 1.484 y 1.667, cabe señalar que los judíos igbo se auto consideran descendientes de la tribu Gad, una de las doce tribus hebreas.
En la actualidad funcionan en Nigeria unas cuarenta comunidades de judíos igbo. En cada comunidad existe una sinagoga y en parte de ellas, Rollos de la Torá acorde a la normativa tradicional. Aquellos miembros de la comunidad que retornaron al judaísmo se auto consideran judíos a todos los efectos, parte de ellos ni quieren saber ni se plantean remotamente la posibilidad de convertirse al judaísmo a la que estiman totalmente innecesaria. En cambio, hay otro sector de los judíos igbo que percibe la conversión como una suerte de declaración y compromiso en cuanto a su inquebrantable voluntad de ser y continuar siendo judíos.
Los investigadores estiman que 30 mil judíos igbo observan algunas facetas de la tradición judía. A su vez, unos 3.000 judíos son practicantes, observando el sábado hebreo, practicando las oraciones diarias e incluso se abstienen de ingerir carne habida cuenta que no les es viable obtener productos de índole casher de este rubro alimenticio. En todas las comunidades hay un cantor litúrgico que domina el hebreo y encabeza los servicios religiosos. Interesante pues, seguir el futuro de este colectivo.
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