Dr. Natalio Daitch
Pasado, presente y futuro.
Esta última Parashá o capítulo semanal (Beshalaj-envió) leído este Shabat en las sinagogas, toca como tema central, el más maravilloso milagro del que fueron testigos los israelitas, salvados de las garras de un numeroso ejército egipcio que venía pisándole como se dice vulgarmente los talones.
La traducción del hebreo del verbo cantar aparece en futuro, lo cual impulsa a los exegetas y rabinos a afinar el lápiz, a los fines de poder explicar que aquí no hay un error gramatical, y por el contrario, un punto (la intención) donde Hashem desea mostrar que los relatos bíblicos no son solo eventos históricos del pasado, por el contrario, se trata de un texto con varias capas de profundidad, y que nos adelanta también situaciones que se darán en el futuro.
Si bien, para nosotros el cruce del mar Rojo es considerado “pasado” como hecho histórico y cronológico, por otro lado, alude a que cada día cruzamos el mar de la existencia llena de peligros, pero el Santo Bendito Sea nos socorre y nos salva siempre, aún en el último instante, justo ahí donde no parece haber salvación individual o colectiva.
Y por último, la idea (o pregunta?) de si será este cántico el que volveremos a cantar cuando llegue el Mashíaj, y seamos salvados del último y más largo de todos los exilios, que involucra no solo un aspecto físíco o geográfico, pero también una diáspora y alejamiento espiritual del alma judía, que abarca amplios sectores del pueblo judío como nunca se ha dado y constituye lo que muchos denominan un Holocausto silencioso.
Definiciones.
El tiempo se define como una dimensión física que representa la sucesión de estados por los que pasa la materia. O período determinado durante el que se realiza una acción o se desarrolla un acontecimiento.
De tal forma que “pasado” es un tiempo anterior al presente, mientras que “presente” es el tiempo que transcurre mientras se habla, y el “futuro” algo que está por suceder o en el porvenir.
Por otro lado, el relato bíblico tiene el rasgo de ser un suceso pasado, pero al mismo tiempo “atemporal”, en el sentido que puede suceder en cualquier tiempo y lugar.
En verdad, toda la Torá tiene esa singular virtud de hilar el pasado, el presente y el futuro, ligando al mismo tiempo el mundo físico con el mundo espiritual.
Las dificultades, el tiempo, y la oportunidad.
La Torá intenta enseñar que las dificultades en un tiempo determinado, dan paso, preceden, o son la puerta a la oportunidad a poder generar cambios positivos. Obvio, si podemos sacar las conclusiones adecuadas, tomar el hecho como una buena experiencia para nuestro presente y futuro.
D’os condujo a los iehudim al límite del peligro y de la desesperación, para luego mostrarnos como de un momento a otro, la salvación puede acontecer contra toda lógica y contra todo cálculo humano en contrario.
Se abrió el mar, y al final el alma se pudo liberar del yugo de la esclavitud del cuerpo. Igualmente los israelitas debieron hacer su parte (caminar entre las dos murallas de agua congeladas), ya que siempre la salvación requiere de la participación humana, ya que este es el camino elegido por el Todopoderoso. Como siempre repito, en el caso de un enfermo o paciente con su médico, la mejoría o no, depende en un 50% de ambos actores. Se trata de un esfuerzo conjunto, y la curación en verdad, solo depende de D’os.
Emuná y oportunidad. Una reflexión final.
Mi madre Aida K. de Daitch Z»L, siempre me repetía que para afrontar las vicisitudes de la existencia se requiere una mezcla de paciencia con cierta dosis de valentía. Y claramente el Maimónides estableció los 13 Principios de la Fe judía.
Si buscamos la ayuda del diccionario vemos que: “la fe se define como la creencia y la esperanza personal en la existencia de un Ser Superior, que generalmente implica un conjunto de principios religiosos, de normas de comportamiento social e individual, y de una determinada actitud vital, puesto que la persona considera a la creencia como un aspecto importante o esencial de la vida”. De otras religiones podemos tomar estas palabras: “se trata de la certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve”.
El cántico del mar, consecuencia de un hecho milagroso, no debe tapar a nuestros ojos que toda la existencia y nuestra propia vida y todo lo que nos pasa a cada instante si se piensa (y medita) es también un hecho milagroso. De hecho, todos estos milagros se encuentran maquillados u ocultos por eso que los humanos corrientemente denominamos “naturaleza”.
Para concluir, hilando el cántico, el tiempo de los verbos, las dificultades y la salvación en situaciones límites, he podido ubicar una frase de Albert Einstein que encastra a la perfección para el cierre de estas lineas: “Entre las dificultades se esconde la oportunidad”.
Y nuestra Torá nos lo muestra siempre y para toda la eternidad.
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