“Viene Pesaj para decirnos que hay algo para corregir” Yerahmiel Barylka

La llegada de Pesaj siempre nos impone de una preparación previa: la limpieza del hogar, desprendernos del jametz; la elaboración del Seder, el repaso de las leyes y costumbres que marcan la festividad.

Para ponernos en clima de Pesaj y conocer más acerca del sentido de la fiesta, dialogamos con el rabino Yerahmiel Barylka, quien desde Israel nos brindó un profundo mensaje.

El Rabino deseó tomar un tema poco visto, que es el de la discusión que tienen nuestros sabios respecto de quiénes fueron afectados por las Plagas de Egipto. Explicó que hay por lo menos tres escuelas, la primera de ellas y la más difundida, es que nosotros, los israelitas no sufrimos las plagas, las que solo fueron destinadas a los egipcios.  Pero, que, si profundizamos el estudio, nos encontraremos con dos hipótesis más; una la de Abraham Ibn Ezra, uno de los más destacados comentaristas bíblicos de la Edad Media, nacido en la Zona de Zaragoza, quien señala que los israelitas sufrieron algunas de las plagas: sangre, piojos y ranas. Y la otra, la que consideró muy interesante, que nos dice que, tanto los Israelitas como los egipcios sufrieron de todas las plagas, pero que la diferencia radicaba en que los hebreos las recibían al principio de manera suave, como una suerte de aviso de lo que iba a venir, para darles la posibilidad de protegerse, antes de que la plaga llegara con toda su fuerza.

Respecto de lo que indicaba Ibn Ezra, de que fueron algunas plagas las que afectaron al pueblo de Israel, que son las que afectan a la piel.

Señala el rabino que la pregunta que nos debemos hacer es qué hay de escondido, que obligó a D’ios  a mandar las plagas a nuestro pueblo, y que la razón más fácil de comprender es que nuestros antepasados no querían salir de Egipto, aunque fueran esclavos, porque “uno se acostumbra a la esclavitud”; que se sentían de algún cómodos allí, porque tenían la comida y el lugar para vivir más o menos garantizado. No les importaba no tener derechos, y tampoco tenían la obligación de cumplir con las leyes de la Torá. Se habían asimilado tanto a la cultura egipcia, que creían en la grandeza de los cuerpos celestes, en los planetas, en las estrellas, y que, cuando fueron redimidos, liberados, querían regresar a Egipto para algo tan absurdo comer apio, ajo o ”pescado gratis”. No entendían que esa comida implicaba al mismo tiempo, esclavitud, sometimiento. Claramente no concebían el valor de la libertad, pero tampoco querían afrontar el peligro para lograrla. 

“Entonces viene Pesaj para decirnos que hay algo para corregir”, nos instruye Barylka, para que no nos suceda lo que le pasó a nuestros antepasados que habían quedado contentos con las prácticas idólatras, algunas de las cuales las guardamos hasta el día de hoy.

Asimismo, recuerda el Rabino, que a la salida de Egipto, paradójicamente, se unieron grupos humanos, también sojuzgados, que no eran hebreos, y que de pronto, aspiraban a la libertad y al pueblo judío, porque traían la bandera de la libertad, y una lección filosófica, la de decir basta de idolatría, basta de prosternarse ante un ídolo de madera, basta de arrodillarse al faraón de turno.

Reflexiona Barylka sobre el hecho de que eso sucede también hoy, que cuando nos dicen que “debemos vernos saliendo de Mitzraim”, lo que nos están diciendo es que demos hacer el mismo ejercicio que hicieron los valientes, que como Najshón cruzó el Mar de los Juncos, jugándose la vida, y que así nos permitió cruzar hacia la libertad.

 “Si vamos a festejar Pesaj en el Seder y no sacamos el Egipto de adentro, y nos quedamos en nuestra zona de confort, estamos perdidos, no vamos a ser redimidos”, expresó.

Amplía el rabino esta idea, remarcando que hoy, de seguir este camino, estaríamos cada vez peor, con “dictadorcitos” corruptos que tratarán de manipularnos, dándonos informaciones falsas para llevarnos adonde ellos quieren, y que esa es una realidad de todos los días.

Sobre el Éxodo, sostiene Barylka que, evidentemente, ha habido un hecho histórico fundacional, a pesar de que habrá algunos interpretes postmodernos que afirmen que eso fue simplemente una fábula y que las plagas eran hechos de la naturaleza. Afirma que sí hubo un evento que no terminamos de entender o de interpretar completamente, pero que “Egipto, la esclavitud, y las plagas como símbolo, nos deben guiar para dejar de ser esclavos”.

Subraya Yerahmiel Barylka que el mensaje que nos brinda Pesaj es el de haber roto con un momento de esclavitud, y el de que un grupo humano, los hebreos, ayudados por un líder con visión, y de Alguien que estaba, arriba de ese líder, un D’ios que era muy diferente a los que los egipcios ,( y muchos de los hebreos) creían que era el verdadero patrón de la historia, pudieron lograr la libertad.

“Había alguien al que nosotros no vemos, al que no siempre oímos, excepto hagamos un esfuerzo dialogal, que conduce las cosas, que había llegado a la conclusión de que el pueblo israelita se había hundido en una corrupción tan profunda, que si no se lo hubiera sacado de allí, se hubiese muerto de asfixia espiritual por la falta de libertad”, reflexionó.

Barylka para esta hermosa festividad que se avecina invita a estar con la familia, dialogar con ella, aprender del abuelo, con la condición de que la pregunta esté en manos de los jóvenes, aceptando las cuatro categorías de las que habla la Hagadá, de manera tal que todas las partes del pueblo, tanto los sabios, los justos, los simples, así como los que niegan todo, tengan la posibilidad de expresarse, con libertad, con respeto, en un marco de diálogo, porque es a través de la palabra, la única manera de conseguir la libertad.

Nos enseña el Rabino que una de las acepciones de la palabra Pesaj, es “saltear”, pero que hay otra: Pe Saj “la boca que habla”, por lo que Pesaj, es diálogo, la oportunidad de ver la realidad  sin tener el monopolio de la verdad, explicando y aprendiendo, porque nunca lo sabemos todo.

 “Cada año nos llevaremos la sorpresa de descubrir una nueva manera de esclavitud sobre nosotros, y una nueva manera de desafiar esa esclavitud, en la búsqueda de la redención total”, concluyó.

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Redacción: Prof. Cita Litvak