Esto podría alentar a la organización a provocar a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a lo largo de la frontera norte o incluso dentro de Israel.
Por Orna Mizrahí e Yoram Schweitzer
La crisis interna y las protestas generalizadas en Israel, junto con la escalada del terror palestino, refuerzan la percepción de Nasrallah de que la debilidad interna de Israel es abrumadora y lo convencen de la capacidad de Hezbollah para disuadir y confrontar a Israel en caso de conflicto militar. Invocando su anterior metáfora de la telaraña con respecto a la sociedad israelí, sostiene que Israel está al borde de la guerra civil y que el Estado se acerca a su fin. Esta percepción subyace también en la disputa con Israel por el acuerdo con el Líbano sobre la frontera marítima, que, como lo ve Hezbollah, se firmó debido a las amenazas de su organización de usar la fuerza militar contra Israel a menos que reconociera los derechos del Líbano. La actual crisis interna de Israel podría infundir en Nasrallah una confianza infundada que no tiene en cuenta el verdadero equilibrio de fuerzas entre las partes y la intensidad con la que la sociedad israelí se une frente a las amenazas externas. Sin embargo, parece que Nasrallah no está interesado en este momento en un conflicto militar total con Israel, aunque es posible que intente provocar a Israel a lo largo de la frontera y con ataques terroristas dentro de Israel, tal vez con la colaboración palestina, y generar fricciones y escaladas militares.
Los acontecimientos internos en Israel desde la formación del nuevo gobierno, y sobre todo la crisis interna que ha profundizado las fisuras en la sociedad israelí, con graves implicaciones económicas y políticas, junto con el aumento del alcance de los incidentes terroristas palestinos y las disputas internas sobre cómo enfrentarlos, son percibidos por Hezbollah como signos claros de la creciente debilidad de Israel. Nasrallah se regocija, al tiempo que se refiere explícitamente en discursos recientes a la agitación interna de Israel. El 16 de febrero de 2023, describió estos eventos como crisis severas, causadas por el “tonto gobierno actual” de Israel, que lo está empujando hacia dos grandes conflictos: uno dentro de Israel y otro entre Israel y los palestinos, con el potencial de desatar un incendio en la región. Dijo que muchos elementos en Israel (el presidente Herzog, ex primeros ministros, ex jefes de Estado Mayor y todos los generales e historiadores) estaban hablando de una “guerra civil” que se avecinaba y citó al presidente sobre la situación sin precedentes y la emergencia. Según Nasrallah, Israel está al borde de una implosión y sus ciudadanos están atenazados por preocupaciones existenciales, ya que no confían en el ejército, el liderazgo político o el sistema judicial, y hay signos de “deserción” y emigración.
Nasrallah también habló sobre esto en una serie de discursos la semana pasada. El 6 de marzo, en un discurso con motivo del “Día de los Heridos y los Prisioneros”, reiteró su evaluación de que, dados estos acontecimientos internos, se acerca el fin de “la entidad sionista”. Se refirió explícitamente a la legislación de la Knesset [Parlamento] sobre la pena de muerte para los terroristas, y dijo que esto no disuadirá a “gente como nosotros”, que tal vez temen la prisión, pero se precipitan hacia la muerte sin dudarlo y están activos incluso cuando la muerte es segura. En un discurso del 10 de marzo, subrayó que estaban en marcha hechos históricos que deben ser seguidos de cerca, y “los acontecimientos en Israel despiertan grandes esperanzas”. También atribuyó la crisis de la sociedad israelí a la fuerte oposición en la región. En su opinión, “la entidad sionista enfrenta luchas internas y amenazas externas que conducirán a su destrucción, y no durará más de 80 años”, como los antiguos reinos judíos que no sobrevivieron más allá de eso. Hizo un llamado a los países de la región para que ayuden a los esfuerzos palestinos (en el contexto del atentado en el centro de Tel Aviv el 9 de marzo) para destruir a Israel. El sueño de Nasrallah, tal como lo describió en una entrevista en julio de 2022, es que masas de israelíes empaqueten sus pertenencias y abandonen Israel para mudarse al extranjero. Este es su deseo de corazón y se une a su idea familiar de que Israel es la telaraña de un país que está destinado a disolverse y desaparecer.
Parece que este sentido de confianza también estuvo detrás de las amenazas de Nasrallah de julio a septiembre de 2022, antes de la firma del acuerdo que marca la frontera marítima entre Israel y el Líbano, de que Hezbollah atacaría a Israel si comenzaba a producir gas del yacimiento gasífero de Karish antes de que los derechos del Líbano estuviesen asegurados. Nasrallah obtuvo una sensación de logro ya que, según su visión, sus amenazas, sin el uso de la fuerza, fueron las que derrotaron al gobierno israelí y lo obligaron a firmar el acuerdo en correspondencia con las demandas del Líbano. Esto se une al progreso de la organización en la construcción de la capacidad de defensa aérea del Líbano con la ayuda de Irán, que ha limitado la actividad de la Fuerza Aérea de Israel en el espacio aéreo libanés y ha reforzado la confianza en su capacidad para disuadir a Israel y enfrentarlo en caso de un futuro conflicto militar.
La mayor confianza de Nasrallah está aparentemente detrás de su reciente aumento de la presencia de operativos de Hezbollah cerca de la frontera con Israel, aunque vestidos de civil, y la construcción de numerosas torres de observación bajo el disfraz de la organización “Verde sin Fronteras”. También ha habido varios enfrentamientos con soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que trabajan a lo largo de la frontera (completando la cerca, nivelando el terreno y marcando la frontera). El 5 de marzo, los soldados de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (FPNUL) evitaron una escaramuza tras las afirmaciones libanesas de que los soldados de las FDI que realizaban actividades rutinarias habían cruzado la Línea Azul hacia el territorio libanés cerca de la aldea de Aita a-Sha’ab, y el 7 de marzo hubo informes de un incidente similar, en el que fue sustraído el cargador de un soldado de las FDI mientras un grupo de libaneses se cogregaba alrededor de soldados que realizaban trabajos de ingeniería. El cargador fue mostrado en el canal de televisión Al Manar como un botín de las FDI. El 6 de marzo, Nasrallah afirmó que Israel estaba tratando de mover la Línea Azul unos metros, pero que el Líbano no cedería ni un ápice de tierra. Al mismo tiempo, Hezbollah está promoviendo una campaña en las redes sociales elogiando las habilidades de sus combatientes que son capaces de penetrar en territorio israelí y tomar el control de áreas dentro de sus fronteras.
Estos comentarios de Nasrallah, quien se cree él mismo, también por Irán y otros como un experto en asuntos israelíes, reflejan una vez más cuán de cerca sigue los eventos en Israel a través de informes en los medios israelíes que refuerzan su percepción de su estado de inestabilidad. Su conclusión de que la actual crisis interna está debilitando a Israel aumenta su confianza en la capacidad de Hezbollah para disuadir a las FDI y enfrentarlas con éxito. Sin embargo, su interpretación no refleja necesariamente la realidad en Israel e incluso podría ser engañosa, ya que no considera el equilibrio real de fuerzas entre las FDI y Hezbollah, y la fuerza de la unidad de Israel frente a las amenazas externas a la seguridad.
Además, a pesar de las protestas en curso en Israel, la evaluación es que Hezbollah no tiene interés en un enfrentamiento militar en este momento. Además de reconocer los peligros para sí mismo y para el Líbano de un conflicto a gran escala con las FDI, la organización también está influenciada por la grave situación en el Líbano, que sufre la peor crisis económica que jamás haya conocido, así como una crisis política y problemas de gobernabilidad. Desde las últimas elecciones parlamentarias de mayo de 2022, y especialmente en los últimos meses, el estatus político de Hezbollah en el Líbano ha decaído. La organización aún puede vetar las decisiones del Gobierno, pero tiene dificultades para imponer su posición a sus rivales políticos en temas como la composición del gobierno y el nombramiento de un nuevo presidente, que se ha retrasado desde octubre de 2022. Todos los esfuerzos de Nasrallah para lograr amplio acuerdo sobre la elección del partidario prosirio de Hezbollah, Suleiman Franjieh, hasta ahora ha fracasado por completo. Nasrallah está perturbado por esto, pero sigue tratando de evitar el uso de las armas para promover su propia solución a los problemas internos del Líbano.
En esta situación, Nasrallah se aferra a la estrategia que lo ha guiado en los últimos años con respecto a Israel: establecer la “ecuación de disuasión” entre Hezbollah y las FDI. Las acciones de Hezbollah y las declaraciones de Nasrallah también tienen la intención de reforzar el estatus público de la organización como defensora del Líbano, pero ante todo para disuadir a Israel de cambiar las reglas del juego en tierra, aire y mar. Si bien Nasrallah no está interesado en esta etapa en un conflicto militar total con Israel, está ansioso por provocar a Israel a lo largo de la frontera y aparentemente con ataques terroristas dentro de Israel, tal vez con la colaboración palestina. Y esto podría conducir fricciones y una escalada militar por un error de cálculo en ambas partes.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
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