En un discurso inédito por la virulencia, la presidenta de la Corte Suprema Esther Hayut criticó ferozmente el proyecto de reforma judicial lanzado por el gobierno de Benjamín Netanyahu.
Hayut dijo que la idea asestaría un “golpe fatal” a la identidad democrática del país. Para la magistrada, los cambios radicales en el sistema legal socavarían fatalmente la independencia judicial y darían al parlamento un «cheque en blanco» para aprobar cualquier legislación que le plazca, incluso en violación de los derechos civiles básicos, y negaría a los tribunales las herramientas necesarias para servir como un verificar el poder ejecutivo.
“Este es un ataque desenfrenado al sistema judicial, como si fuera un enemigo que debe ser atacado y sometido”, dijo Hayut al comienzo de su discurso en una conferencia en Haifa de la Asociación Israelí de Derecho Público.
“Este es un plan para aplastar el sistema de justicia. Está diseñado para asestar un golpe fatal a la independencia del poder judicial y silenciarlo”, continuó la titular del poder judicial. “El 75° aniversario de la independencia de Israel será recordado como el año en que la identidad democrática del país recibió un golpe fatal”, dijo en el fragmento más impresionante de su alocución.
Entre las críticas más sobresalientes al proyecto, Hayut arremetió contra la propuesta de que el parlamento anule decisiones judiciales, lo que supondría una amenaza a “los derechos básicos”, y a la prohibición de utilizar la prueba de razonabilidad, que determina si las decisiones administativas son razonables, algo que ha permitido defender derechos de la comunidad LGBT o beneficios sociales, según Hayut.
“En otras palabras, si las decisiones del gobierno serán la última palabra y la corte se quedará sin herramientas para cumplir su función, no será posible garantizar la protección de los derechos en aquellos casos en que las autoridades gubernamentales violen esos derechos, sea mediante legislación o decisión administrativa, en una medida que exceda lo requerido”, explicó.
También, la jueza apuntó contra la posibilidad de cambiar la forma en que se elijen los jueces, vigente desde 1953, al señalar que lo que busca es “lograr la politización completa de la designación de jueces en Israel, mediante el establecimiento de un comité para elegir jueces en los que los políticos tendrán mayoría automática”.
Finalmente, Hayut aseguró que la noción de que la Corte Suprema interviene en la vida política israelí, algo que esgrime Netanyahu, es falsa.
“Estas son afirmaciones falsas, y los cambios detallados en el plan no solo son innecesarios para equilibrar las ramas del gobierno, sino que su implementación es lo que provocará una grave y peligrosa violación del delicado equilibrio entre ellas”, argumentó, señalando que desde 1993, la Corte Suprema solo había intevenido 21 veces en leyes aprobadas por la Knéset.
El ministro de Justicia, Yariv Levin, que encabeza las reformas, criticó el discurso de Hayut y la señaló como parte de la oposición política al gobierno. Sin embargo, el líder de la oposición, Yair Lapid, respaldó a la jueza y dijo que “estaría a su lado en la lucha por el alma del país” y el intento de “desmantelar” la democracia de Israel.
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