Nacida en la ciudad de Nueva York, hija de emigrantes judíos, se licenció en el Hunter College en 1937 y en la Universidad de Nueva York en 1941. Murió por causas naturales en Carolina del Norte en 1999, con 81 años de edad. Permaneció soltera y nunca tuvo hijos.
A la hora de decidirse por una especialización en sus estudios le influyó mucho la enfermedad que padecía su abuelo, con el que estaba muy unida, y que murió de cáncer cuando ella tenía 15 años. Este hecho la motivó a ahondar más en esa enfermedad y en el modo de curarla. Por tanto, se decidió por la rama científica: química.
Tal y como relatan Laia Rosich y Félix Bosch de la Fundación Dr. Antoni Esteve, Elion siempre mostró interés por adquirir nuevos conocimientos. Ambos afirman que fue una persona con gran determinación y perseverancia, lo que le permitió afrontar los prejuicios contra su condición de mujer.
Estudió Química en el Hunter College cuando sólo tenía 15 años, dos menos de lo que correspondía. Elion consiguió cursar la licenciatura de forma gratuita gracias a su buen expediente académico. El crack financiero de 1929 había afectado de modo considerable a la situación económica de la familia, que no podía permitirse pagar los estudios de su hija en la Universidad.
Las dificultades también continuaron al salir de la Universidad. Como en toda crisis económica, no había mucho trabajo. Además, las mujeres científicas tenían más difícil el acceso al mundo laboral por aquel entonces. “En una entrevista de trabajo, fue rechazada por temor a distraer la atención de los trabajadores que, por supuesto, eran todos hombres”, cuentan Rosich y Bosch. Elion combinó la enseñanza con un pequeño empleo de ayudante de laboratorio para costearse los estudios de postgrado.
En 1939 empezó un máster en Química en la Universidad de Nueva York. Era la única mujer que había. Trabajaba por la mañana como recepcionista en un consultorio médico y por las tardes como profesora de química y física. Dedicaba las noches y los fines de semana a estudiar el máster, el cual terminó en 1941.
El mismo año que Elion terminó el máster, máxima titulación académica que consiguió, su prometido falleció a causa de una endocarditis bacteriana. Una enfermedad que fue curable sólo unos años después con la llegada de la penicilina. La pérdida de seres queridos fue el detonante para esforzarse en mayor medida por encontrar un tratamiento a las enfermedades que sufrieron.
Trayectoria profesional
La llegada de la Segunda Guerra Mundial cambió las reglas del juego que hasta entonces había. Muchos hombres que se dedicaban a la ciencia tuvieron que irse al frente, así que, por primera vez, las mujeres podían optar a puestos de trabajo antes inaccesibles. Elion estuvo trabajando como química analítica en una empresa de alimentación un año y medio hasta que lo cambió por un puesto de investigadora en la farmacéutica Johnson & Johnson.
En 1944 la joven pudo acceder a un trabajo como ayudante de George H. Hitchings en la compañía farmacéutica Burroughs-Wellcome (actualmente GlaxoSmithKline). En su laboratorio, la científica pasó de ser experta en química orgánica a adentrarse en los campos de la bioquímica, la inmunología, la farmacología.
Era una época en la que aún no se conocían bien los ácidos nucleicos (biomoléculas grandes que cumplen funciones esenciales en todas las células y virus), pero Elion y Hitchings plantearon una hipótesis: si las células de los seres vivos necesitaban sintetizar ácidos nucleicos, podían bloquear de algún modo el crecimiento de bacterias, parásitos o células cancerosas (cuyo metabolismo es más rápido que el de las células sanas) introduciendo piezas erróneas en el organismo. Esta teoría, conocida como la teoría de los antimetabolitos, necesitaba de complejos estudios de síntesis química. La clave era fabricar moléculas muy similares a las bases pirimidínicas y púricas de los ácidos nucleicos, pero que tuvieran algún error estructural que consiguiera detener su metabolismo. Es decir, Elion y Hitchings utilizaron las diferencias bioquímicas entre células humanas normales y patógenas (agentes causantes de enfermedades) para diseñar fármacos que pudieran eliminar o inhibir la reproducción de patógenos particulares sin dañar las células huéspedes. Pasaban así de la ‘prueba de ensayo y error’ a una estrategia mucho más racional, directa y a la larga, eficaz para diseñar fármacos que pudieran eliminar o inhibir la reproducción de patógenos particulares sin dañar las células huéspedes.
A los dos años de trabajar en el laboratorio de Burroughs Wellcome, Elion se vio obligada a elegir entre el doctorado y su trabajo en la compañía farmacéutica. Por presiones del decano del Brooklyn Polytechnic Institute, donde realizaba la tesis a tiempo parcial, la joven científica abandonó sus estudios para dedicarse a la ingeniosa labor de sintetizar antimetabolitos. Y paradójicamente años después se convirtió en Premio Nobel sin haber obtenido el doctorado. Nunca llegó a obtener el título oficial de doctora, pero posteriormente fue reconocida con tres doctorados honoris causa por la Universidad George Washington, la Universidad de Brown y la Universidad de Míchigan.
El trabajo con Hitchings dio sus primeros frutos a finales de la década de los 40. Lograron demostrar que “la inhibición de la síntesis del ADN en las células tumorales, las bacterias y los virus, podía conseguirse utilizando análogos de los ácidos nucleicos”, cuentan Rosich y Bosch. En 1948, Elion sintetizó por primera vez la diaminopurina (compuesto que se usó en el tratamiento de la leucemia). Este compuesto inhibía el crecimiento de Lactobacillus casei (bacteria anaerobia Gram positiva que se encuentra en el intestino y boca de los humanos. Esta bacteria, productora de ácido láctico, se emplea en la industria láctea en la elaboración de alimentos probióticos.mediante su incorporación a las cadenas de ADN). Los estudios clínicos de este compuesto mostraron resultados esperanzadores en el tratamiento de la leucemia. Sin embargo, también se observaron efectos secundarios relacionados con náuseas y vómitos. A pesar del revés, Hitchings y Elion no dejaron de trabajar en ello. Tres años después, sintetizaban dos derivados que inhibían la biosíntesis purínica: la 6-tioguanina y la 6-mercaptopurina. “Especialmente importante fue la mercaptopurina”. Considerado el primer anticanceroso eficaz en la lucha contra la leucemia infantil, permitió aumentar la supervivencia de los niños de 3 a 12 meses.1
Sus resultados conllevaron a la rápida aprobación del fármaco por parte de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés). La síntesis de la mercaptopurina marcó, sin duda, un antes y un después en la historia de la medicina: actualmente el compuesto se usa en combinación con otros fármacos en pacientes con leucemia linfoide aguda. Con ello, el pronóstico de esta enfermedad es mucho más favorable, pues remite en torno al 80% de los casos y los niños que la superan alcanzan la vida adulta.
El trabajo de Gertrude B. Elion, el cual desembocó en terapias curativas. Así fue como en 1950 llegaría la pirimetamina, un medicamento exitoso en el tratamiento de la malaria. La lista de fármacos pronto comenzó a crecer con la trimetoprima o la azatioprina. En este segundo caso, pudieron demostrar su eficacia como inmunosupresor en pacientes receptores de trasplantes. Otros trastornos, como la gota, la artritis reumatoide o la leishmaniasis, fueron por fin combatidos gracias a la labor de estos investigadores.
Cuando Hitchings se jubiló en 1967, Gertrude B. Elion siguió trabajando al frente del grupo como jefa del Departamento de Terapia Experimental de Borroughs Wellcome. Meses después llegó el aciclovir, considerado como el primer fármaco antiviral que bloqueaba la replicación del virus del herpes. Elion se retiró en 1983, pero no dejó de lado su pasión por la ciencia. Continuó como investigadora emérita, ayudando en el desarrollo del primer medicamento contra el SIDA: la zidovudina (AZT).
También trabajó para el Instituto Nacional del Cáncer, la American Association for Cancer Research y la Organización Mundial de la Salud.
Aunque su mayor investigación, y por la que le otorgaron el Premio Nobel en Fisiología o Medicina 1988 junto a George Hitchings y James W. Black, es el estudio de las diferencias bioquímicas entre células humanas normales y patógenas para diseñar fármacos que pudieran eliminar o inhibir la reproducción de patógenos particulares sin dañar las células huéspedes. Otros premios que recibió son la Medalla Nacional a la Ciencia (1991) y el Premio Lemelson-MIT al logro de toda una vida (1997). En 1991 se convirtió en la primera mujer perteneciente al National Inventors Hall of Fame.
Descubrimientos
6-mercaptopurina (Purinethol), el primer tratamiento contra la leucemia.
Azatioprina (Imuran), el primer agente inmunosupresor, usado en los trasplantes de órganos.
Alopurinol (Zyloprim), contra la gota.
Pirimetamina (Daraprim), contra la malaria.
Trimetoprim (Septra), eficaz frente a las meningitis bacterianas y algunos tipos de septicemia, e infecciones bacterianas del tracto urinario y respiratorio.
Aciclovir (Zovirax), contra virus Herpes.
Nelarabina Archivado el 12 de julio de 2020 en Wayback Machine. para el tratamiento del cáncer.
Reconocimientos
Tres doctorados honoris por la Universidad George Washington, la Universidad de Brown y la Universidad de Míchigan
Medalla Nacional a la Ciencia (1991)
Premio Lemelson-MIT al logro de toda una vida (1997)
Premio Nobel en Fisiología o Medicina junto a George Hitchings y James W. Black (1988)
Fuente: Wikipedia
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