Oppenheim (1800-1882) es considerado el primer pintor judío en la historia del arte moderno, así como también tanto en la historia del arte judío como en el arte asquenazí. Su obra es conocida y apreciada por sus raíces culturales y religiosas, que son consonantes con el acervo hebraico de la Europa central. Lejos de aculturarse o convertirse al cristianismo, Oppenheim permaneció siempre fiel a las tradiciones y creencias de su pueblo.
Oppenheim nació en una familia de judíos ortodoxos en Hanau.
Recibió sus primeras lecciones de pintura de Conrad Westermayr, en Hanau, y entró en la Academia de Artes de Múnich a la edad de diecisiete años. Más tarde visitó París, donde Jean-Baptiste Regnault se convirtió en su maestro, y luego fue a Roma, donde estudió con Bertel Thorvaldsen, Barthold Georg Niebuhr, y Friedrich Overbeck. Allí estudió la vida del gueto judío e hizo bocetos de las distintas fases de su vida doméstica y religiosa, en la preparación de varios grandes lienzos que pintó a su regreso a Alemania. En 1825 se instaló en Frankfurt, y poco después expuso su pintura David tocando ante Saúl. Un gran número de admiradores de todas partes de Europa visitaba su estudio y adquiría sus obras. En 1832, a instancias de Goethe, Carlos Federico, el gran duque de Sajonia-Weimar-Eisenach le concedió el título honorífico de profesor.
Obra pictórica
Las obras de Oppenheim dedicadas a la vida judía representada a través de hogareñas idílicas escenas de corte costumbrista establecieron su reputación como uno de los artistas judíos más destacados y respetados del siglo XIX. Oppenheim realizó además retratos del emperador José II, Moisés Mendelssohn, Heinrich Heine y Ludwig Börne, así como también de otros tantos judíos contemporáneos notables.
Fuente: Wikipedia
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