No saltearse la letra chica 

Mauricio Aliskevicius

Y es el único miembro de las Naciones Unidas al que otro estado miembro de la misma declara pública y constantemente que eliminará del mapa en poco tiempo.

Israel tiene fronteras con Líbano, donde cerca de 150.000 misiles están apuntando hacia su territorio, y donde gobierna de facto Hezbollah, un ejército financiado y armado por Irán, que quiere eliminar a Israel como país y a toda su población judía.

Israel tiene fronteras con Siria, país que está en guerra declarada desde 1948, y donde además del gobernante El Assad, está también Hezbollah y en la práctica Irán constantemente introduciendo armamento y militares para desde Siria atacar a Israel y “echar a los judíos al mar”.

A lo mencionado se agrega fronteras con un futuro estado palestino, absolutamente hostil contra Israel, fronteras con Gaza, desde donde continuamente recibe ataques en forma de misiles, globos incendiarios, túneles para infiltrarse en su territorio. Las fronteras con países que firmaron la paz (Egipto y Jordania) tienen gobiernos que no son hostiles, pero población absolutamente hostil y con elementos terroristas entre ellos, incluídos Jihad Islámica, Estado Islámico y otros.

Con todo este panorama, el problema surgido dentro de fronteras por la reforma en el Poder Judicial que pretende hacer el actual gobierno, no causó una división sino un terremoto y un abismo que separa las partes.

Se aceptó una tregua, pero no es otra cosa que una tregua, no hay que engañarse. El gobierno dijo claramente que después de la tregua querrá imponer la reforma, y la oposición tiene claro que no la aceptará.

Poniéndonos en una posición optimista -no es la nuestra- podemos pensar que en el período de “calma”, el presidente Herzog logrará que las partes en litigio lleguen a un consenso.

Aquí es donde aparece la importancia de la “letra chica” mencionada en el título.

En declaraciones pública, se supo que el partido del ministro Ben Gvir aceptó la tregua con la condición de que el gobierno formará un cuerpo de policía nacional que estará bajo el mando directo del mencionado Ben Gvir.

Ahora dejamos que el lector imagine qué puede suceder en Israel con un cuerpo policial obedeciendo órdenes de Ben Gvir.

Para favorecer la imaginación, recordemos todo lo actuado por Ben Gvir a la fecha, y todo lo que dijo cada vez que pudo hablar en público o fue entrevistado.

Recordemos también que un comisario de policía que no atacó a los manifestantes con la violencia que le exigía Ben Gvir, fue destituído de inmediato por éste, aunque la destitución después fue anulada por razones legales, no por deseos de Ben Gvir.

¿El odio manifestado contra ciertas minorías, también contra los manifestantes contrarios a la reforma judicial, hasta qué límites puede llegar con un cuerpo policial armado y dirigido por este ministro? ¿Podemos pensar que Netanyahu podrá ponerle algún freno, cuando fue él quien le prometió ese cuerpo policial?

Las actuaciones -muy bien documentadas por el canal 11- de anoche por la policía a caballo y los camiones policiales lanza-agua contra los manifestantes corresponden a la policía ya existente, la que no satisfizo a Ben Gvir. Nos preguntamos: ¿Cómo procederá una policía bajo órdenes directas de este ministro?

Nuestros enemigos miran atentos cómo se destroza la unidad que nos caracterizó en los casi 75 años de existencia, como chacales a la espera de enfrentarse a su víctima cuando ésta ya está indefensa y debilitada.

Gracias señor Netanyahu, gracias señor Ben Gvir, gracias señor Smotrich, gracias por el futuro que le espera a nuestros hijos y nietos, diseñado expresamente por ustedes.                                                             

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