Por el exdiputado Ofer Shelah
Si esta intención se concreta, será el evento masivo organizado real más grande de no presentarse al servicio en la historia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Hasta el momento, excepto por las débiles declaraciones que condenan la negativa a servir, no hemos escuchado ninguna referencia a este desarrollo por parte del primer ministro, el ministro de Defensa o los miembros del Gabinete de Política y Seguridad.
Parece que la suposición predominante es que las cosas no irán tan lejos como para cerrar unidades y actividades e incapacitar formaciones operativas críticas.
Sin embargo, no está claro en qué se basa tal suposición.
El mensaje a quienes están a cargo debe ser alto y claro: la continua prisa por legislar sin un diálogo y la implementación de medidas adicionales incluidas en los acuerdos de coalición (por ejemplo, una Ley Básica: Estudio de la Torá), conducirán al colapso del modelo del ejército del pueblo en el servicio regular y las reservas, una partida generalizada del plantel permanente y daños a la seguridad de Israel que durarán generaciones.
La declaración del ex jefe del Servicio de Seguridad General (Shabak), Nadav Argaman, de que si se aprueba la legislación tal como está, esa agencia de inteligencia puede desintegrarse desde adentro, también es cierta para las FDI.
El jefe de Estado Mayor y los generales del Estado Mayor deben presentar el cuadro en toda su severidad al escalón político.
El primer ministro, el ministro de Defensa y los miembros del Gobierno, así como los miembros de la oposición, deben saber que lo que está en juego en el aspecto de seguridad es nada menos que la desintegración de los organismos centrales de seguridad en Israel.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
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