Por la Dra. Gallia Lindenstrauss
Su mandato es más largo que el de cualquier otro gobernante turco desde el establecimiento de la República Turca y, de hecho, muchos reducen la discusión sobre Turquía a la discusión sobre el propio Erdogan.
La historia del éxito de Erdogan –desde crecer en un barrio pobre de Estambul hasta convertirse en presidente de Turquía con un palacio de más de mil habitaciones– es una explicación del intenso interés que despierta.
Sin embargo, la historia del éxito también tiene un lado oscuro, tanto en la forma del declive de los indicadores de democracia de Turquía en la segunda década del gobierno de Erdogan, como en el hecho de que el país se encuentra en una profunda crisis económica, que se espera que empeore después de la destrucción masiva causada por los dos terremotos mortales del mes pasado.
Más allá de eso, surge la pregunta de quién es “el verdadero Erdogan”, el que promovió reformas liberales en la primera década de su gobierno, o el que en la segunda década cambió de dirección y fortaleció su control a través de una amplia politización del sector público y persecución de organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación que no están bajo el control del gobierno o sus asociados.
Las elecciones parlamentarias y presidenciales en Turquía están previstas para el 14 de mayo.
Aparentemente, hay un signo de interrogación sobre la continuación del gobierno de Erdogan, cuando los partidos de oposición se unen en el deseo de reemplazarlo y en la demanda de restaurar el sistema de gobierno desde el régimen presidencial que Erdogan dirige hacia un régimen parlamentario.
Además, Erdogan y su partido llegaron al poder en parte por las ramificaciones del terremoto de 1999 en Turquía y la crisis económica que azotó al país en 2001.
Sin embargo, dado que el gobierno y los elementos de la oposición no comienzan la campaña electoral desde el mismo punto de partida, incluso en términos de acceso a los medios, Erdogan tiene una clara ventaja.
Además, mientras que los opositores de Erdogan culpan firmemente al gobierno por el hecho de que los resultados de los terremotos fueran tan devastadores (con unos 50.000 muertos contabilizados hasta el momento y alrededor de un millón y medio de personas sin hogar), los partidarios de Erdogan afirman que los terremotos son voluntad del destino, y que la culpa debe atribuirse principalmente a contratistas codiciosos cuya negligencia se reflejó en el gran número de muertes.
Por lo tanto, se espera que las elecciones de mayo sean una lucha reñida.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
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