Noticia de la herencia judía de Bratislava

Ricardo Angoso

En los años treinta, el 12% de su población (15.000 personas) era de origen hebreo pero esa vida, como en tantas otras ciudades de Europa, se vio truncada por el Holocausto.

En lo que respecta a la vida judía de Eslovaquia, hay que reseñar que las primeras noticias que tenemos del establecimiento de los judíos en estas tierras datan del siglo XV, pero siempre con un número bastante modesto y sin llegar a los porcentajes sobre el total de la población que hubo en países como Hungría, Polonia, Ucrania o Rumania, las cuatro naciones con más hebreos de Europa del Este. 

El periodo de máximo esplendor de esta comunidad judía fue entre finales del siglo XIX y los años veinte, coincidiendo con el auge y desarrollo del movimiento sionista en casi toda Europa del Este. Un censo del año 1930 señala que en toda Eslovaquia la comunidad había llegado a los 136.0000 judíos, el número más alto de censados en toda la historia de esta nación y su punto álgido de desarrollo. 

El Holocausto acabó con la vida de esta pequeña comunidad judía, tal como anotamos en este artículo recogido en unas páginas sobre la cuestión: “Independizada Eslovaquia en 1938, el Monseñor Jozef Tiso se convirtió en presidente y secretario General del Partido del Pueblo Eslovaco tras la muerte de Andrej Hlinka, siendo el líder de la Guardia Hlinka, Vojtech Tuka, designado primer ministro. Al frente del Ministerio del Interior fue nombrado una personalidad muy antisemita más próxima al nacionalsocialismo que al fascismo, Sano Mach, que en seguida empezó a copiar el modelo antijudío de Alemania”. (Fuente citada y consultada: http://www.eurasia1945.com/acontecimientos/crimenes/eslovaquia/).

Y sigue este relato señalando las primeras medidas anti hebreas que tomaron estas autoridades colaboracionistas de los nazis: “Al estallar la Segunda Guerra Mundial una de las primeras medidas del ministro Sano Mach fue crear el 28 de Julio de 1940 la Oficina Central para la Economía (UHU) que expropió a las empresas pertenecientes a los judíos y los expulsó de la administración pública. Como en otros países se obligó a los hebreos a estar representados por un Consejo Judío Eslovaco (UZ). Apenas se notaron más cambios a lo largo de todo un año hasta que en septiembre de 1941 se aprobó el Código Judío que obligaba a los judíos a llevar la Estrella de David amarilla en la vestimenta y a trabajar en labores ciudadanas. Entre las nuevas prohibiciones estaba el acceso a lugares públicos como parques, teatros o jugar al fútbol, también se los presionaba para que se marchasen al extranjero. La Guardia Hlinka no se abstuvo de realizar actos violentos contra ciudadanos judíos como boicots y amenazas”.

“Oficialmente el 26 de marzo de 1942 empezó la deportación de los judíos eslovacos hacia Alemania, lo hicieron 999 mujeres en un tren hacia el campo de exterminio de Auschwitz. Al mes siguiente los deportados eran 20.000. Hasta junio de 1942 un total de 52.000 judíos de Eslovaquia fueron deportados y asesinados en su mayoría, aunque muchos participaron en la ampliación de Auschwitz II-Birkenau”, sigue contando este artículo. 

Pero, inesperadamente las deportaciones se detuvieron por un tiempo hasta que, unos meses después, en 1944 se produjo durante el verano el Levantamiento Nacional Eslovaco, una rebelión para sacar a Eslovaquia del Eje que terminó fracasando por el mayor apoyo al Gobierno de Tiso y la intervención alemana para disolverlo. Más de 5.000 ejecutados se efectuaron a manos de los alemanes y de los eslovacos fascistas. Una vez desbaratado tal intento, Hitler para que Tiso le agradeciera a él su ayuda tras haber sofocado la sublevación, reclamó que Eslovaquia entregase a todos sus judíos. El Gobierno esta vez no pudo negarse. La Guardia Hlinka -cuerpo fascista colaborador de los nazis en la “solución final”- y otras milicias eslovacas detuvieron 12.600 judíos que fueron enviados a los campos de Auschwitz y Theresienstadt para morir. Durante los últimos meses de la ocupación alemana de Eslovaquia, los nazis, en colaboración con la Guardia Hlinka, eliminaron a los últimos judíos.

En total, al finalizar la guerra habían muerto asesinados en los campos de concentración, los guetos o en las ciudades eslovaca 72.000 judíos, lo que significa aproximadamente un 70% de la población total que había en Eslovaquia, uno de los porcentajes más altos de toda la Europa del Este, revelando un alto grado de colaboración de miles de eslovacos en la maquinaría nazi que perpetró estos crímenes. A esta cifra, hay que añadir otros 35.000 judíos fallecidos, asesinados o muertos durante los bombardeos alemanes y aliados. En la capital eslovaca, solamente sobrevivieron unos 3.000 judíos sobre un censo de antes de la guerra que alcanzaba los 15.000.

Tras la guerra, el antisemitismo siguió siendo un sentimiento muy potente en la sociedad eslovaca y se produjeron numerosos ataques contra comunidades judías, entre las que reseñamos los de Kobalsov (1945), Topolcani y Zilina, ambos acontecidos en 1946, y con decenas de víctimas, entre muertos y heridos. Asimismo, hay que reportar varias protestas antisemitas en Bratislava entre 1946 y 1948. El nuevo gobierno comunista instalado en Praga, capital de la reconstruida Checoslovaquia, tampoco tenía una gran simpatía hacia los judíos y alentó la emigración de la comunidad hacia Israel u otros países. En la actualidad, en Bratislava viven unos 839 judíos, según informaba un censo realizado en el año 2021, y en toda Eslovaquia algo más de 2.000.

LUGARES QUE VISITAR EN BRATISLAVA

1. Los dos cementerios judíos. Hay dos grandes cementerios judíos en la capital de Eslovaquia, Bratislava, que recomendamos visitar, ya que ambos están muy cerca el uno del otro y porque están muy bien conservados, organizados y relativamente céntricos. En primer lugar, está el cementerio ortodoxo de Bratislava que, según las páginas oficiales de la comunidad judía eslovaca (http://www.jewishcemetery.sk/home/), “es uno de los cementerios judíos más grandes de Eslovaquia. Contiene más de 7.000 tumbas. El cementerio fue establecido por la comunidad judía de la ciudad en 1845, y después de 1873 fue utilizado por la comunidad judía ortodoxa”.

La misma página sigue informando que “Después de décadas de abandono, la comunidad judía de Bratislava está rehabilitando gradualmente el complejo, que se utiliza hasta el día de hoy como un cementerio para nuestra comunidad. Muchas personalidades importantes de la vida judía de Bratislava, incluyendo los rabinos Ketav Sofer (1815-1871) y Shevet Sofer (1842-1906), están enterrados aquí. La capilla del cementerio, construida en 1928-1929 a partir de los diseños de los arquitectos Fridrich Weinwurm e Ignác Vécsei, es un ejemplo importante de la arquitectura de entreguerras en Eslovaquia”.

En cuanto al segundo, que está andando a apenas unos metros del otro, es el Neolog y fue establecido por la comunidad del mismo nombre en 1873. El cementerio tiene cerca de 2.000 sepulcros y es mantenido por la comunidad judía de Bratislava. Como el otro reseñado antes, está en perfecto estado de conservación y revista.

“Hay muchas personalidades importantes de la cultura eslovaco-judía enterradas aquí, incluyendo los arquitectos Eugen Bárkány (1885-1967) y Artur Szalatnai-Slatinský (1891-1961). Una capilla del cementerio con una placa conmemorativa a los soldados que cayeron en la Primera Guerra Mundial es parte del complejo”, sigue señalando la página web ya citada de la comunidad eslovaca. Los dos cementerios se encuentran en la calle Žižkova, uno en el número 36 (ortodoxo) y otro en el 50 (neolog).

2. El Mausoleo de Chatam Sofer. En el lugar donde anteriormente estaba el Viejo Cementerio Judío se encuentra este mausoleo. Sorprendentemente, cuando lo visité en el horario oficial que estaba colgado en la puerta del recinto, me lo encontré cerrado a cal y canto. Este Mausoleo, según leo en unas páginas de viajes por Eslovaquia, “es el lugar de sepultura y un monumento conmemorativo a la figura de Moisés Sofer, un prominente rabino ortodoxo del siglo 19. Fue construido en el lugar donde estaba un cementerio judío del siglo XVII en Bratislava, Eslovaquia. El cementerio histórico fue destruido en su mayoría con la construcción de un túnel para carretera bajo el castillo de Bratislava en 1943, pero las negociaciones con el clero eslovaco permitieron que una importante fracción del cementerio que contiene las tumbas de los rabinos se conservara encerrada en el hormigón. En 2002 un monumento moderno fue erigido sobre el lugar y se abrió parcialmente al público”. (Fuente citada y consultada: https://travel.sygic.com/#/?map=4,49.21042,16.56738&type=poi).

3. El Museo de la Comunidad Judía. Recogemos esta reseña de la página web de la propia institución: “El Museo de la Cultura Judía de Bratislava se encuentra en el edificio de la Curia Zsigrayova. Es uno de los dos edificios supervivientes de la antigua calle Żydowska. Sus colecciones incluyen artículos rituales como rollos de la Torá, candelabros, utensilios, consejos para la lectura de la Torá y numerosas ediciones históricas de libros, incluidos los escritos del rabino Chatam Sofer de Bratislava”. (Fuente citada y consultada: http://www.jewishbratislava.sk/home/). Se encuentra situado en la calle Zidovska, 17, en lo que fue el antiguo barrio judío de la capital eslovaca, y en sus sótanos hay un interesante memorial compuesto por varias lápidas antiguas procedentes de varios cementerios judíos de Eslovaquia, entre las que destaca la del rabino ya citado Chatam Sofer. 

4. La Sinagoga de Bratislava. La sinagoga, construida entre 1923 y 1924, fue diseñada por el arquitecto judío residente en Bratislava Artur Szalatnai-Slatinský. El exterior de la sinagoga tiene una columnata de siete pilares sin torre que da a la calle. El interior incluye un santuario espacioso en el que la construcción moderna de acero y hormigón y los detalles cubistas contemporáneos se combinan con elementos historicistas, como la arcada de la galería de mujeres, una bimah (plataforma elevada y un lugar de lectura, que se encuentra normalmente en el centro de la sinagoga, donde hay una mesa destinada a la lectura de la porción semanal de la Torá y la porción semanal de los libros proféticos durante el servicio religioso en el judaísmo rabínico) de metal y el arca. La arquitectura cumple con los requisitos religiosos tradicionales, como la separación de hombres y mujeres y la ubicación de la bimah en el centro, pero también cuenta con instalaciones modernas. La sinagoga todavía sirve como una casa de culto judía activa. En la planta alta se instala un museo comunitario, que está abierto al público durante la temporada de verano y es muy didáctico. (Fuente citada y consultada: http://www.jewishbratislava.sk/synagogue/).

Fotos del autor de la nota – Museo de la Cultura Judía de Bratislava

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