Sor Cecylia María Roszak, la monja polaca que salvó a los judíos escondiéndolos en el convento

Maria Roszak más conocida como Sor Cecylia, la monja polaca que salvó a los judíos, nació el 25 de marzo de 1908, en Kielczewo, un pueblo ubicado al centro oeste de Polonia. Luego de graduarse en una escuela comercial a los 21 años de edad, ingresó al convento de clausura de las hermanas Dominicanas en Cracovia. El monasterio conocido como “On Gródek”.

Hacia 1938 Sor Cecylia y un grupo de hermanas buscaron fundar otro convento en Vilna (ahora Lituania) pero su plan se frustró por el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Vilna sufrió la ocupación soviética durante dos años y luego la de los nazis. En ese tiempo la hermana Cecylia y las demás religiosas de su convento arriesgaron sus vidas para esconder a 17 miembros de la resistencia judía.

En 1941 los judíos refugiados decidieron salir del convento y volver al gueto para ayudar a establecer la resistencia en ese lugar. La superiora, la hermana Anna Borkowska, les rogó que se quedaran, pero su pedido no tuvo éxito.

En septiembre de 1943 la superiora fue arrestada, el convento de Vilna fue cerrado y las religiosas se dispersaron. La hermana Cecylia Roszak volvió a Polonia.

En 1984 el museo Yad Vashen, reconoce a las religiosas que protegieron a los judíos de la resistencia en Vilna otorgándoles el premio “Justo entre las Naciones”, que reconoce a los no judíos que arriesgaron la vida o la libertad para ayudar al pueblo judío durante el Holocausto.

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María Roszak, la monja polaca que salvó a los judíos escondiéndolos en el convento

La hermana Cecylia tuvo una larga vida, a los 101 años, fue operada de la cadera y la rodilla, pero aún ahí podía participar en varias actividades del convento, incluyendo rezar por otras hermanas enfermas.

El 25 de marzo de 2018 cumplió 110 años y recibió la visita del Arzobispo de Cracovia, Mons. Marek Jedraszewski. Falleció el 16 de noviembre de 2018. Su memoria sea bendita.

Según el Yad Vashem – Centro Mundial de Conmemoración de la Shoá, los judíos que encontraron refugio en el convento eran miembros del movimiento clandestino ilegal conocido como Judío Sionista.