Acciones antisemitas qué no lo parecen (segunda parte)

José I. Rodríguez

La doctrina ecuménica representada por el jefe de gobierno vaticano está implicada igualmente con la Agenda 2030 que lleva entre sus objetivos la unidad político-religiosa a escala mundial. La malsonante idea doctrinal de que todas las religiones deben estar bajo la cobertura de las amplias sotanas vaticanas está arrastrando a medio mundo. 

El antisemitismo forma parte de una corriente religiosa que estableció el deicidio como la señal de identidad del pueblo judío. Una corriente religiosa que ahora se enmascara con el nombrado ecumenismo político-religioso en donde todos los caminos doctrinales, humanistas, políticos y culturales llevan a Roma. 

En la misma línea de poner en evidencia las acciones antisemitas que no lo parecen está el socialismo progresista entendido como un difuminado y difuso comunismo. Una corriente ideológica con la pretensión de que seamos adoctrinados bajo el catecismo de la reiteradamente nombrada Agenda 2030. El socialismo progresista no deja de ser una especie de ecumenismo político intercultural sovietizado con la vieja pretensión de dominar el mundo. 

La corriente de la curia vaticana arrastra sin misericordia a las religiones que pretenden aferrarse a las enseñanzas de las sendas antiguas de la fe. Con la misma fuerza de un torrente desbocado lleno de maleza el socialismo progresista arrastra a su paso a pueblos y naciones que ven perder su autonomía, riqueza y libertad de pensamiento ¿Cuál es la señal de identidad del socialismo progresista sovietizado? El antisemitismo es también la señal distintiva de un socialismo que bajo la apariencia de la defensa de los derechos humanos abraza fraternalmente bajo su cobertura a extremistas vinculados todos ellos bajo un mismo odio antijudío. El socialismo progresista es el ecumenismo de la política que pretende aunar bajo su hegemonía a todas las corrientes antisemitas, aunque no lo parezca. 

Los llamados progresista han puesto debajo de sus faldas “trans” a nacionalistas, independentistas, ultras de izquierdas y derechas, negacionistas, anticapitalistas, antisistema, anti sionistas, pro-palestinos y yihadistas de todo pelaje que conviven en vomitiva comunión antisemita. ¿Algún sistema político con apellido socialista ha sido bueno para los judíos? Nunca en toda la historia de la humanidad el apellido socialista ha sido bueno para los judíos.  

El apellido socialista también lo llevaban aquellos cuyo nombre no quiero acordarme, pero que nunca puedo dejar de olvidar entiéndase el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán ¿Acaso alguno puede llegar a creer que los unos religiosos y los otros en el campo político buscan el bien de Israel y el Pueblo Judío? Los ingenuos todo se lo creen, pero el prudente mide bien sus acciones antes de dar un paso.  

El Estado Vaticano de la conciencia cauterizada y el Socialismo Progresista sin estado de conciencia son las dos fuerzas político-religiosas que más fieles arrastran a unas ideologías contaminadas, sin lugar a duda, de antisemitismo por mucha apariencia amistosa que pretendan proyectar hacia los judíos, el judaísmo y el Estado de Israel. 

Por tanto ¿Cuál es la segunda acción antisemita qué no lo parece pero que definitivamente lo es? La imposición ecuménica sincretista de la Agenda 2030. El ecumenismo vaticanista y el socialismo progresista están canibalizando la libertad de conciencia, religiosa y de prensa en un mundo adoctrinado por el catecismo del que venimos hablando titulado Agenda 2030. Una incitación político-religiosa del más furibundo antisemitismo, aunque no lo parezca, del cual los judíos que han sido y son perseguidos saben mucho. El antisemita siempre trata de imponer sus ideas, pero aquel que tiene una mentalidad libre de prejuicios siempre expondrá sus opiniones sin tratar de imponerlas. Nosotros exponemos lo que creemos, pero no lo imponemos. Hazlo saber. 

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