Dr. Natalio Daitch
Korbán o sacrificio.
Iniciarse en este extenso capítulo de la Torá (que en verdad se traduce como instrucción), demanda del interesado dedicar mucho tiempo y paciencia. Incluso, la necesidad de estudiar la exégesis que es tan amplia como el mayor de los océanos.
Por ende, muchos toman la palabra Korbán o sacrificio que se hacía en el Templo de Ierushaláim, obviamente solo de animales o de vegetales o ciertos alimentos e incienso, a los fines de poder expíar ciertos pecados, o solo como muestra de agradecimiento a D’os.
Otros pueblos.
La Torá establece una separación con los pueblos circundantes como los cananeos, fenicios, etc… Ya que estos si realizaban sacrificios humanos, ofrendados a otros Dioses como el Moloch, Baal, y Astarté.
Solo esta mención, divide las aguas en forma clara, entre las costumbres del pueblo de Israel frente a los otros pueblos, ya que el Ser Humano es la corona de la Creación, y la vida de toda persona debe ser siempre respetada.
El relato del Génesis del sacrificio de Isaac hijo del primer Patriarca Abraham, aclarando que se trataba de la última prueba de fidelidad al Todopoderoso y su ulterior permuta por la de un animal, vuelve a reafirmar/nos, que Hashem es un D’os para la vida, y que no desea ni necesita de sacrificios humanos. Ya que el verdadero y deseable sacrificio que el Creador anhela, es la vida de la persona dedicada plenamente al servicio divino, al estudio de la Torá y de las buenas acciones.
Sacrificios.
Se podría mencionar los ya conocidos sacrificios como: Olah, Hattat, Asham, Shelamim, y Minjáh. Pero todos ellos, tienen como finalidad la palabra korbán significa en hebreo acercarse. Acercarse a D’os, sea por necesidad como ya se dijo de expiar o limpiar pecados o culpas, o solamente para agradecer a ese D’os invisible por algún motivo o solo por que le nace a ciertas personas esa inclinación de reconocer todas las bondades que recibe de la divinidad al despertarse cada mañana y por todo lo que recibe, o simplemente si su felicidad radica en que recibió un alma judía, en lugar de haber recibido un alma pagana, esta última solo destinada a vagabundear en pos de conseguir solo vanidades que se le apetecen como el objetivo o la finalidad de la vida y la razón última de su existencia.
Korbán y H’akrava. El final
El korbán se entiende como acercarse y H’akrava de sacrificarse. Este parentesco revela el mensaje profundo de la cosmovisión judía. Es decir, todo intento de acercamiento solo puede darse si el judío está dispuesto al sacrificio personal que puede entenderse de diversas formas y maneras.
Sea de tiempo que dispensa a la oración y al estudio de Torá, su esmero por el cumplimiento de las mitzvot o preceptos, así como también ejecutar buenas acciones y refinar sus cualidades.
Como cualquier cosa en la vida, sea en el aspecto material como en el espiritual, todo tiene un costo, que es un esfuerzo que es necesario pagar, aún en dinero, tiempo y dedicación, e incluso con la propia vida de ser necesario, ya que, de igual forma a como existen variedades de korbanot o sacrificios, también hay diferentes grados de acercamiento y de apego a la divinidad, en las diferentes clases de judíos que intentan ingresar a su servicio.
Para finalizar, demás esta decir que, este sacrificio personal adquiere mayor altura y estatura cuando se hace con alegría. Como lo vemos en el Salmo 100-versículo 2: “Sirvan al Señor con alegría, vengan ante su presencia con regocijo”.
La Torá no debe ser percibida como una carga, sino, como una bendición. La Torá nunca es o será el problema, la Torá siempre será la solución y la salvación extendida por la mano divina a modo de faro, brújula o GPS a los fines de poder atravesar las tormentosas aguas de la existencia terrenal.
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